La cima de las montañas de la Cordillera de los Andes posee un aura única para quienes se atreven a descubrir la nieve que aún cubre sus picos. Allí habitan los nevados, ecosistemas singulares que no solo embellecen el paisaje andino, sino que también albergan una de las mayores riquezas en biodiversidad del país.
Durante mucho tiempo estos territorios fueron emblemas turísticos, especialmente para quienes ansiaban contemplar a lo lejos el imponente Nevado del Ruiz. Hoy, sin embargo, han cobrado un valor aún más profundo, son espacios esenciales para la conservación ambiental y la investigación científica. Han cautivado tanto a viajeros como a comunidades indígenas que, con una presencia ancestral en la región, han sabido habitar y proteger estos ecosistemas en equilibrio con la naturaleza.
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Para los colombianos, que crecimos con la imagen de la nieve en lo alto de nuestras montañas, estos paisajes forman parte de nuestra identidad. Aunque muchos nevados enfrentan un acelerado proceso de deshielo debido al cambio climático y a la actividad volcánica, siguen siendo destinos imprescindibles para quienes desean atesorar la memoria viva de este fenómeno natural.
Más allá de su belleza, los nevados cumplen una función vital. Son fuentes de agua que alimentan ríos, lagunas y acuíferos en las zonas bajas. Por esta razón, las comunidades ancestrales los consideraban territorios sagrados, pues de ellos dependía y aún depende la vida en las tierras que se extienden a sus pies.
El Nevado de Santa Isabel
Entre los nevados que vale la pena conocer pronto se encuentra el Nevado de Santa Isabel. Este ecosistema está a punto de experimentar un cambio trascendental: la nieve se está acabando. Lo que a principios del siglo XIX era una extensión de 27,8 km² de superficie helada, en 2023 se redujo a apenas 0,29 km², según datos del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales. Este cambio se debe al calentamiento global y a la actividad volcánica del Nevado del Ruiz, cuya emisión de ceniza acelera el derretimiento.
Hoy es la oportunidad perfecta para ser uno de los últimos testigos de esa cristalización del aire que aún cubre una pequeña parte de la montaña. Si el derretimiento continúa y el nevado desaparece, la montaña se transformará en un superpáramo, un escenario ideal para observar la mutación de ecosistemas y sus implicaciones.

El Nevado del Ruiz
Otra víctima del calentamiento global es el célebre Nevado del Ruiz, ubicado cerca de la capital del departamento de Caldas, la ciudad de Manizales. Este nevado, que además es un volcán activo, forma parte del Parque Nacional Natural Los Nevados, una iniciativa dedicada a su conservación, mantenimiento y recuperación. Es un lugar ideal para practicar turismo ecológico, siempre en compañía de guías autorizados y comprometidos con el cuidado del entorno.
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Este nevado también es una importante fuente de agua para diversas cuencas hidrográficas, ríos y lagunas, entre ellos los ríos Magdalena y Cauca. Estos cuerpos de agua son fundamentales para el desarrollo económico y la manutención de la población en los departamentos que atraviesan.
El Nevado del Cocuy
Ubicado entre los departamentos de Arauca, Boyacá y Casanare se encuentra el Nevado del Cocuy. Este territorio sagrado para los indígenas de la comunidad U’wa abre un espacio ideal para quienes busquen un espacio lleno de vitalidad y naturaleza.
Entre los ecosistemas que se pueden encontrar dentro del parque en el que se ubica se encuentra el bosque húmedo tropical, el bosque andino, páramo y el glaciar. También cuenta con presencia de fauna silvestre como el oso andino, el puma, el venado cola blanca y el coatí de cola anillada.
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