Antioquia, un vasto territorio donde la magia parece tomarse las calles de los diferentes municipios que lo componen. Quien ha tenido la fortuna de visitar algunos de sus destinos podrá comprobarlo; sin embargo, son tantos los puntos por explorar que parece difícil conocerlos todos. Aun así, hay lugares que merecen ser descubiertos, y este es el caso de Santo Domingo, un pueblito de Antioquia que no suele figurar en las listas de destinos turísticos, pero que debería estar allí. Aquí le contamos por qué y qué lo hace tan especial.
Así puede llegar a Santo Domingo, el colorido pueblito de Antioquia
Este es un municipio relativamente cercano a Medellín, ubicado a solo 69,3 kilómetros de la capital antioqueña. El trayecto dura poco menos de dos horas y exige tomar la vía por Bello, continuar hacia Copacabana y seguir la ruta hasta, después de algunos kilómetros, llegar finalmente a Santo Domingo.
Si el viaje parte desde Bogotá, el recorrido es mucho más extenso: son 452 kilómetros, es decir, más de 9 horas en carretera. La ruta atraviesa Villeta y Guaduas y, en lugar de dirigirse hacia Doradal, debe tomar rumbo a Puerto Boyacá. Luego, bordeando el río Magdalena, se conecta con la variante de Puerto Berrío, una vía curveada que lleva directo a este encantador destino.
Un camino largo, sí, pero que conduce al tan anhelado y colorido pueblito de Antioquia que enamora por su ambiente.
La magia que cautiva a los visitantes de este municipio
Muchos saben que Santo Domingo es cuna de personajes relevantes como el escritor Tomás Carrasquilla. Pero más allá de su legado, el municipio tiene un encanto propio que lo asemeja a destinos como Jardín, gracias a sus balcones de colores que llenan de vida cada calle y lo convierten en un lugar digno de recorrer.

Es acogedor y no demasiado grande; en un solo día se puede recorrer gran parte de sus atractivos. Entre ellos destacan el Museo de Arte Sacro, ubicado en la iglesia del pueblo; la Casa Museo Tomás Carrasquilla; y la Casa Museo de la Música, que guarda la tradición cultural de la región.
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Los atractivos naturales también forman parte de la experiencia. La vereda La Chorrera alberga hermosas cascadas, mientras que en la vereda Los Naranjos se encuentran termales ideales para descansar y relajarse.
El plan en Santo Domingo es sencillo pero inolvidable: caminar por sus calles coloridas, conocer su historia, dejarse llevar por su tranquilidad y disfrutar de la hospitalidad de un municipio que, aunque pequeño y con pocas opciones de hospedaje, ofrece un rincón auténtico de la Antioquia más encantadora.
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