Las Fuerzas Antisistémicas...
Opinión

Las Fuerzas Antisistémicas...

Alentadas por intereses criminales en territorios disputados por las economías ilegales, más disidencias guerrilleras, narcotráfico, y corrupción, crean la tormenta perfecta a los movimientos populares para convertirse en “movimientos antisistémicos”

Por:
octubre 19, 2017
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.

Contrario a la lógica de sincerarse con las comunidades y con el país, nuestro gobierno ha permitido que sus programas arranquen como jinete desbocado a cumplir metas para mostrar resultados, pero sin capacidad de respuestas integrales, desnudando flaqueza estratégica, contradicciones, que profundizan la desconfianza que se trasforma en frustración.

 

 

¿Qué pasa entonces? Se está formando la tormenta perfecta. Mientras el gobierno envía señales de incoherencia, las organizaciones sociales bien aplicadas comenzaron el tiempo electoral con movilizaciones en campos y ciudades, portando sus banderas de reivindicación de derechos. La protesta paralizará calles y caminos, inundará la plaza pública de las ciudades capitales con el objetivo de llamar la atención a los centros de poder, para mostrarle al país que el gobierno es incapaz de responder a sus demandas históricas.

¿Quiénes se frotan las manos ante tal incapacidad?

Las fuerzas antisistémicas que ante el desorden alimentan sus intenciones por socavar la legitimidad institucional y cambiar radicalmente el orden político.

Hechos: Colombia se ha trenzado en largas cadenas de luchas, motines y rebeliones populares de la sociedad, que desde gestos individuales de inconformismo e insubordinación, hasta formas colectivas y masivas de la protesta social..., reclaman sus derechos. Estas formas de expresión, son las que pueden terminar convertidas en nuevas fuerzas antisistémicas, con capacidad de arrinconar al Estado cuando acusa anemia estratégica al interior de sus instituciones.

Las organizaciones sociales en Colombia son legítimas y propenden por la defensa de los derechos de amplios conglomerados sociales, ante el histórico abandono del Estado, por las precarias condiciones de vida y bienestar de las poblaciones con menor oportunidad de acceso a los servicios públicos, por causa de las actuaciones disfuncionales de los gobiernos.

El movimiento social, popular, campesino, estudiantil, obrero, indígena, étnico, de mujeres y de víctimas, se agrupa en cientos de organizaciones sociales de diverso tipo; congrega movimientos en muchos sentidos hasta rivales por las dinámicas territoriales, que se ubican bajo el nombre de “sociales” o que se autocalifican de “nacionales o regionales”, bajo expresiones individuales o grupales de disidencia o de resistencia informal en contra del sistema vigente, exigiendo justamente mayor “claridad”, "velocidad" “integralidad” y "profundidad" en las políticas públicas.

Por falta de coherencia institucional, el gobierno sufre asfixia en los territorios donde persisten actores armados y donde los alcaldes carecen de respuestas estratégicas. Allí, las fuerzas antisistémicas, al ser alentadas por intereses criminales que merodean los territorios en disputa por las economías ilegales, afilan sus uñas; esta realidad sumada a disidencias de las guerrillas, a  redes activas del narcotráfico y al óxido de la corrupción, sumergen en la tormenta perfecta a los movimientos populares o sociales, con el riesgo de transformarse en movimientos antisistémicos, capaces de intimidar, de manipular, bajo la sombra de postulados ideológicos que promueven la lucha de clases, desde un abanico político populista, hasta diversas formas de rebelión.

La actual coyuntura nos está señalando que la legítima protesta social presente en la historia nacional, seguirá expresándose a través de fuertes reclamos y denuncias en contra de la injusticia, la opresión, la humillación y la explotación, pero que al experimentar la metamorfosis que las convierte en fuerzas antisistémicas ideologizadas, usarían conscientemente el odio y la apostasía, para emprender un estilo particular de lucha.

La persistencia de las contradicciones irresueltas en el campo colombiano, animan las crisis recurrentes, y se sucedan los movimientos de resistencia y las luchas por transformar el sistema democrático, o, socavar la legitimidad institucional.

Las Farc, han dejado escritas sus conferencias guerrilleras, sus plenos, sus memorias, su doctrina; seguirá siendo caso de estudio sus intentos de mantener la guerra de interconexión, que cinceló su pensamiento y actuar estratégico, bajo los postulados de la “guerra popular prolongada”.

Al transformarse las Farc en movimiento político, sus simpatizantes las verán como el referente que puede resolver el sin fin de problemas que nadie ha resuelto y eso es legítimo; seguramente esperan que su electorado trascienda sus bases sociales dispuestas desde la guerra revolucionaria, hasta lograr transformaciones en el orden social existente.

Los pronunciamientos públicos de algunos dirigentes de las Farc, permiten apreciar que su nuevo partido político no se desmarcará de su naturaleza doctrinal, por ser su mayor capital estratégico, que iluminó sus distintas formas de lucha. Como lección dada por las Farc, el Estado colombiano debería aprender de ellas, que siempre practicaron un pensamiento estratégico de largo plazo, mientras el Estado mantuvo una corta visión táctica en los territorios rurales donde las Farc abonaron un buen terreno.

No podemos equivocarnos en la construcción de la aplazada reforma rural de los campos colombianos que exigen millones de campesinos. Si en La Habana se hizo un complejo acuerdo con las Farc, en la ruralidad nacional hay que concertar cientos de acuerdos; esa parece la lógica que se percibe, porque falta cálculo estratégico, mayor visión territorial-antropológica, se aprecia delgada integralidad e ilusoria sostenibilidad en los programas territoriales.

Tamaño desafío obliga al Estado y al próximo gobierno a ser más eficiente en sus compromisos y en el desarrollo de las políticas públicas, especialmente en su planificación, comprensión territorial y en su capacidad institucional para implementarlas.

https://twitter.com/rafacolontorres

Sigue a Las2orillas.co en Google News
-.
0
¡Señor presidente: desactive la bomba de tiempo...!

¡Señor presidente: desactive la bomba de tiempo...!

¡Ni uribistas, ni petristas!

¡Ni uribistas, ni petristas!

Los comentarios son realizados por los usuarios del portal y no representan la opinión ni el pensamiento de Las2Orillas.CO
Lo invitamos a leer y a debatir de forma respetuosa.
-
comments powered by Disqus
--Publicidad--