En Colombia, donde los siniestros viales se cuentan por miles, la figura del perito de accidentes de tránsito cobra un papel decisivo para determinar responsabilidades y evitar la impunidad. Según la Agencia Nacional de Seguridad Vial, en 2024 se registraron más de 4.551 muertes en las carreteras del país.
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La empresa especializada en investigación judicial y prevención de fraudes en seguros, NBI insiste en que, detrás de cada choque o atropello, hay evidencia científica que permite saber realmente qué ocurrió, más allá del parte de tránsito. Se analizan trayectorias, velocidades y pruebas físicas que pueden reconstruir los hechos; pues un perito no emite opiniones, sino dictámenes sustentados en evidencia técnica.
La labor de expertos de la Oficina Nacional de Investigaciones incluye examinar el lugar del siniestro, analizar huellas, medir distancias y usar software de reconstrucción 3D como RACCT o Trimble Forensics Reveal. Con estos datos, se puede determinar cómo, cuándo y por qué ocurrió un accidente.

Durante el análisis, los peritos consideran variables como las trayectorias de los vehículos, los puntos de impacto, la velocidad, los tiempos de reacción, las condiciones de la vía y la visibilidad al momento del siniestro. Estos factores permiten reconstruir con rigor científico la dinámica del accidente y establecer si hubo imprudencia, falla mecánica o negligencia.
Estos informes son usados por jueces, fiscales y aseguradoras, y pueden definir si hubo imprudencia, falla mecánica o negligencia.
¿Por qué puede cambiar el curso de un proceso?
Un dictamen pericial riguroso puede ser la diferencia entre recibir una reparación justa o quedarse en el olvido judicial. De acuerdo con expertos, sin esta prueba técnica, muchos casos terminan dependiendo de versiones contradictorias o informes incompletos de tránsito.
Además, un perito calificado da respaldo frente a aseguradoras, que suelen negar reclamaciones por falta de soporte técnico. “Sin una reconstrucción sólida, las víctimas quedan en desventaja frente al Estado o las empresas”, explican desde NBI, compañía que ha respaldado múltiples casos con dictámenes periciales contundentes.
Contar con un perito de accidentes de tránsito profesional ofrece ventajas claras: brinda un dictamen imparcial y creíble, refuerza reclamaciones ante aseguradoras, otorga transparencia frente a informes oficiales y aporta una base técnica sólida en procesos judiciales. La experiencia y metodología de la Oficina Nacional de Investigaciones, combina levantamientos topográficos de alta precisión y reconstrucciones digitales en 3D, que ha permitido respaldar casos complejos con pruebas irrefutables.
En contraste, la ausencia de un peritaje técnico puede dejar a las víctimas en desventaja. Sin evidencia científica, las reclamaciones suelen ser rechazadas y los jueces pueden descartar los argumentos por falta de sustento. Esto puede derivar en pérdidas económicas, reparación insuficiente y falta de justicia.
Hoy, la reconstrucción de accidentes combina levantamientos con drones, lectura del módulo ACM de los vehículos y simulaciones digitales de impacto. Son herramientas que permiten visualizar con precisión lo que ocurrió segundos antes y después del choque.
Mientras la siniestralidad aumenta y las carreteras siguen cobrando vidas, la figura del perito de accidentes de tránsito emerge como un aliado de la justicia. En un país donde los accidentes parecen rutina, reconstruir los hechos con ciencia es el primer paso para no normalizar la tragedia.
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