La llegada del Vive Claro trajo consigo noches de estruendo, problemas de tráfico y una ruptura en la armoniosa convivencia que tenían los habitantes del barrio Salitre El Greco. El escenario para eventos fue financiado por la gigante de telecomunicaciones Claro y la promotora de conciertos Ocesa. El terreno donde fue construido el Vive Claro pertenece a la Beneficiencia de Cundinamarca, una entidad pública que se encarga de asistir a poblaciones vulnerables.
El terreno le fue arrendado a Ocesa en el año 2023 por un periodo de cinco años con permiso para realizar eventos masivos. La inauguración del Vive Claro se dio con el concierto de Jessi Uribe y Paola Jara, el pasado 27 de julio de 2025. Ese día los vecinos del gigante escenario vieron cómo cientos de personas orinaron en sus jardines, parquearon frente a sus edificios, dejaron botellas de licor en los parques, y empezaron a interrumpir la tranquilidad que siempre había caracterizado esta zona de la ciudad.
Tal como reveló el portal Casa Macondo, el presidente de la junta del barrio Salitre El Greco, José Humberto Vargas, ha respaldado todas las decisiones operativas del Vive Claro y ha intentado apaciguar el descontento de los residentes regalándoles boletas para los conciertos, lo cual lejos de solucionar el inconveniente lo ha empeorado, pues los vecinos han sentido que se les intenta sobornar su disgusto. Por lo cual, se han reunido para intentar sacar a Vargas de su cargo.
Según verificó Casa Macondo, los decibeles en el concierto de Linkin Park alcanzaban a ser de 78, mientras que lo máximo permitido para zonas residenciales es de 45. Ante esta problemática, el Hospital Universitario de Colombia también ha visto afectada la atención y recuperación de sus pacientes. Entonces, decidieron hacer una medición propia con el fin de visibilizar los niveles de ruido, pues se dieron cuenta de que las mediciones que estaba realizando Ocesa estaban hechas a conveniencia en tanto que desconocían la reglamentación nacional.
En las mediciones hechas por el Hospital Universitario de Colombia, evidenciaron que en algunos puntos el sonómetro alcanzaba a marcar picos de 82 decibeles, lo cual ha perturbado por completo los tratamientos de los pacientes que no consiguen dormir por el ruido y las vibraciones que producen los conciertos.
Según la OMS, la exposición constante a este nivel de decibeles puede generar daños auditivos. Mientras tanto, Ocesa se defiende y asegura que el sonido de sus eventos se ha mantenido dentro de los estándares decretados por la OMS. A pesar de que las verificaciones hechas por agentes externos a la promotora de eventos demuestran lo contrario.
Por otro lado, Ocesa ha propuesto ponerle ventanas acústicas al Hospital para mitigar el ruido de los eventos. Sin embargo, esta sería una solución a medias, en tanto que el Hospital también se ha visto afectado por las luces de los reflectores que golpean en las habitaciones de los pacientes, y por los problemas de tráfico que han entorpecido la correcta movilización de las ambulancias que necesitan ingresar con urgencia al Hospital Universitario.
En una entrevista que la CEO de Ocesa, Luz Ángela Castro, dio para el diario El País de España, dijo que "Con el riesgo de parecer exagerada, somos la industria que más felicidad le lleva a la gente". Afirmación que queda en entredicho, en tanto que se ha visto que la felicidad de los 44 mil asistentes que le caben al Vive Claro, se asienta sobre la infelicidad que viven los residentes del barrio Salitre El Greco y los pacientes del Hospital Universitario Nacional de Colombia.
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