¿QUÉ PRESIDENTE NECESITA EL PAÍS?
En una columna anterior, formulé varias preguntas, entre ellas, cómo es posible que los Gobiernos colombianos -presente y anteriores-, indistintamente si militan en la izquierda o la derecha, teniendo el mapa de las hectáreas sembradas de coca en Colombia que son por lo menos 262 mil (según fuentes oficiales de Presidencia de la República), produciendo 8.5 toneladas/hectárea al año, lo que son 2 millones 227 mil toneladas anuales a 28 millones de dólares cada una, solo logran incautar entre 700 y 850 toneladas anualmente. Son un poco más de tres centésimas del 1% del total producido. Y tampoco han resultado capaces de controlar las rutas del narcotráfico que deja 62.3 billones de dólares al año, lo que supera el PIB de Colombia y se queda en su mayoría en paraísos fiscales; la menor parte de ese dinero ingresa a través del contrabando para poder lavarse y de lo que ingresa y alcanza a mover la aguja de la tasa de cambio, nada invierten en vías o en el campo, porque les conviene mantener al campesinado pobre para que sigan prestando seguridad al negocio como guerrilleros y paramilitares; o sigan trabajando llenando las canecas azules de hojas de coca como raspachines.
IMPACTO ELECTORAL
Creo que el único candidato a las presidenciales que no está alineado con los intereses de grupos armados o guerrilleros y paramilitares (izquierda y derecha) narcoproductores es el doctor Sergio Fajardo. Duque, cuestionado por el financiamiento a su campaña del Ñeñe Hernández, Uribe señalado por vínculos con el Cartel de Medellín y los Cifuentes Villa, bombardeaban a las FARC (nunca a los paras); y Petro a las Autodefensas, ahora desde que está en la Lista OFAC o Clinton también lo hace contra ELN y las FARC, pero defiende a Nicolás Maduro y le ha ofrecido asilo en Colombia en caso de que lo saquen de Venezuela, tal como se lo dio a Martinelli condenado por corrupción en el caso “New Business” de Panamá. Creo que a Miguel Uribe -aunque nunca he sido áulico suyo- lo mataron precisamente porque les acabó el negocio en el Bronx a esas mafias; y a su padre lo echaron porque tampoco iba a cooperar con defender el negocio que cobró la vida de su hijo.
Fajardo además de estar limpio, es también es el que obtuvo los mejores resultados de gestión y de reducción de las violencias en sus administraciones como alcalde de Medellín y como gobernador de Antioquia.
Si Colombia no ve la oportunidad de tener un tipo decente, con defectos como todos, pero moralmente mejor que los demás en el solio de Bolívar, es porque somos un Narcoestado fanático e imbécil.
LAS DECLARACIONES DE LEHDER QUE MANCHAN A NORIEGA, SANDINO Y LOS CASTRO
Rafael Poveda en su Podcast “Más allá del Silencio”, presenta las declaraciones de Carlos Lehder en su libro “Vida y Muerte del Cartel de Medellín”, donde el excapo cuenta cómo se creó este cartel y el emporio que construyó desde Las Bahamas para poner más de 100 toneladas de cocaína en Estados Unidos; y la vinculación de las Fuerzas Sandinistas con su Revolución Nicaragüense en 1979 para derrocar a la dinastía Somoza, con el narcotráfico; al igual que lo hicieron el general Noriega en Panamá y Raúl Castro en Cuba. Merece la pena verlo para entender qué pasa en Colombia con paramilitares y guerrilleros, y qué hay detrás de sus candidatos a la presidencia de la República:
Parte 1
Parte 2
https://youtu.be/4dLc3Aep32c?si=UH06Y1up5zDb0_-p
TRUMP Y VENEZUELA
Es lógico que el grifo está abierto y hay que cerrarlo. Según datos de la UNODC, la cocaína se sitúa por debajo de otras drogas en preferencias de consumo: Encabezan la lista los opioides, naturales y sintéticos (como el fentanilo), con 60 millones de consumidores mundiales; seguido por las anfetaminas (que incluyen el Crystal meth), con la mitad del anterior: 30 millones de personas; luego la cocaína en tercer lugar, con 23 millones de consumidores; y el éxtasis (MDMA), que lo sigue muy de cerca, con 20 millones (el Tusi contiene MDMA). Para hacer “América Great Again” deben dejar de gastar dinero en cocaína. Hay una tendencia también de cambio de personalidad reflejada en las preferencias de consumo: los consumidores están pasando de la cocaína a los opioides. Con la cocaína querían producir más (ver “El Lobo de Wallstreet”); con el fentanilo quieren evadir la realidad y no les importa hacerse improductivos y una carga social. La primera los hace más violentos; la segunda los sume en la total pasividad. Para competir en un mercado global no solo deben cerrar el grifo, sino que también necesitan del coltán y otros metales raros para producir chips al igual que transformar el petróleo que ya escasea en EE.UU.
La dictadura venezolana ya tiene según organizaciones de derechos humanos, 10.085 víctimas fatales. Sacar a Noriega de Panamá dejó por los gringos solo 300. La Potencia Mundial de la Vida se contradice al defender a Maduro.
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