Petro lo dijo antes de ser presidente: “La relación con Estados Unidos será de tú a tú.” Y así lo ha cumplido. Petro no se arrodilla ante el reyezuelo del norte, quien creía que iba a imponer su voluntad en Colombia, y que Petro le iba a pedir perdón por lo dicho. Que ni lo sueñe, porque Petro no se va a retractar, aun si le quitan la visa, lo incluyen en la Lista Clinton o le imponen la doctrina Trump. Petro asumió los insultos de Trump como una incapacidad de darle trámite a las diferencias por la vía diplomática, pues Petro goza de gran respaldo a nivel mundial.
Recordemos el liderazgo que asumió Petro en el rechazo a los ataques de Netanyahu en el genocidio del pueblo palestino, uno de los actos que se le convirtió en la piedra en el zapato para Trump. Lo dijo Petro en las calles de Nueva York, en una manifestación cuando invita a los soldados estadounidenses a desobedecer a Trump cuando sean obligados a atacar a la humanidad. Eso le valió que lo incluyeran en la lista de la OFAC, como si Petro fuera narcotraficante.
Pero a Trump le salió el tiro por la culata, porque la popularidad de Petro creció en Colombia y creció en el mundo. El respaldo del mandatario colombiano es mucho mayor; las encuestas realizadas dicen que Petro está en el 44% de popularidad, con crecimiento permanente (según Cifras y Conceptos).
En Colombia, hablar mal de Petro es el peor negocio. Si no, pregúntenle a la señora Vicky Dávila, quien está fuera de escena en su afán por ser candidata presidencial, y a cuántos no hablan mal de Petro, como el mismo “emperador gringo”, que perdió popularidad; tanto así que en Nueva York eligieron a un alcalde demócrata y socialista (opositor de Trump), a pesar de que el “reyezuelo” introdujo fuertes sumas de dinero para impedir que Zohran Mamdani quede como alcalde de la capital del mundo financiero.
¿Qué otra cosa le molesta al “emperador”? Pues que a Trump le dolió mucho que Petro firmara la Nueva Ruta de la Seda con China; que se opusiera a instalar tropas en Colombia para invadir Venezuela; que moviera al mundo en torno a la solidaridad con Palestina y el repudio al genocida Benjamín Netanyahu. Eso le duele al “emperador” y está muy escaldado.
¿Pero cuál es la verdad de este actuar de Trump? Lo que busca es la instalación de un gobierno servil en Colombia, un gobierno que se le arrodille, como lo hacía Duque. Por lo tanto, el interés del “emperadorcillo” es romper la continuidad del Gobierno de izquierda en Colombia. Pero surge un efecto búmeran: entre más ataquen a Petro, más lo defiende la gente.
Y, como lo hemos visto, Petro no se fatiga ni se inmuta con las acusaciones del mandatario estadounidense; así lo muestren con uniforme de preso, como lo hizo el senador republicano colombo-americano Berni Moreno. Petro ha superado muchas pruebas de fuego y superará otras, si es que todavía tienen más guardadas. Lo cierto es que Petro es como un rey Midas: todo ataque lo capitaliza a su favor.
Petro pide dignidad para el pueblo colombiano, como cuando devolvió un avión militar americano que traía compatriotas encadenados. Colombia no acepta deportados como bestias. Posteriormente mandó un avión de la FAC por los colombianos deportados para que retornen de manera digna.
El efecto Petro es un gesto de dignidad para su pueblo: que los colombianos seamos tratados como seres humanos y no como bestias. Trump es un desenfrenado que se ensaña con estrategias absurdas. Hasta el jefe de operaciones militares de EE. UU. del Comando Sur (que supuestamente iba a invadir Venezuela), Alvin Holsey, deja el cargo a menos de un año de posesionado.
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