El Acuarium, uno de los hoteles más emblemáticos de la isla de San Andrés que durante más de dos décadas ha recibido turistas nacionales y extranjeros y operado casi desde sus inicios (1995) por la cadena Decameron, que le pertenece a la poderosa familia Santo Domingo y cuyo presidente actual es Fabio Villegas, cierra sus puertas.
La noticia no solo sorprendió a los turistas que tuvieron que ser cambiados de hotel sino en el mundo del turismo, porque este el Acuarium no es un jugador menor en la isla. Y además es uno de los activos más importantes de la cadena fundada en 1987 por el argentino Lucio García, fallecido en 2015 en Nueva York.
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Desde 1998, este hotel está en manos de la cadena hotelera de los Santo Domingo que, junto a On Vacation, son líderes de los planes todo incluido. Cadenas rivales que lograron convertir a San Andrés en un imán de visitantes que buscaban comer, beber y dormir sin pensar en la cuenta final. Decameron, la empresa 532 entre las que más venden en el país, con ingresos que se acercan a los 520 mil millones por mes, había hecho del Acuarium uno de sus bastiones en el Caribe colombiano.
El cierre, sin embargo, no se dio por falta de clientes ni por la crisis que aún golpea al turismo en medio de las dificultades de la isla, que ha dejado de ser uno de los mayores destinos turísticos de los colombianos desde que las aerolíneas de bajo costo como Ultra y Viva Air, salieron de negocio por crisis.
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El motivo del cierre fue más técnico: un estudio de ingeniería advirtió problemas estructurales en el inmueble, hallazgos que podrían comprometer su estabilidad física. Por prevención, y sobre todo para garantizar la seguridad de los huéspedes, El presidente de Decameron, como empresa arrendataria del Inmueble, toma la decisión de dar un paso al costado, reubicar a sus huéspedes en otros hoteles y entregar las llaves hasta que haya una respuesta por parte de Fontur, gerenciada actualmente por Félix Ojeda, la empresa del estado que administra el hotel.
Los precios de las habitaciones, que oscilaban entre $600 mil y $800 mil por noche en plan todo incluido, reflejaban el lugar que ocupaba el Acuarium en el mercado: no era el más barato, pero tampoco el más costoso. Era, más bien, un hotel de gama media-alta que ofrecía cercanía al mar y el sello Decameron, una marca que en San Andrés se convirtió en sinónimo de turismo organizado.
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