Boyacá nunca dejará de sorprender a sus visitantes y, cómo no, si lo que tiene son destinos mágicos y variados para todos los gustos. Pero más allá de Villa de Leyva o de los clásicos lugares que suelen visitarse, es posible encontrarse con el que ha sido catalogado como el municipio más lindo del departamento. Su nombre no es muy común o, por lo menos, no aparece de forma habitual en las listas de imperdibles cuando se recorre esta zona del país. Se trata de Jenesano, un pueblo de Boyacá lleno de encantos, de vistas impresionantes y de una calma que enamora. Aquí le contamos cómo llegar y qué podrá descubrir al conocerlo.
La ruta que lo llevará a Jenesano, un viaje de menos de 3 horas
Jenesano está a unos 136 kilómetros de Bogotá, quizás un poco más dependiendo de la zona de la ciudad desde la cual salgamos. Esa distancia se traduce en unas dos horas y media de viaje, tiempo que puede variar según la hora en la que decidamos ir. Entre más temprano, mejor, para evitar los habituales trancones de la autopista Norte.
La ruta es la tradicional para llegar a Boyacá: se toma el norte de la ciudad y luego la vía hacia Tunja, aunque no será necesario llegar hasta la capital del departamento. En el camino encontraremos un desvío por Tierra Negra y, unos kilómetros más adelante, aparecerá finalmente nuestro destino: Jenesano, un encantador y acogedor pueblo de Boyacá.
Todo lo que ofrece este acogedor pueblo de Boyacá
Piranguatá fue el primer nombre de este municipio, hasta que el sacerdote Andrés Mario Gallo decidió cambiarlo por Jenesano en 1830. Lo hizo por el parecido que encontró entre estas tierras y la localidad italiana de Genazzano. Su importancia para Boyacá es tal que en 1999 la Corporación de Turismo del departamento lo declaró como el “pueblo más lindo de Boyacá”.
Una de las razones de este reconocimiento, que aún se mantiene, es el clima privilegiado de este bello municipio; también su gente, tan cálida y especial, y los impresionantes paisajes que lo rodean. Además, la arquitectura de Jenesano sigue siendo uno de sus mayores atractivos, pues conserva varias estructuras coloniales que son una verdadera joya. Su plaza central y su iglesia son paradas obligatorias para quienes quieren conocer su esencia. Los alrededores están adornados por los páramos de Vijagual y El Rabanal, que completan un paisaje único.
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Pero la naturaleza no solo se hace presente en los alrededores. También hay otros espacios donde ella es la protagonista, como la cascada Baganeque o el río Teatinos con sus caídas de agua. Y para quienes disfrutan de experiencias locales, vale la pena visitar la finca Tierra Grata, un lugar donde se produce el famoso vino de feijoa, una de las joyas gastronómicas de Jenesano y orgullo del municipio.

Por esto y más, este hermoso pueblo de Boyacá debería ser una parada obligatoria para quienes desean conocer a fondo la riqueza natural, cultural y humana del departamento. Un destino sereno, auténtico y lleno de historias que lo convierten en uno de esos lugares que vale la pena descubrir sin afanes.
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