Todo indicaba que el paisa Carlos Bravo iba a lograr su realización personal en la medicina, la carrera a la que se le entregó con pasión. Pero fue precisamente su pasión por el vino lo que le cambió la ruta de su vida y mucho más, Viña Sicilia.
Con el cartón de médico obtenido en la Universidad del Quindío decidió buscar completar sus estudios fuera del Eje cafetero y tomó República Checa donde completó un doctorado en normal y patológica. Estudiaba al tiempo en que practicaba la medicina en el Hospital de Šumperk (República Checa) y del Departamento de Cirugía Plástica de la Free University de Bruselas, en Bélgica.

Su estancia en Europa lo acercó a aquello que se convertiría en su pasión: el vino. Probó, aprendió a diferenciar y empezó a visitar distintas bodegas. Su experiencia médica también lo llevó al Institut de la Main, en París, Francia, y al Instituto de Cirugía Reconstructiva de Jalisco, en Guadalajara, México, antes de finalizar la década de los 90, consolidando una hoja de vida envidiable dentro del campo de la cirugía plástica.
Su regreso a Colombia y el nacimiento de su popular viñedo, Viña Sicilia en Antioquia
Tras tantos años en Europa, el paisa regresó a Colombia, donde el trabajo no le faltó. Fue cirujano plástico en el Hospital San Juan de Dios y también estuvo vinculado a la Universidad Nacional entre 1997 y 1998. Formó parte del equipo de cirujanos de Comfenalco Quindío y, mientras tanto, empezaba a tomar forma la idea de materializar su gran sueño: crear un viñedo en tierras antioqueñas.
Carlos investigó y recorrió diversas regiones del país para conocer en qué zonas se habían sembrado uvas de origen europeo. Gracias al conocimiento y a la preparación adquirida durante años en el exterior, detectó varios errores en los procesos que se estaban implementando. En medio de esa búsqueda, llegó a Olaya, y tras dialogar con expertos, le aseguraron que esa zona contaba con las condiciones climáticas y geográficas ideales para cultivar uvas destinadas a la producción de vino de alta calidad.
Entonces, el 13 de mayo de 2007 nació Viña Sicilia, ubicada en el cañón del río Cauca. Las primeras uvas plantadas fueron de origen siciliano, razón por la cual el proyecto tomó ese nombre. Además, sus primeras técnicas de siembra estuvieron inspiradas en métodos tradicionales de Sicilia. Con el paso del tiempo, este viñedo ha logrado contar con 30 variedades de uvas, traídas desde Italia tras una cuidadosa selección, acompañadas de la asesoría de enólogos y agricultores italianos.
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Gracias a este trabajo exhaustivo, Viña Sicilia de Carlos Bravo ha conseguido ofrecer vinos blancos, rosé, tintos e incluso vinos de cosecha tardía. Sin embargo, el camino no ha sido sencillo y también ha estado lleno de obstáculos, muchos de ellos relacionados con el desconocimiento institucional y la falta de apoyo al sector vitivinícola en Colombia.
Los grandes retos que tuvo que enfrentar Carlos Bravo con su negocio
El proyecto de Carlos Bravo atravesó múltiples dificultades. Durante años tuvo que enfrentarse al desconocimiento de algunas entidades del Estado, especialmente del Invima. Se dice que libró una batalla de casi 10 años por el reconocimiento adecuado de su proceso productivo. Con el tiempo, y tras la llegada de personas más idóneas a los cargos responsables, la situación empezó a cambiar y su proyecto finalmente tomó el rumbo que merecía.

Pero la pasión por el vino no fue suficiente. El cirujano tuvo que dejar a un lado los bisturíes y los quirófanos por largas temporadas para estudiar más a fondo la viticultura y la enología. Sin un gran respaldo institucional, su negocio siguió adelante gracias a la colaboración de figuras clave, como el argentino Raúl Castellani, quien lo apoyó incondicionalmente. Su vino también llegó a manos de expertos como Patricio Tapia, quien le otorgó un importante respaldo a la bebida colombiana.
Tal ha sido su éxito que, para 2020, la empresa ya producía alrededor de 13.000 botellas al año. Ese mismo año, obtuvo un reconocimiento en Burdeos, Francia, donde logró 98 puntos sobre 100 y el título de Wine of the Year, compitiendo con más de 500.000 botellas de distintas partes del mundo. Además, la compañía ha alcanzado más de 300 premios internacionales, consolidándose como uno de los mejores vinos producidos en Colombia.
De los viñedos al turismo, así es como Viña Sicilia está transformando esta zona de Antioquia
Gracias a Viña Sicilia, Olaya ha cobrado protagonismo en esta zona del país, convirtiéndose en un nuevo destino turístico. Hoy cuenta con un hotel, un spa y un restaurante, donde cada detalle ha sido pensado para ofrecer una experiencia alrededor del vino. Además, su bodega funciona actualmente con energía solar, apostando a la sostenibilidad y al cuidado del medio ambiente.
En la actualidad, Viña Sicilia tiene 18 hectáreas sembradas que pueden ser recorridas por los visitantes, aunque la meta es seguir creciendo hasta alcanzar las 50 hectáreas y producir cerca de 200.000 botellas al año. La idea de Carlos no es detenerse, sino continuar perfeccionando su proyecto, manteniendo el reconocimiento internacional que tanto le ha costado construir, a través de la innovación y la persistencia.
Mientras tanto, Carlos Bravo también continúa vinculado al mundo de la cirugía plástica y aún realiza diferentes intervenciones en su consultorio In Perfect Line. No deja de lado su papel en Viña Sicilia, equilibrando su vida entre la medicina y el vino, dos pasiones que, contra todo pronóstico, terminaron caminando de la mano en la historia de este paisa que decidió cambiar el bisturí por la vid.
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