Carlos Arturo Velandia conoce al ELN desde adentro. Fue comandante de esa guerrilla durante años y hoy, lejos de las armas, dedica su vida a intentar comprender —y explicar— por qué la guerra sigue atrapando a Colombia. Su voz no es la de un analista distante, sino la de alguien que participó en la historia que hoy critica, con la autoridad incómoda de quien estuvo allí y reconoce los errores propios y ajenos.
Lea también: Camilo Torres, el cura guerrillero, tendrá museo en el centro de Bogotá
Esta conversación se da en un momento clave: el fracaso de los diálogos entre el Gobierno de Gustavo Petro y el ELN vuelve a dejar al país frente a una guerrilla que, según Velandia, no supo leer el cambio de época. Ni la desmovilización de las FARC, ni la llegada de la izquierda democrática al poder, ni la apuesta por la “paz total” lograron mover a una organización que —dice— abandonó la lucha política para concentrarse en el control territorial y las economías ilegales.
Velandia analiza sin eufemismos la relación del ELN con Venezuela y con el gobierno de Nicolás Maduro, el papel estratégico que juega la guerrilla en la frontera y los límites reales de una negociación política. También plantea una crítica más amplia: la ideologización de la política exterior, la falta de pragmatismo regional y el riesgo de que Colombia siga atrapada en conflictos que ya no conducen a ninguna victoria. Es, en el fondo, una conversación sobre el fracaso de una generación y sobre la urgencia de buscar salidas antes de que la guerra se quede, otra vez, sin interlocutores.
Vea aquí la conversación completa
Anuncios.
Anuncios.


