Era 1992. El año en que los dos involucrados estaban viviendo los momentos más importantes en sus respectivas carreras: ella, Paola Turbay, era la flamante señorita Colombia que iba a representar al país en el entonces (sí importante) certamen de belleza de Miss Universo, evento en el que, como se recordará, a Paola le robaron la corona, pues los puntajes y la respuesta del público la daban como ganadora.
Él, Faustino Asprilla, la gacela negra recién llegada al equipo del Parma, y que con sus goles y jugadas empezaba a embelesar a los italianos con ese despliegue de potencia, inteligencia y sagacidad. (Las mismas que hacían levantara los colombianos temprano en la mañana de domingo para verlo por televisión).
¿Hubo romance? Solo ellos lo sabrán, pues se sabe que dos de las figuras más reconocidas del momento tuvieron sus cruces. Sobre eso mismo ha hablado Paola Turbay frente al comediante Juan Pis González. Confirma que el Tino de entonces se obsesionó con ella y llamaba a pedirle que fuera su novia.
“Ve, es que yo quiero que vos seas mi novia. Yo le decía: usted está casado, tiene hijos y yo tengo novio”, indicó Turbay en el encuentro.
Y era así, para ese mismo año de 1992, Paola contraería matrimonio con quien hoy, 31 años después, sigue siendo su esposo.
Pero Faustino no se rindió y como la virreina universal lo dejó en visto, El Tino pasó a la otra fase, sorprenderla con un regalo que para entonces parecía sacado de otro planeta: Según Paola, Asprilla le aseguró que le llevaría un moderno computador portátil comprado en Europa y se lo entregaría ella misma en las manos; lo que se hizo realidad porque el Tino, una vez con el aparato en Bogotá, la llamo para verla en su habitación del Hotel Tequendama, cita a la que Paola, como era de esperarse, no asistió. Así que el goleador de la selección se quedó con las ganas y le tocó estrenar computador nuevo.