El peso colombiano se ha fortalecido de manera inusual frente al dólar, con la divisa estadounidense cotizándose cerca de $3.880 COP, un nivel que no se veía en mucho tiempo. Mientras algunos celebran el “abaratamiento” de las importaciones, una inquietud crece: ¿esta fortaleza refleja una economía sana o es un síntoma de distorsiones alimentadas por el dinero ilícito?
El papel del narcotráfico en el mercado cambiario
Autoridades como la DIAN y organismos internacionales como la DEA y la Global Financial Integrity (GFI) han advertido sobre la masiva inyección de capitales ilegales en la economía colombiana. El contrabando, el lavado de activos y, sobre todo, el aumento sostenido de los cultivos de droga generan una avalancha de dólares que inunda el mercado.
Colombia sigue siendo uno de los principales productores de cocaína del mundo. Según el Informe de Monitoreo de Cultivos de Coca de la ONU (UNODC), en 2023 el país alcanzó un nuevo récord: más de 254.000 hectáreas sembradas, un 9 % más que el año anterior.
Este dinero regresa mayoritariamente en dólares en efectivo. Para ser “blanqueados”, esos recursos entran a la economía formal mediante redes de lavado, comprando bienes, financiando empresas fachada o moviéndose a través de criptomonedas. El exceso de dólares de origen ilícito deprime artificialmente el valor de la divisa frente al peso.
La presión regional: Venezuela y los flujos ilícitos
El panorama se complica con la influencia de capitales venezolanos. Sanciones de Estados Unidos contra grupos como el Cartel de los Soles y el Tren de Aragua han empujado fortunas ilícitas hacia Colombia, donde encuentran un escenario propicio para el lavado.
La combinación de narcodólares colombianos y venezolanos, sumados al contrabando y la compra de propiedades, crea un efecto multiplicador que satura el mercado cambiario local.
Una bonanza ficticia con riesgos reales
Aunque un dólar más bajo parece beneficioso, varios riesgos están sobre la mesa:
- Golpe a exportadores: sectores como café, flores y manufacturas pierden competitividad al recibir menos pesos por sus ventas externas.
- Contrabando fortalecido: los dólares “baratos” abaratan la importación ilegal de mercancía, destruyendo industria formal y empleo.
- Instituciones en riesgo: el dinero ilícito corrompe estructuras estatales, fortalece organizaciones criminales y debilita la gobernabilidad.
- Efecto geopolítico: la presión de EE. UU. sobre Venezuela desplaza flujos ilícitos hacia Colombia, lo que también cuestiona la efectividad de la política antidrogas estadounidense.
- Engaño económico: la distorsión cambiaria da una imagen de solidez artificial, oculta problemas estructurales y puede inducir a errores de política pública.
Un debate pendiente
Así las cosas, ni el presidente Gustavo Petro ni el Banco de la República serían responsables directos de la caída del dólar. El fenómeno responde más a flujos ilícitos y factores geopolíticos que el Gobierno aún evita discutir de frente.
Para este ciudadano, la situación pone en duda no solo la política económica nacional, sino también la eficacia de las estrategias globales contra el crimen organizado.
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