En Barrancabermeja, exalcalde Alfonso Eljach Manrique es conocido como un político de mano dura y como alguien llevado de su parecer. En noviembre de 2021, cuando gobernaba en el puerto, fue acusado de bloquear durante 45 días el funcionamiento del concejo municipal para bloquear el trámite del proyecto de presupuesto y quedar habilitado para expedirlo por decreto. Estaban en juego $600.000 millones, que luego manejaría a su libre albedrío.
El concejo tuvo que apelar a una protesta que resultó siendo simbólica. Diez de los cabildantes viajaron a Bogotá y se encadenaron a las puertas del búnker de la Fiscalía para exigir que el alcalde fuera investigado. Salvo la ritualidad de indagaciones preliminares, el poder de Eljach no sufrió mengua alguna y lo puso en condición de barón electoral, capaz de llevar a sus pupilos al Congreso de la República.
Su movimiento Alianza Social Independiente aceitó bien su maquinaria para que uno de sus prohijados, Gustavo Adolfo Moreno Hurtado, alcanzará una curul en el Senado. Pero como en la política no hay lealtades eternas, Moreno sintió que podía volar con alias propias e hizo nido en las toldas de En Marcha, el movimiento de cobró mayor fuerza cuando su líder y creador, Juan Fernando Cristo, fue nombrado ministro del Interior del presidente Gustavo Petro. Aunque el Consejo de Estado le quitó la personería jurídica al movimiento, Cristo no ha perdido su posibilidad de maniobra.
Las volteretas del senador santandereano Gustavo Adolfo Moreno
Antes de pisar el Capitolio, Moreno había hecho activismo político con el movimiento Richard Aguilar, había pasado por Alianza Verde y, como liberal de origen, había seguido transitoriamente las ordenes de Horacio José Serpa.
Sin embargo, con Cristo empoderado por Petro, su lealtad, más allá de las bancadas, fue con el gobierno a quien le ha votado todas las iniciativas, entre ellas la pensional, el régimen para la paz total, la reforma laboral y la frustrada convocatoria a un plebiscito.
La gratificación no tardó en llegar. El Gobierno le asignó como cuota una entidad fuerte y que, bien manejada, podría mostrar un rostro social bien definido. La Unidad para las Víctimas. Mal manejada, no obstante, quedaría reducida -como está ocurriendo, de acuerdo con denuncias de la revista Semana- a un botín, un coto de caza privado con un presupuesto de cuatro billones y medio.
Pese a sus volteretas políticas, Moreno no se ha olvidado de Eljach, su primer jefe. La posición más grande de su cuota en la Unidad fue reservada por el excongresista para su amigo Rafael Romero Polanco, a quien conoció hace varios años, primero como miembro de un equipo de escoltas, y luego como secretario de Gobierno de la administración Eljach. Romero es hoy el director de la Unidad y tiene como segundo de abordo a Fredy Orlando Quintero Mogollón, subdirector de la Unidad.
También ha llevado a la nómina de la Unidad a personas como el exdiputado a la Asamblea de Santander René Garzón, liberal de origen, pero soldado de las huestes de Eljach. Amigo de sus amigos, también le ha procurado contratos al exalcalde Lebrija, Luis Carlos Ayala.
Como también tiene deudas de gratitud con la casa política de los Aguilar, la justicia busca verificar si en la contratación de la Unidad, la gran vena rota de la Unidad, hay rastro de Cristian Argüello, conocido como ‘el bachiller’. Argüello es uno de los principales financiadores de campañas políticas en el oriente colombiano y se encuentra dando explicaciones ante la JEP por presuntos vínculos con paramilitares.
Moreno no niega que tiene amigos en la Unidad y gente conocida, pero no admite que esa sea su cuota, sobre todo después de las denuncias periodísticas sobre un saqueo sistemático. El exministro Juan Fernando Cristo guarda silencio aunque las miradas se posan en el él.
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