Durante años, el mito fue que “Amor Eterno” era la confesión velada de una pérdida amorosa. Pero el nuevo documental de Netflix Juan Gabriel: Debo, puedo y quiero revela que detrás de esa letra inmortal no hay un romance, sino un duelo que partió en dos la vida del Divo de Juárez: la muerte de su madre.
La serie, dirigida por María José Cuevas, abre por primera vez el archivo personal de Alberto Aguilera Valadez, nombre real del artista, y deja que sea su propia voz la que narre los episodios de soledad y redención que lo convirtieron en ídolo.
Entre miles de horas de cintas, audios y fotografías inéditas, el documental muestra cómo la canción más emblemática de Juan Gabriel nació del dolor de un hijo que no pudo despedirse de quien más amaba.
Así nació el 'Amor Eterno' de Juan Gabriel
Según se escucha en las grabaciones, el compositor nunca asistió al funeral de su madre, Victoria Valadez Rojas, fallecida en 1974. Durante años cargó con esa culpa. “Me perdí, me descontrolé”, confiesa el cantante en uno de los registros recuperados. Aquella pérdida lo persiguió silenciosamente hasta que, diez años más tarde, transformó el sufrimiento en melodía.
El resultado fue “Amor Eterno”, una composición tan íntima que Juan Gabriel no podía interpretarla sin quebrarse. Por eso decidió entregársela a su amiga Rocío Dúrcal, quien la grabó en 1984 y la convirtió en himno universal del duelo. No fue sino hasta 1990, en el Palacio de Bellas Artes, que el propio artista se atrevió a cantarla frente a su público.
El documental de Netflix también se adentra en las otras sombras de su vida: la infancia en un orfanato, los abusos, el encierro injusto en Lecumberri, y la permanente búsqueda de afecto que marcó su obra. Cada herida, sugiere la serie, se transformó en una canción.
Nueve años después de su muerte, el Divo de Juárez sigue cantando desde sus propias memorias. En cada verso de “Amor Eterno” no solo hay una historia de pérdida, sino una reconciliación tardía con su madre y consigo mismo. Como si al fin, después de tanto dolor, Juan Gabriel hubiera encontrado la paz que le negaron en vida.
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