En octubre de 2025, Prime Video estrenó Zoomers, una serie ambientada en Salamanca que sigue a un grupo de jóvenes universitarios mientras intenta descifrar la adultez en un mundo saturado de pantallas. Detrás de esa historia sobre la Generación Z hay una firma que se repite cada vez con más frecuencia en los créditos de grandes producciones internacionales: Dynamo. La productora colombiana, que comenzó como una apuesta arriesgada en medio de un panorama audiovisual todavía en desarrollo, se ha convertido en uno de los nombres más poderosos de la industria del entretenimiento en América Latina.
Desde sus oficinas en Bogotá, Ciudad de México, Madrid y Nueva York, Dynamo ha logrado algo que pocas compañías regionales habían alcanzado. Conectar el talento latinoamericano con el mercado global sin perder su identidad. Su historia es también la historia del crecimiento del cine y la televisión colombiana en las dos últimas décadas.
El camino comenzó con producciones locales de bajo presupuesto que demostraban una ambición inusual. Con el tiempo la compañía creció y se consolidó como un estudio capaz de manejar grandes operaciones internacionales. La estrategia fue clara. Formar equipos sólidos, invertir en tecnología, crear alianzas con guionistas, directores y técnicos de distintos países, y, sobre todo, apostar por la calidad narrativa. Esa combinación la llevó a convertirse en socia de gigantes del streaming como Netflix, Amazon, Apple, HBO y Paramount.
El punto de quiebre llegó con Narcos, la serie que convirtió la historia del narcotráfico colombiano en un relato universal, marcó una época para la televisión latinoamericana. Dynamo participó en la producción y consolidó una reputación que trascendió fronteras. A partir de ese momento su nombre empezó a asociarse con eficiencia, talento y visión global. Lo que vino después fue una sucesión de proyectos que confirmaron su madurez. Distrito Salvaje, Falco, Malayerba, Echo 3, Mala fortuna, Los 33, Monos, Gemini Man, La cara oculta y la esperada adaptación de Cien años de soledad forman parte de un catálogo que combina riesgo artístico y éxito comercial.
Pero Dynamo no solo es una productora, también se ha convertido en un laboratorio narrativo. En sus equipos conviven productores ejecutivos, creativos y técnicos que tienen espacio para la innovación. Su estructura le permite desarrollar contenidos originales y ofrecer servicios de producción a estudios internacionales que buscan filmar en América Latina. En cada proyecto hay atención al detalle y respeto absoluto al oficio. Esa disciplina ha sido clave para sostener su crecimiento en un mercado que cambia con velocidad.
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La expansión internacional no ha diluido su carácter latinoamericano. Dynamo ha logrado trasladar su experiencia a distintas geografías sin perder la autenticidad. En México, España y Estados Unidos repite el mismo modelo que la hizo reconocible en Colombia. Equipos diversos, historias con identidad y una gestión que equilibra creatividad y estrategia.
El éxito de la compañía también se explica por su manera de leer el mundo. Dynamo busca historias que resuenen en distintos públicos. Sus proyectos no se limitan a un solo género ni a un único tono. Hay drama, suspenso, acción y humor, pero en todos se percibe una mirada humana. Las producciones de Dynamo suelen explorar las contradicciones de sus personajes y las complejidades de los contextos donde viven. Esa mezcla de emoción y autenticidad se ha convertido en su sello.
El impacto de Dynamo también se mide en su influencia. Muchas productoras emergentes en América Latina reconocen su modelo como referencia. Lo que antes parecía inalcanzable, producir para las grandes plataformas desde esta parte del mundo, hoy es posible gracias a pioneros como ellos. En ese sentido Dynamo no solo representa una empresa exitosa, sino una escuela. Ha demostrado que se puede crecer desde lo local hacia lo global sin perder el arraigo.
La llegada de Zoomers a Prime Video confirma esa madurez. Aunque es una serie española, su espíritu encarna la filosofía que Dynamo ha cultivado desde sus primeros proyectos. Historias contemporáneas, rodajes internacionales, sensibilidad generacional y una producción impecable. Es, en cierta forma, una metáfora del recorrido de la empresa. De Bogotá a Salamanca, del cine independiente a las grandes plataformas, Dynamo sigue contando historias que dialogan con su tiempo.
A casi veinte años de su fundación, la productora mantiene el equilibrio entre la consolidación industrial y la búsqueda creativa. No ha perdido el sentido de aventura que la llevó a filmar en lugares imposibles ni el rigor que la hizo confiable ante las plataformas más exigentes. Su historia es la de un equipo que entendió que el verdadero éxito no está solo en llegar a más pantallas, sino en seguir creyendo en el poder de las historias bien contadas.
Dynamo no compite por moda ni por volumen. Su fuerza está en la consistencia. Cada nueva producción amplía un legado que comenzó con una idea sencilla, la de que desde América Latina también se podían hacer historias capaces de viajar por el mundo. Hoy, cuando las fronteras entre lo local y lo global se disuelven, su trabajo confirma que la autenticidad sigue siendo la mejor estrategia. Zoomers es apenas un recordatorio de todo lo que Dynamo ha logrado y de todo lo que aún está por venir.
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