Para alcanzar el éxito, a veces es necesario tocar fondo. Y eso fue justamente lo que vivió Sebastián Vega. La fama le llegó a este santandereano cuando aún era un niño, en 2005, con su primer papel en la popular serie Padres e hijos, donde interpretó a Emilio. Junto al reconocimiento temprano, también apareció el alcohol, que desde los 17 años empezó a convertirse en parte de su cotidianidad.

En 2010, su nombre se consolidó a nivel nacional al protagonizar A mano limpia, del Canal RCN. La producción alcanzó promedios cercanos a los 14 puntos de rating y se convirtió en líder de audiencia en la televisión colombiana. Su personaje, el Baby, conectó con un público que en esos años también seguía historias como A corazón abierto y Chepe Fortuna, producciones con las que RCN, durante 2011, disputó el liderazgo frente a Caracol y apuestas como El Desafío y La teacher de inglés, protagonizada por Víctor Mallarino y Carolina Gómez.

Con apenas 23 años, Sebastián ya conocía el éxito y la gloria que la televisión suele conceder a quienes logran destacarse en ella. Sin embargo, en medio de ese buen momento, llegó uno de los golpes más duros de su vida personal: el divorcio. En 2011, el bumangués se había comprometido con la modelo y creadora de contenido Natalia Castillo, con quien tuvo a su primer hijo, Matías. La relación llegó a su final en 2013.
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Ese quiebre vino acompañado de un consumo cada vez más frecuente de alcohol. Aunque nunca lo asumió como una vía para el descontrol, sí se convirtió en la forma que encontró para calmar los conflictos emocionales que atravesaba. Según ha contado en distintas ocasiones, el alcohol terminó siendo su anestesia cotidiana, al punto de consumirlo incluso en las mañanas, después de alistarse.

Mientras tanto, su carrera no se detuvo. Continuó participando en producciones de alcance internacional como Yo soy Franky (Nickelodeon) y Narcos (Netflix). Nunca dejó la actuación, pero los problemas personales persistían. En ese momento apareció una ayuda inesperada, camuflada de amor. En 2018, el actor, que por momentos se había perdido, se dio una nueva oportunidad junto a Valentina Ochoa, productora de moda, quien dio el primer paso para que la relación se consolidara.
De la televisión a las redes, el gran salto de Sebastián Vega al mundo de la creación de contenido
Aunque la actuación seguía siendo su terreno natural, Vega encontró en las redes sociales otra forma de reinventarse. En entrevistas ha asegurado que ese salto llegó en el momento justo, cuando sentía que una etapa se estaba cerrando. La experiencia acumulada en televisión jugó a su favor para el tipo de contenido que empezó a desarrollar, tanto de manera individual como junto a su pareja.
Luego llegó la pandemia. Lo que para muchos fue sinónimo de crisis y pérdidas, para otros se transformó en una oportunidad. Mientras esperaban a su primer hijo, Sebastián y Valentina se enfocaron en crear contenido para sus redes. Las marcas comenzaron a tocar a su puerta y lo que inicialmente pudo nacer como un ejercicio espontáneo terminó evolucionando en Stalker Producciones, una productora liderada hoy por la pareja. El proyecto, que comenzó de manera íntima, cuenta actualmente con cerca de 15 personas encargadas de la operación.
Vega, quien volvió a brillar en Pasión de Gavilanes 2 dando vida a Félix Carreño, también se consolidó como una de las mentes creativas detrás de ese contenido. Actúa, dirige y coordina los rodajes, mientras que Valentina cumple un rol clave en la escritura de guiones y la conceptualización de cada pieza. La apuesta técnica y narrativa les permitió alcanzar un nivel de producción que poco tiene que envidiarle a los grandes canales, con cámaras de cine y equipos profesionales.
Esa calidad ha sido determinante para que hoy Sebastián supere el millón de seguidores en Instagram y para que el proyecto tenga alianzas con marcas como Postobón y Shell, construidas desde una lógica de contenido premium dentro de la llamada creator economy.
Los nuevos proyectos en los que trabaja el santandereano junto a su esposa
En 2025, la pareja dio un nuevo paso con el lanzamiento de su propio podcast, producido íntegramente por su empresa. A esto se suma el desarrollo de una serie documental en la que Sebastián mostrará su proceso como piloto, además de una microserie pensada para plataformas digitales y un largometraje que podría estrenarse en un par de años.

Ese proyecto familiar se ha convertido en el soporte que le permite vivir con tranquilidad, incluso si no llega un nuevo papel en televisión. Hoy, Sebastián Vega ha dejado atrás los vicios que lo llevaron a tocar fondo y encontró la manera de reconstruirse, generar empleo y seguir creando. Un actor que halló en su familia y su círculo cercano el respaldo para seguir adelante y convertirse, también, en un referente de cómo reinventarse sin perder el oficio.
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