En los noticieros de la televisión colombiana, los rostros cambian, los formatos se renuevan y las audiencias varían. Pero hay historias que trascienden el vaivén mediático y se escriben con constancia, disciplina y resiliencia. Entre ellas, la de Rossy Lemos (RCN) y Stephany Perlaza (Caracol), dos mujeres que desde lugares distintos del país encontraron en las cámaras el espacio para hacer visible su talento, romper esquemas y convertirse en referentes para una nueva generación de periodistas.
Ambas crecieron soñando con informar, con contar historias más allá de los titulares. Sus trayectorias, aunque distintas, se encuentran hoy en un punto en común: el reconocimiento ganado a pulso en un medio que pocas veces concede segundas oportunidades.
Rossy Lemos, del Chocó al centro de las noticias de RCN
Nacida en el Quibdó, Rossy Lemos supo desde pequeña que su voz tenía un poder especial. En una tierra donde la diversidad cultural convive con los contrastes sociales, entendió que comunicar podía ser una forma de resistencia y también de esperanza. Desde su infancia soñó con estar frente a una cámara, pero antes de lograrlo, recorrió un largo camino de preparación. Estudió Comunicación Social y Periodismo y dio sus primeros pasos en medios regionales, como Telepacífico, donde se enfrentó a los retos propios del oficio: los desplazamientos, las coberturas difíciles y la búsqueda constante de credibilidad.

Su primer gran salto profesional llegó cuando ingresó a Noticias Caracol, donde inició como reportera y más tarde se consolidó como presentadora. Su cercanía frente a las cámaras, su tono empático y su estilo natural para narrar los hechos la convirtieron en un rostro familiar para millones de televidentes. Sin embargo, su ascenso no estuvo exento de desafíos: como muchas mujeres en los medios, tuvo que luchar contra prejuicios, comentarios y expectativas que van más allá del periodismo.

Años después, en 2020 aproximadamente, su camino la llevó a Noticias RCN, donde amplió su trayectoria y demostró su versatilidad profesional. En cada emisión, Rossy ha sabido ganarse el respeto del público con su serenidad y compromiso. Detrás de la periodista segura que hoy vemos en pantalla, hay una mujer que se ha reconstruido varias veces, superando inseguridades, duelos personales y críticas. Rossy no solo logró ser vista: logró ser escuchada.
Su carrera también ha sido un ejemplo de constancia. A pesar de las presiones del medio y de los cambios en los formatos televisivos, ha mantenido su esencia: esa mezcla de elegancia, empatía y disciplina que la define. Hoy, Rossy Lemos representa la voz de una generación de mujeres periodistas que aprendieron a ganarse el espacio sin perder la sensibilidad.
Stephany Perlaza, la voz de Caracol que rompe moldes
El caso de Stephany Perlaza también está marcado por la tenacidad, pero con un matiz inspirador: la representatividad. Oriunda de Buenaventura, creció rodeada de historias de esfuerzo, de una comunidad que, pese a las dificultades, siempre encuentra motivos para celebrar la vida. Desde joven tuvo claro que quería estar frente a las cámaras, pero también que, para lograrlo, debía prepararse más de lo que muchos imaginaban.

Egresada de Comunicación Social de la Universidad Santiago de Cali, su camino hacia los grandes medios fue un proceso escalonado y lleno de aprendizaje. Comenzó en Pazífico Noticias (Canal 2), donde su talento le valió en 2016 el reconocimiento como Mejor Presentadora Regional en los premios al Talento y la Moda Vallecaucana. Su capacidad para conectar con las audiencias y su carisma natural pronto llamaron la atención a nivel nacional.
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Pasó por el Noticiero 90 Minutos, donde estuvo hasta 2020. Su llegada a Noticias Caracol no fue un golpe de suerte, sino el resultado de años de trabajo constante. En el noticiero, su presencia marcó una diferencia: una mujer afrocolombiana, segura, profesional y con un estilo que mezcla frescura y rigor. Para muchas jóvenes, Stephany se convirtió en símbolo de posibilidad, en una prueba viva de que la televisión colombiana también puede reflejar la diversidad real del país.
Pero su historia tampoco ha sido fácil. En un entorno competitivo y exigente, tuvo que lidiar con críticas, comparaciones y el peso de representar algo más grande que ella misma. Sin embargo, nunca perdió la autenticidad. Su enfoque siempre ha sido claro: comunicar con empatía, sin perder la objetividad. Stephany Perlaza no solo informa: inspira. Su trabajo ha abierto caminos para otras mujeres afrodescendientes que sueñan con ocupar espacios de liderazgo en los medios.
Dos caminos, una misma pasión
Aunque sus orígenes y trayectorias son distintos, los caminos de Rossy Lemos y Stephany Perlaza se cruzan en un mismo punto: el amor por contar historias y la convicción de que el periodismo, cuando se ejerce con alma, puede transformar realidades. Ambas representan a una nueva generación de comunicadoras que entienden que la empatía no está reñida con la objetividad y que la cercanía con la gente es tan valiosa como el dato preciso.
Han enfrentado madrugadas interminables, transmisiones en vivo bajo presión y la presión constante de sostener una imagen pública en una era donde la exposición es diaria. Pero siguen ahí, firmes frente a la cámara, demostrando que la televisión aún puede tener alma cuando detrás del lente hay personas que creen en lo que hacen.

Más allá de las pantallas, sus historias reflejan una lucha silenciosa por la visibilidad, la equidad y la representación. Rossy, desde su experiencia y madurez profesional, y Stephany, con la energía de una nueva voz, encarnan dos etapas de un mismo camino: el de las mujeres que están reescribiendo la historia del periodismo colombiano.
En una industria donde muchas veces se aplaude la apariencia antes que el talento, ellas han conseguido que su trabajo hable más fuerte. Y aunque sus rutas puedan tomar rumbos distintos, el punto de encuentro siempre será el mismo: la pasión por comunicar.
Hoy, tanto Rossy como Stephany son más que rostros familiares en televisión; son el reflejo de un país diverso que poco a poco empieza a reconocerse en sus comunicadores. Dos mujeres que no solo informan, sino que inspiran, recordándonos que, detrás de cada noticia, también hay historias que merecen ser contadas.
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