Hoy quiero cambiar la narrativa sobre La Guajira. En vez de ver solo dificultades, propongo una hoja de ruta con posibilidades concretas: energía eólica, cultivos de pan coger en el 40 % del territorio, un corredor turístico que conecte desierto, montaña y mar, y el mayor hato ovino-caprino del país.
La pregunta es cómo canalizar esos recursos hacia el bienestar de la gente antes de que se roben hasta el aire y la luz del sol. La respuesta está en ejecutar políticas inteligentes y transparentes, reorganizar el territorio y aprovechar las ventajas comparativas sin intereses mezquinos.
Provincias estratégicas para ordenar el desarrollo
La Guajira necesita una transformación estructural: organizar el departamento en provincias estratégicas con una oficina técnica que estructure proyectos.
- Provincia del Sur: poner en marcha la represa del río Ranchería para irrigar un distrito de riego, fomentar un polo agroindustrial y construir la doble calzada del río Pereira al río Palomino. Agua y vías para revolucionar la agricultura con asistencia técnica, crédito y comercialización directa.
- Provincia de la Frontera: fortalecer un puerto multipropósito, establecer una zona franca y construir la doble calzada Riohacha–Santa Marta. Extender el Tren del Caribe hasta Santa Marta, Riohacha y Valledupar. Modernizar el aeropuerto de Riohacha como hub logístico y potenciar el ecoturismo en la Troncal del Caribe.
- Provincia Wayuu: modelo de etnodesarrollo sostenible, con ecoturismo respetuoso de las tradiciones indígenas y fortalecimiento de la industria salinera de Manaure. Construcción de la doble calzada Manaure–Uribia–Maicao, modernización de Puerto López y declaratoria de Uribia como zona exenta de impuestos para atraer inversión.
Energía limpia con equidad
La transición energética abre la posibilidad de convertir a La Guajira en epicentro de energías renovables. Propongo una sociedad de economía mixta entre Nación, Gobernación, municipios, resguardos indígenas y socios privados. Cada empresa deberá formar técnicamente a jóvenes, invertir en infraestructura comunitaria y destinar energía a electrificar zonas rurales.
Educación, salud y primera infancia
Es clave fortalecer la Universidad de La Guajira en todas sus sedes y crear institutos técnicos en energías renovables, agroindustria, turismo y gestión ambiental. Becas completas para jóvenes vulnerables, con el compromiso de volver a sus comunidades a liderar proyectos. Todas las escuelas deben tener tecnología, transporte y alimentación garantizada, ¡sin ladrones!
En salud, se requiere un modelo preventivo con brigadas móviles, telemedicina en comunidades remotas y hospitales regionales en cada provincia. Además, un programa de primera infancia debe asegurar atención médica gratuita y especializada a todos los niños menores de cinco años.
Una planeación participativa y sin falsos líderes
La reorganización provincial garantiza la multietnicidad y que los pueblos indígenas planifiquen su desarrollo en armonía con las demás comunidades. Con planeación participativa y transparente se erradican los falsos líderes que han vivido como jeques a costa de la gente.
El compromiso de la ciudadanía
La clave es que la población asuma el compromiso de no volver a elegir ladrones. Una ciudadanía consciente y unida puede hacer de La Guajira un ejemplo nacional de desarrollo ordenado. No es utopía: es un proyecto viable donde cada provincia aporta sus fortalezas al progreso común.
Y como dijo el filósofo de La Junta: “Se las dejo ahí...”
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