Bogotá esperaba con ansias la primera presentación de Kendrick Lamar en el país. El Vive Claro Distrito Cultural, inaugurado hace apenas unas semanas con la potencia de Green Day, estaba listo para recibir a miles de asistentes. Sin embargo, la noche terminó sin música y con una noticia que dejó a los fanáticos entre la frustración y la incredulidad: el concierto fue cancelado a última hora.
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La pregunta que se hicieron muchos al salir del recinto fue la misma: ¿qué pasó realmente?
La respuesta no tuvo que ver con problemas técnicos en el escenario, ni con el artista, ni mucho menos con las condiciones del lugar. El Vive Claro cumplía con todos los estándares internacionales de seguridad, protocolos y logística. El motivo, más burocrático que logístico, se centró en un asunto clave: el organizador del evento no entregó a tiempo la documentación técnica exigida por la normativa distrital para espectáculos masivos.
El Instituto Distrital de Gestión de Riesgos y Cambio Climático (IDIGER) explicó que cualquier concierto o espectáculo masivo en Bogotá tiene que pasar primero por un examen independiente. Los organizadores están obligados a entregar estudios de riesgo, planes de mitigación y certificaciones técnicas que garanticen la seguridad del público. En este caso, parte de esa documentación no llegó completa ni dentro de los plazos establecidos, lo que hizo imposible cerrar el proceso de aprobación.
Las reglas en la ciudad para este tipo de eventos son bastante estrictas y no dejan mucho margen de tiempo. Con esos plazos tan ajustados y la falta de información entregada en el momento debido, la conclusión oficial fue un “no cumplimiento”. En otras palabras: no había manera de darle luz verde al concierto. El resultado fue la cancelación de un concierto que había generado una enorme expectativa y que estaba a punto de convertirse en otro hito para el nuevo escenario bogotano.
Desde la administración del Vive Claro recalcaron que el recinto estaba en perfectas condiciones para recibir al público y que la cancelación se debió a un asunto estrictamente documental. Recordaron, además, que en su inauguración, con Green Day, más de 40 mil personas vivieron un espectáculo sin contratiempos, prueba de que el lugar está a la altura de los mejores escenarios internacionales.
Para los asistentes, la cancelación llegó como un balde de agua fría. Muchos habían viajado desde otras ciudades e incluso desde el exterior para ver al rapero estadounidense. Sin embargo, los organizadores informaron que todos los compradores recibirán el reembolso de sus boletas a través del procedimiento establecido por Ticketmaster. Los detalles serán enviados directamente a cada fanático por correo electrónico.
Aunque la noche no terminó como se esperaba, las autoridades y los responsables del recinto coinciden en un punto: la seguridad de los asistentes está por encima de todo. Bogotá, con su nuevo Vive Claro, ya demostró que tiene la infraestructura para albergar conciertos de talla mundial. El reto ahora es garantizar que la planeación y la documentación de cada evento estén a la altura de la expectativa que genera tener a artistas de la talla de Kendrick Lamar en la ciudad.
Comunicado de Ocesa
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