Después de 8 años de investigación penal, al "secretariado general de las FARC", la JEP (Juridicción Especial para la Paz) tribunal solicitado por los integrantes de la guerrilla en las negociaciones que acordaron con el entonces presidente Santos, para que él se pudiera ganar el Nobel de Paz, se imputaron los cargos de secuestro, abigeato, reclutamiento de menores de edad, homicidio, narcotráfico, el secuestro y la ejecución de los 12 diputados del Valle.
Finalmente, dictaron sentencia los magistrados de esa Corte. Los declaró culpables. La pena: no hay cárcel, no hay extradición, no devuelven los millones y millones robados, podrán seguir siendo "honorables Senadores de la República".
Y solo tendrán como castigo ir a rociar con agüita bendita los jardines de los campos, contribuir al medio ambiente, contar ganado, entre otras cosas.
Los castigos son ridículamente irrisorios, y una violenta bofetada a la ya decaída moral de los colombianos, a las víctimas que vemos como en Colombia la justicia la manejan los bandidos.
Si a este fallo, que es vergüenza mundial, le sumamos la gestión de Petro y la desertificación de ayuda de los Estados Unidos, el futuro se torna de oscuro a negro. O mejor a blanco, por la cantidad de coca que cubre a Colombia.
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