Omar Rincón, perdóname por ser tan 'cool'

Omar Rincón, perdóname por ser tan 'cool'

"El periodista, académico y ensayista todavía cree que hay que hacer patria viendo canales regionales o bionovelas. ¿A lo bien?"

Por: Mateo Duarte del Castillo
diciembre 20, 2022
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Omar Rincón, perdóname por ser tan 'cool'

Conozco a Omar Rincón. Fue mi maestro en un posgrado que hice en la Javeriana sobre Televisión Documental. Le colaboré posteriormente en un programa producido por la desaparecida Audiovisuales llamado Los hijos de la tele. Eran los tiempos en que la televisión reinaba, no había de dónde más agarrarse para saber qué pasaba. Por eso eran tan importantes los espacios y programas de la televisión pública y cultural, como la franja del Ministerio de Cultura. Eran la tercera opción para ver, verse y reconocerse, porque los otros dos, Caracol y RCN, eran y siguen siendo lo que hoy día son: canales con noticieros a las 12:30 p.m. y a las 7:00 p.m. que responden a intereses de conglomerados económicos... el resto de horas son para sumergirse en el sopor de novelas turcas o en otra época, Padres e hijos. Como decía el senador Gerlein: “¡Qué horor!”. 

Sin embargo, conforme pasaron los años, apareció el internet y con él, el streaming. Con el streaming, Netflix. Más adelante, HBO dejó de ser un canal de cable y se convirtió en una multiplataforma digital. La explosión de contenidos fue y es bestial. Los grandes directores como David Fincher migraron a estas plataformas y empezó una edad de oro. ¿Y Omar mientras tanto qué? Bien, gracias, analizando desde su tribuna en El Tiempo la nueva narconovela, exaltando los canales regionales o diciendo lo que todos sabemos: que Sábados Felices es un bodrio depresivo, machista, clasista, etc. 

Quiero aclarar que no trato de menospreciar los canales regionales, me parecen importantísimos para sus regiones, aquellas donde Netflix y Compañía no llegan. Su gente se reconoce, se identifica con sus programas, se apropia de sus contenidos. A la larga, hacen su televisión y la ven. Pero Omar en su férrea y ciega defensa de estos canales dice que los que consumimos streaming somos unos gomelitos de la cultura cool, de esos que les encanta comentar en redes el último capítulo de Better Call Saul y sentirse más cool aún en su diminuto mundo (otra vez) cool. 

¿Omar, a lo bien? Si yo vivo en un centro urbano, ¿por qué carajos tengo que gastarme la tarde entera de un sábado viendo la implementación de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) en La Plata, Huila? A mí no me interesa saber de dónde viene el arroz que me como al almuerzo. Si es del Huila o de China, me da igual. Tampoco me interesa ver o saber cómo los saberes ancestrales indígenas hacen de este un mejor mundo (y si lo están tratando de hacer, déjenme decirles que están fracasando miserablemente). Ni menos saber o ver si se hace rap en la mojana sucreña. Me interesa ver en Netflix la nueva película del cinco veces ganador del Oscar Alejandro González Iñarritú, o los Soprano en HBO Max. Tengo las anteriores alternativas simplemente prendiendo mi televisor, ¿cuál cree que voy a escoger? 

Hace 22 años la gente se lamía la modorra posalmuerzo viendo Padres e hijos, y aun así el programa marcaba 11 puntos. Hoy esos mismos 11 puntos los consigue a duras penas el sancocho/reality ese de La Descarga a las 8:00 p.m. El horario triple A dejó de ser triple A hace muchos años. A esa hora, la gente en las ciudades está viendo en YouTube a Daniel Samper Ospina o a Levy Rincón, o en Netflix a Pablo Escobar. Simplemente porque no hay propagandas y se puede pausar para ir al baño o chatear en WhatsApp. 

Así estamos, es lo que hay, para mal o para bien. Aun así, Omar Rincón todavía cree que hay que hacer patria viendo canales regionales o bionovelas. Todo dizque para “reconocernos”. Te pregunto entonces, ¿te acuerdas del futuro? Volvió, en forma de tractomula y te pasó por encima varias veces a ti y a tu única manera de comunicarte: tu correo de Hotmail. Una lástima. 

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