La mayoría de los niños nace en un hogar en el que se profesa alguna religión. Esta religión es la manera como se representa la espiritualidad para esta familia. Cada familia tiene sus creencias y ritos y todas son respetables. Lo relevante es exponer a los hijos desde pequeños a nuestras prácticas y creencias religiosas. Si no se practica ninguna religión, es importante entonces nutrir la espiritualidad de nuestros niños.
En un estudio hecho en Alemania se vio claramente que los niños entre los 8 y los 12 años, independiente de la religión familiar o de la no existencia de una, pensaban en un Dios bueno, grande, sabio, generoso y protector. Todos expresaban la necesidad de la presencia de un ser superior, el cual los hacía sentir amparados. El estudio también agrega que a los niños no les gusta hablar de esto en público, pero en privado les encanta y están llenos de inquietudes con respecto al tema de Dios. Esto es una prueba más de lo esencial que es profundizar un poco más con ellos en el tema espiritual. Necesitan escuchar historias de seres como pueden ser los ángeles y los santos, historias de la Biblia y de otros libros sagrados.
Debemos presentar a nuestros hijos una espiritualidad buena, justa, y sobre todo, tranquilizadora
Como padres trabajamos mucho en enriquecer sus mentes y fortalecer sus cuerpos. Tal vez nos hace falta nutrir un poco más sus espíritus. Esto también se logra abriendo espacios de diálogo sobre lo que representan las buenas y las malas acciones, los propósitos de vida y en general de los diferentes valores que son una extensión más del mundo espiritual. De igual manera, estas reflexiones y las enseñanzas religiosas se deben transmitir de manera atractiva y agradable. Muchos niños se asustan con todo esto del pecado, del diablo, el infierno y los terribles castigos que recibirán por portarse mal…. Esto debe evitarse a toda costa y más bien presentarles a nuestros hijos una espiritualidad buena, justa, y sobre todo, tranquilizadora. Debe haber también una conexión clara entre la religión y/o las prácticas espirituales y lo cotidiano. Existen ya varias religiones cuyos ritos hacen parte de su vida diaria. La repetición frecuente de la cotidianidad hace que ésta tenga significado y por lo tanto un impacto duradero en la vida de ellos
Lo que si es claro es que los niños deben crecer expuestos a algún tipo de espiritualidad. Si los padres quieren que su hijo pueda escoger su propia religión más adelante, va a necesitar información y exposición a las diferentes prácticas. El no tener esta variable en sus vidas los deja a merced de la ignorancia y la desesperanza. Privar a los hijos de una dimensión espiritual es quitarles una oportunidad de desarrollo y felicidad.
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