Después de la Navidad, los cineastas han enfocado varias fechas notables del calendario para realizar filmes: hay películas sobre San Valentín, Halloween, el Día de Acción de Gracias y, no olvidemos, aquellas que se transmiten en Semana Santa para conmemorar la pasión y muerte de Jesús, sin olvidar la inmensa cantidad de películas que llamábamos, en nuestra época, “de romanos”, y que solo mostraban un atisbo de la crucifixión o simplemente se decantaban por retratar aspectos del Imperio romano sin relación directa con la pasión de Cristo.
En cuanto al Año Nuevo, este se refleja en ciertas películas e incluso hay un bodrio llamado New Year’s Eve (2011), del director Garry Marshall, y otras que, desde diversos géneros, enfocan como fecha clave la víspera de año nuevo o desarrollan su clímax en esa noche. Por eso hoy los invito a ver, en este fin de año, tres filmes bastante interesantes o exitosos que tienen como escenario el final de un año y el inicio de otro, pero que abarcan tres géneros dispares: el romance, el desastre y la ciencia ficción.
Cuando Harry conoce a Sally (When Harry Met Sally, 1989)
Dirigida por el recientemente fallecido, en tristes circunstancias, Rob Reiner, esta joya del cine de drama y comedia no basa su premisa en el Año Nuevo, pero su clímax se presenta justo en la víspera del mismo. Narra la relación, a lo largo de los años, de Harry —interpretado por el genial Billy Crystal—, un cínico recién graduado universitario, y Sally —magistralmente actuada por la carismática Meg Ryan—, una periodista en ciernes que necesita viajar a Nueva York.
Ambos comparten los gastos del viaje y la conducción del pequeño automóvil de Sally. Esta travesía nos mostrará, en principio, cómo ambos son completamente opuestos, pero también cómo, a lo largo de los años y a partir de encuentros inicialmente casuales, terminan enamorándose. Justo en una fiesta de Año Nuevo descubren que hay una chispa que los une y, tiempo después, tras una noche apasionada entre ambos —luego de que Sally sufra un desencanto amoroso—, se separan dolorosamente.
El final deja a todos en ascuas, esperando la reconciliación o la separación definitiva, que se dará justo en la noche de otro Año Nuevo.
Hay escenas geniales, sin contar los breves intervalos que muestran a parejas contando cómo se conocieron y cuánto tiempo llevan juntas, y, por supuesto, la icónica escena del restaurante, que dejó una de las frases más memorables del cine, pronunciada por la madre del director, Estelle Reiner:
“Tomaré lo mismo que ella” (I’ll have what she’s having).
La aventura del Poseidón (The Poseidon Adventure, 1972)
Una destacada muestra del cine de desastres, con un elenco coral extraordinario que incluye a Gene Hackman, Ernest Borgnine, Red Buttons, Roddy McDowall, Shelley Winters y, en un papel muy breve, al genial Leslie Nielsen como el serio capitán del SS Poseidon.
Un trasatlántico realiza una travesía por el Mediterráneo cuando, justo a medianoche, y debido a un movimiento sísmico, es volcado por una ola gigantesca. Pasajeros y tripulantes que logran sobrevivir quedan atrapados en un mundo literalmente al revés y deben desplazarse desde la cubierta más alta hasta el fondo del buque —ahora el punto más cercano a la superficie— para intentar salir por la sala de máquinas.
La escena del vuelco es aterradora y espectacular, realizada con efectos prácticos, lo que marca una enorme diferencia frente al uso excesivo de efectos digitales en la versión de 2005.
Hackman interpreta a un clérigo rebelde y aguerrido, Frank Scott, que decide guiar a los sobrevivientes por cubiertas convertidas en trampas mortales. Más allá del despliegue visual, se desarrolla una intensa batalla de egos entre Mike Rogo, interpretado por Ernest Borgnine, y el reverendo Scott. La tensión crece mientras los sobrevivientes avanzan, dejando atrás, inevitablemente, a quienes la nave reclama como sacrificio.
Basada en el libro de Paul Gallico, esta es una de esas películas que se proyectaban en televisión el primero de enero, y cuya imagen del barco invertido marcó a toda una generación.
Días extraños (Strange Days, 1995)
Otra joya poco apreciada en su momento y hoy convertida en película de culto, con actuaciones memorables de Ralph Fiennes, Juliette Lewis, Angela Bassett y Tom Sizemore.
Lenny Nero, interpretado por Fiennes, es un ex policía que trafica con recuerdos y experiencias ajenas mediante un dispositivo tecnológico —el squid— que permite vivir sensaciones grabadas por otras personas. Toda la acción transcurre en la víspera del año 2000, cuando se temía que el cierre del milenio trajera un apocalipsis informático que nunca ocurrió.
Nero intenta desentrañar el asesinato de su novia en un alucinante recorrido por una noche violenta, mientras Los Ángeles cae en el caos tras el asesinato de un rapero famoso. El Año Nuevo es otro protagonista, un reloj que avanza hacia el desastre o, quizás, hacia un nuevo amanecer.
La película retrata un mundo sucio, cínico y violento, marcado por la brutalidad policial y la decadencia social. Tal vez, en medio del caos, exista una posibilidad de redención: que el protagonista abandone su adicción a las experiencias ajenas y vuelva al aquí y al ahora, aunque sea en un mundo corrupto y aterrador.
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