El hombre araña más humano que superhéroe

El hombre araña más humano que superhéroe

Deliciosa comedia romántica con villanos aberrantes

Por:
mayo 08, 2014
El hombre araña más humano que superhéroe

Con toda la pereza del mundo me fui a ver la segunda parte de Spider-Man, desanimado no solo por el incoloro tráiler que venía rondando por las salas de la ciudad desde hacía meses, sino porque siento que ya no tengo la paciencia necesaria para soportar la presencia de estos paramilitares de ridículos disfraces que se hacen llamar superhéroes. Ideológicamente, qué duda cabe, es una aberración ya que justifica el precepto bíblico que tan bien supieron representar personajes como los hermanos Castaño o Álvaro Uribe en nuestro torturado país: el  de hacer justicia por mano propia.

Así que concentrándome más en la caja de crispetas que en lo que pudiera suceder en la película, me senté en la butaca. A los pocos minutos había olvidado las palomitas y ya estaba metido en la historia, sufriendo las tribulaciones del joven Peter Parker. Nunca, desde Batman: el caballero de la noche, dos horas y media se han hecho más cortas. La amenaza de electro es el reencuentro del espectador con todas esas emociones que ha sabido despertar el cine desde sus orígenes: la alegría, la tristeza, la risa y el llanto, el gozo y el horror, el amor, el odio y la piedad. Encasillar a esta película en el género del superhéroe es limitarla al público juvenil que aburrido de chatear en casa se va a una sala de cine a tomarse selfies para que sus amigos comprueben que ya vieron la cinta de moda y a después  tener de fondo musical el maravilloso ruido de una película mientras se hurga el corazón de un Smartphone.

No, El sorprendente hombre araña 2 es una deliciosa comedia romántica que flota por la gracia, el talento y la química que tienen sus entrañables protagonistas. El amor que surgió entre Emma Stone y Andrew Gardfield en el rodaje de la primera parte del reebot dirigido por Marc Webb lo alcanzas a sentir como espectador y por eso es que todas esas estupideces que alguna vez dijiste sobre las comedias románticas, se desvanecen como las preocupaciones un viernes en la tarde y te entregas al inocente placer de enamorarte de un espectro reflejado en la pantalla.

Porque Emma Stone, esa criatura del inframundo del cine, ha sido creada para que nos enamoremos de ella. Cada una de sus apariciones vendrá acompañada de un profundo suspiro. Sus ojos son tan grandes y azules que ni siquiera una pantalla de Imax será lo suficientemente grande para impedir que su mirada se te clave, como un chinche microscópico, en el rincón más oscuro de tu inconsciente y saldrás de la sala pensando en ella, sonriendo con ella y  una inmersión en agua helada no bastará para sacarte  de la perplejidad de verla suspendida en el aire, flotando entre las piezas de un reloj gigante.

Si, la apuesta de Marvel en esta secuela fue hacer un producto perfectamente elaborado, sin fisuras de ningún tipo. El primer paso es asegurarse un casting en donde todos los actores sean piezas perfectamente ubicadas en el engranaje de la película. Acá no hay uno solo que no esté maravilloso. A los ya mencionados protagonistas se suman Jamie Foxx, quien nunca ha sido de mis afectos, sobre todo después de ver lo que su participación le hizo a Django Unchained,  sin embargo, interpretando al clásico Don Nadie que anhela ser respetado, necesitado y reconocido por todo el mundo, consigue despertar, casi en iguales proporciones, sentimientos tan diferentes como la compasión y el horror. Admirables están las fugaces pero contundentes apariciones de los maestros Campbell Scott y Chris Cooper. Pero las palmas se las lleva la sorprendente actuación de Dane DeHann, el joven actor norteamericano cuyo rostro nos recuerda al primer David Bowie.

Jamie Foxx

Jamie Foxx

Pero las estrellas flotarían como satélites inertes alrededor de la película si esta no tuviera la coherencia, cohesión y contundencia que sólo poseen los buenos guiones. Para eso Marvel  contrató a tres experimentados escritores de ciencia ficción quienes también habían coincidido en la fallida pero interesante Cowboys & Aliens. Se trata de Alex Kurtzman, creador de la serie Fringe, del mexicano Roberto Orci, quien escribió la impactante Star Trek del 2009 y Jeff Pinker quien produjo la exitosísima segunda temporada de Lost.

Sin perder de vista el concepto original, ya que los que siguen la historia creada por Stan Lee afirman que la película es celosamente fiel al cómic, los escritores se centraron en uno de los aspectos fundamentales que a lo largo de los años ha tenido la historia del hombre araña: la transformación de un hombre en insecto.  Es por eso que me sorprendí, y mucho, al ver los guiños  a la Metamorfosis  que sin sonrojarse metieron en esta secuela.En una de las escenas más graciosas de la película, Peter Parker, disfrazado de insecto, está trepado en el techo del cuarto, adherido a él como una babosa  y escucha a su tía golpear la puerta para preguntarle por qué no ha salido en todo el día y el muchacho baja a toda velocidad para ocultar su condición bajo las sábanas. Allí es imposible no  evocar la tragedia de Gregorio Samsa convertido en un enorme escarabajo que tenía como único consuelo caminar por el techo de su cuarto mientras afuera, su despiadada e interesada familia, pensaba en la forma de deshacerse de él.

El guiño se hace más fuerte cuando vemos a Jamie Foxx y Dane Dehann, convirtiéndose en aberrantes criaturas, una transformación que no solo es física sino espiritual. Son villanos accidentales, ellos querían mejorar pero la metamorfosis sufrida, como a Gregorio Sampsa, los transformó en excluidos, en parias sociales, en monstruos que encontrarán la paz no solo destruyendo Time Square, sino haciéndose daño a sí mismos. Para hacer más clara esta referencia el tenebroso psiquiatra que atiende a Electro se hace llamar Doctor Kafka.

Si, nunca dos horas y media fueron más cortas y placenteras. Otra vez la vieja fórmula planteada hace un par de décadas por Luis Alberto Álvarez cobra vigencia: en el cine no importa el qué sino el cómo y los creadores de La amenaza de electro marcaron un precedente: para hacer una película de superhéroes no se debe apelar tan solo a las complejas coreografías de batallas y a impresionantes efectos especiales (que por cierto acá son más que notables, aconsejo verla en 3D) sino que lo más importante es saber crear personajes creíbles, complejos, contradictorios, como somos los seres humanos. En El sorprendente hombre araña 2 entenderás hasta las razones por las cuales los villanos cometen sus fechorías y sin poder evitarlo, sentirás piedad por ellos.

Si quieren desempolvar sus emociones, anestesiadas por la implacabilidad de sus rutinas, dejen todo lo que estén haciendo  y vayan a verla. Se reconciliarán con esa montaña rusa para cobardes que es el cine y pensarán, durante semanas, en la mirada de Emma Stone.

Emma Stone personificando a Gwen Stacy

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