El derecho de abuchear

El derecho de abuchear

"Olvidan que el pueblo, así les haya perdonado, no ha permeado el ciclo del olvido"

Por: ALFONSO SUÁREZ ARIAS
febrero 08, 2018
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El derecho de abuchear
Foto: Jorge Orozco / El País

“Para que triunfe el mal solo es necesario que los buenos no hagan nada”.

La sociedad colombiana recordará aquel episodio macondiano por el cual el presidente Santos, después de abrazar a Timochenko en la Habana el 23 de septiembre de 2015, declaró ante la prensa mundial: que el recién salido de la manigua y de las enaguas del “galáctico”, le parecía “mucho más agradable de lo que él se imaginaba”. Siendo esta un clara expresión direccionada a la sociedad para dar cumplimiento al recién adquirido compromiso con la Farc (guerrilla) de crearles el ambiente propicio para dar cambios sustanciales a su imagen y percepción negativa —no solo a la de él (Timo), sino a la de toda la cúpula— por tantas injusticias cometidas en el desarrollo del conflicto armado.

Aún de próximo al acuerdo final, para declarar la terminación al conflicto mediante la figura de entrega de armas, que les permitiría reinsertarse no solo social, sino políticamente, en una acción bastante temeraria por no decir de soberbia y cínica, pretendiendo ser acogidos por la sociedad como si fueren triunfadores, que por sus merecimientos serían absueltos y soportados en ese intento por “darse a querer” de las víctimas, dejando en el olvido todo los vejámenes y daños que por desgracia cometieron.

Se quiere por medio de la reeducación social con la calcada pedagogía de paz llegar al corazón de los colombianos para disponer de sus voluntades en el pregón de su fracasada ideología, haciendo creer que serían la alternativa política, capaz de producir cambios favorables en una sociedad que objetivamente no los quiere y por tanto aún no asimila el maquinado concepto de incluirlos incondicionalmente en el perdón, la tolerancia y la reconciliación, así sean presupuestos de la convenida paz.

Bastante se ha dicho de la complejidad que implica determinar la etapa de posconflicto en el entendido del periodo posterior a la implementación de los acuerdos, dentro del marco legal y jurídico, del social-político, del mismo económico y productivo, toda vez que la misma nación en ese tiempo de negociación, lo que hizo fue retroceder y postergar su desarrollo integral, al no conservar siquiera la confianza inversionista extranjera y desanimar a los empresarios locales ni ante otras naciones, exceptuando a Cuba y Venezuela nido de arbitrariedades,

Hoy día se dice que las Farc (partido político) son el resultante de esas negociaciones que redundan en menos violencia para la patria, aunque realmente se comprueba que solo han mutado a otros elementos aún más radicales y peligrosos, que definitivamente no tienen la voluntad de acogerse a una real paz, mientras la permisividad y la pusilanimidad del gobierno les consienta ejercitar acciones intolerables y manifestaciones expresas de empoderamiento de la violencia, en medio de una dialéctica insulsa y mentirosa.

Ahora salen expertos pontificadores de la paz a invocar tolerancia y reconciliación con quienes de ofensores toman rápida y a conveniencia el estatus de “víctimas sociales”, porque la comunidad les rechaza y no desea verles descaradamente pavoneándose por los escenarios, como vedettes a quienes se les debe admiración y complacencia. Olvidan que el pueblo, así les haya perdonado, no ha permeado el ciclo del olvido y por eso ejerce con autoridad el pleno derecho a abuchearlos y exigir se retiren del teatro público por considerar inmaduro su proceder, para que pretendan reivindicar acciones positivas que nunca hicieron en el pasado y que tienen la oportunidad de presentar solo en el transcurso de un tiempo, bajo las premisas de cumplimiento y respeto a lo pactado en beneficio de la sociedad.

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