Dejar las armas para buscar votos, un plan que no les ha resultado a los exguerrilleros de las Farc

Dejar las armas para buscar votos, un plan que no les ha resultado a los exguerrilleros de las Farc

Pastor Alape intentó sin éxito ser alcalde de su pueblo Puerto Berrío. Una derrota de la que puede aprender el ELN que está en diálogo con el gobierno Petro

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diciembre 18, 2023

Pastor Alape nació en Puerto Berrío y allí operó mientras fue Comandante del Frente 4 de las Farc. Quería ser el primer comandante en ser elegido alcalde de una ciudad grande. El exguerrillero Julián Conrado, conocido como el músico de las Farc, lo hizo en el 2018 cuando logró ser alcalde de su pueblo Turbaco, pero la aspiración de Alape era mayor.

Quería medírsele a un municipio importante y clave en la economía y para la paz como es Puerto Berrío, en pleno Magdalena Medio, una tierra teñida de sangre por los continuos enfrentamientos entre guerrilleros y paramilitares. Desde la firma de los Acuerdos, Pastor Alape, Delegado del Partido Comunes al Consejo Nacional de Reincorporación, se dedicó a trabajar con las comunidades y a asistir a las audiencias en la JEP para verse cara a cara con las víctimas y pedirles perdón por el dolor causado durante el conflicto.

Al final no le alcanzó. Con una campaña austera llegó a los 1.500 votos. Sobre esta experiencia habló con Juan Manuel Ospina y aunque no se lanzará de nuevo a una campaña, su equipo de trabajo continúa trabajando en su pueblo en lo que él llama “Pedagogía de paz”. Con la conversación ayuda a entender las dificultades de ese tránsito de los fusiles a los votos, una reflexión importante para las conversaciones de paz que avanzan en México con la guerrilla del ELN. 

Juan Manuel Ospina: La apuesta con el Partido Comunes y el Pacto Histórico para la Alcaldía de Puerto Berrío no resultaba sencilla. Pero debió ser mucho lo que se aprendió de esa experiencia en la que era claramente difícil ganar.  ¿Ésta política electoral hizo que cambiaras el fusil por el voto electoral?

Pastor Alape: Salimos a cumplir la parte del Acuerdo que habla de la participación política; estuve siete años en las actividades de reincorporación, por eso nunca me metí en la política electoral, que no me atrae. Terminé de candidato en Puerto Berrío porque me empecé a encontrar con familiares y adversarios en ese pueblo, me decían, usted es una persona nacional que podría ayudar localmente y al final quise hacer pedagogía del acuerdo de paz en el marco de una contienda electoral.

Después de 40 años de no regresar al pueblo. Cuarenta años en ausencia era volverme a encontrar con familiares, con viejos amigos, con luchadores. Quise hacer un ejercicio pedagógico. Utópico, sin recursos. Empezamos en una pedagogía que llamábamos despertar la consciencia política. Había que disminuir la violencia de un pueblo que tiene 7 bandas armadas, que asesina jóvenes.

Después generar empleo, el 72% del empleo en Puerto Berrío es informal. Lo otro era la garantía de derechos, garantías reales para acompañar a la gente; otro punto era el ambiental y después generar cultura de paz y así hicimos la campaña, buscando despertar consciencia para que la gente votara y no recibimos plata de nadie. Para gobernar directamente con los ciudadanos.

No pegamos ni un solo afiche, la política es mugre, quisimos poner pendones en la casa que nos diera permiso y así los fuimos rotando porque no teníamos ni para hacer pendones y conversamos con la gente. Fueron 1.500 votos, teníamos mayores esperanzas, pero queda de aprendizaje que hay empresas de lucro electoral, no son los partidos políticos, eso es la fachada, sirven para legalizar esas empresas.

Uno veía la necesidad efectiva de una reforma electoral para garantizar la participación ciudadana, porque en esa farsa electoral ve que cada candidato pone su máscara y la garantía es mentirle a la gente. Es que de frente me decían que no podían votar por mi porque ya estaba comprometido el voto. Uno se sienta a hablar con la gente y ve que la gente con esos dos bultos de cemento que recibió pudo tapar las goteras de la casa; se compran una paquita de cerveza; se compran los huesitos, el sancocho, y la gente al menos piensa que eso le sacó al político porque, de ahí para adelante, ya no cuenta más con el político.

JMO: Estos partidos han quedado como simples fachadas.

P.A: Detrás de cada político hay una estructura económica que se beneficia del payaso que es el político. No se establecen políticas públicas efectivas para incluir a toda la sociedad. El Estado no se siente.

JMO: Este país se mueve sin Estado. ¿La gente tiene alguna esperanza de que la política cambie?

P.A: Quedamos posicionados como fuerza, seguimos el proyecto; yo no voy a presentarme, pero sí los muchachos, el equipo y acompañamos a la gente en todas esas acciones que la gente se amarra el zapato izquierdo con los cordones del derecho y se paran y se caen. La gente no sabe como acceder a la política pública. La gente no lo ha entendido. La gente no sabe cómo se hace un derecho de petición y así vamos orientando a la gente, la gente que necesita operaciones carísimas por la EPS.

JMO: El grupo con el que hiciste política es independiente

P.A: El núcleo de ese equipo sabe que es parte del partido Comunes, es un partido que promueve la construcción de paz en todo el contexto que significan las acciones de paz, que busca disminuir la no repetición, proteger a los menores de ser reclutados. Consideramos que Colombia no puede estar condenada eternamente a la barbarie, hay que superar estos tres siglos de violencia y el exterminio físico del otro. Venimos de esa dinámica que hay que superar.

JMO: En los escenarios que te estás moviendo uno pensaría que el problema número uno de Colombia es la pobreza de la política, el cáncer de la sociedad es la parte política y no se si estamos en el momento de los grandes discursos o mejor de las acciones. ¿Suena muy ingenuo o hay que hacer las dos cosas?

P.A: El ciudadano no quiere generar políticas para resolver los problemas de su territorio, el ciudadano que entra a la política quiere salir es con plata, porque es la empresa del lucro la que costea la campaña de cinco mil millones.

JMO: ¿Qué hacemos, financiamos la política desde el Estado?

P.A: Lo chistoso es la devolución de los votos, un voto para una alcaldía vale 2.600 pesos, entonces un ciudadano que es elegido en Puerto Berrío con 5.000 votos y con cada voto que le apaguen no le alcanza, entonces eso es absurdo, hay que sacar la plata por otro lado.

JMO: Esto bien hecho podría ayudar a limpiar la política

P.A: Este país requiere una profunda acción dirigida a crear una cultura de paz hasta los territorios más profundos, pero es una acción permanente del Estado. Usted va al banco Agrario y vaya y solicite un préstamo. Esos campesinos llevan tres generaciones con el mismo predio y no se lo han formalizado con todas las trabas que le ponen. Y sin formalización no hay crédito y por eso llegan al gota a gota. Hasta los esperan a la salida del banco y se lo imponen.

JMO: En Bogotá se vive en un país de mentiras

P.A: el país de las instituciones está en Bogotá, y legislan para un país que no es. Los congresistas representan las empresas del lucro, representan a sus financiadores. Nosotros dijimos en la X conferencia que nuestra única arma será la palabra. Este es el campo de las batallas de las ideas. Y en eso estamos. Necesitamos unas sociedades más incluyentes y participativas.

JMO: Siempre insisto en que la gente reduce a la política al proceso electoral, cuando la política real es generar consciencia

PA: Hacer una ciudadanía activa, que exija. Que tomen consciencia que los están robando.

JMO: A veces en la política todo se reduce a las próximas elecciones cuando hay que ver es cómo trabajamos con la gente, con un proceso de convicción, de consciencia.

PA: De consciencia ciudadana, de lo público. No ven al Estado como el que proporcione los derechos. La paz es prioritaria y hay que insistir en el diálogo, no ejecutar violencia desde el Estado. Con la violencia de Estado no vamos a derrotar las otras violencias. La única forma es la del diálogo. Todos son actores políticos.

Aquí la conversación completa:

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