Maduro es un sátrapa, un usurpador de elecciones, un depredador que de forma falaz se hace pasar por revolucionario. Maduro es el comandante de un régimen corrupto, violador de derechos humanos y aliado del narcotráfico, es cierto.
Maduro y su camarilla de sociópatas son criminales que deben ser sancionados en una corte penal internacional por haber condenado al hambre y al desplazamiento a más de siete millones de personas. Maduro, por supuesto, es un ser mentalmente insano que no puede seguir gobernando, eso es indiscutible.
Lo que sí resulta discutible y no es razonable en pleno siglo XXI es eso de acostarse y levantarse por estos días imaginando en qué momento un avión supersónico, inatajable como un pequeño Armagedón, entrará en Venezuela para bombardear los objetivos que selectivamente se han decidido en un escritorio militar.
Maduro está maduro para caer y tiene que serlo sin una sola bala que provenga de otro país
No es razonable que un presidente de una nación defina nunca, ni ahora, a quién quitar o a quién poner en el gobierno de otra nación. No tiene esa potestad Trump, aunque se la crea. Tiene el poder sí, tiene la fuerza, sí, pero no la potestad y no podrá hacerlo sin ser él mismo culpable.
Howard Taft, presidente de Estados Unidos decía el siglo pasado "No está lejano el día en que tres banderas de barras y estrellas señalen en tres sitios equidistantes la extensión de nuestro territorio: una en el Polo Norte, otra en el Canal de Panamá y la tercera en el Polo Sur. Todo el hemisferio será nuestro, como de hecho, en virtud de nuestra superioridad racial, ya es nuestro moralmente".
Al régimen venezolano hay que ponerle toda la presión; a Venezuela ninguna agresión. Maduro está maduro para caer y tiene que serlo sin una sola bala que provenga de otro país. En últimas Trump lo tiene claro y quizá lo consiga con la llamada telefónica que debe hacer.
…….
Anuncios.
Anuncios.


