“No en esta vida”, respondió Axl Rose sin titubear cuando un paparazzi le preguntó si alguna vez se reconciliaría con Slash, el icónico guitarrista de Guns N' Roses. Era 2012 y el vocalista había sido visto saliendo del exclusivo hotel Chateau Marmont, en Los Ángeles, acompañado por la cantante Lana del Rey. La prensa, siempre atenta, no tardó en desempolvar el viejo conflicto con Slash, con quien Axl no cruzaba palabra desde hacía ya 16 años.
Aquella frase, capturada por las cámaras, lo perseguiría durante años. Sin embargo, el tiempo acabó haciendo lo suyo. En 2016, contra todo pronóstico y tras dos décadas de separación, la banda anunciaba su regreso triunfal a los escenarios con su formación original. Aparentemente, los roces que habían alejado a los integrantes, incluidos Slash y Duff McKagan, el otro guitarrista que también abandonó el grupo, finalmente se habían disipado. Los fanáticos más fieles del rock celebraban el reencuentro. Pero el camino hacia esa reconciliación estuvo lejos de ser sencillo.
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El conflicto había nacido años atrás, cuando las diferencias entre los miembros se volvieron irreconciliables. Para Axl, lo más importante era ofrecer un show impecable, su compromiso con la perfección lo volvió obsesivo. Mientras tanto, los demás miembros, en la plenitud de su juventud, a mediados de sus veintes y principios de sus treintas, preferían disfrutar de la fama, la música y la vida nocturna que venía con ella.
Pero el problema no era solo la ética de trabajo. La actitud autoritaria de Axl dentro del grupo también tensaba el ambiente. Era habitual que la banda lo esperara durante horas antes de salir al escenario. Tomaba decisiones sin consultar a nadie y protagonizaba escándalos en varias ciudades a las que asistían durante sus giras.
Uno de los episodios más recordados ocurrió en 1991, durante un concierto en St. Louis, Estados Unidos. En medio de la presentación, Axl detectó entre el público a un asistente que grababa con una cámara, algo considerado piratería en ese entonces. Sin pensarlo dos veces, se lanzó hacia la multitud y agredió físicamente al fanático. El caos fue inmediato, una pelea masiva estalló y tras el altercado, Axl abandonó el recinto, desatando la furia de los asistentes.
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Aquella noche marcó un punto de quiebre, no solo con el público, sino también dentro del propio grupo. La fractura era evidente. La rigidez empezó a aumentar y para ese mismo año, salió el primer integrante: Izzy Stradlin, guitarrista, compositor y fundador de la banda. Luego, en 1996, se fue el siguiente. Slash.
Las razones de su partida fueron muchas, entre ellas los constantes desacuerdos con los demás miembros de la banda, especialmente con Axl. Ambos chocaban en cuanto al rumbo musical que debía tomar Guns N' Roses y a esto se sumaban las colaboraciones de Slash con Michael Jackson, quien había sido acusado de abuso infantil, un crimen que el propio Axl padeció en su infancia. El estancamiento creativo de la banda fue el cóctel perfecto para que uno de los mejores guitarristas del mundo decidiera irse.
La inestabilidad se volvió la norma, la entrada y salida de integrantes era cada vez más frecuente y Axl incluso emprendió acciones legales para quedarse con el nombre de la agrupación. Esto terminó por cambiar la percepción del público hacia los Guns, que ya no eran esa banda con la identidad que los había hecho únicos. Mientras tanto, Slash formó una nueva agrupación, Slash featuring Myles Kennedy and the Conspirators.
En 2016, llegó una sorpresa que nadie esperaba. Se anunció el regreso de los miembros originales: Axl Rose, Slash y Duff McKagan, quienes se reunirían para una gira bajo el irónico nombre Not in This Lifetime... Tour, en referencia a la frase con la que Axl había negado rotundamente cualquier posibilidad de reconciliación. Aunque los detalles del reencuentro nunca se hicieron públicos, desde entonces han estado girando por el mundo, incluyendo su presentación en Colombia en 2022, treinta años después de su caótica visita en 1992, cuando abandonaron el escenario por fallas logísticas y temores sobre la seguridad de la tarima, expuesta a una torrencial lluvia en el Estadio Nemesio Camacho El Campín.
Ahora, por tercera vez, los legendarios intérpretes regresan al país. Esta vez, la cita es doble. Primero en Bogotá, el martes 7 de octubre, y luego el sábado 11 en Medellín, llevando consigo el peso de una historia marcada por la confrontación, la reinvención y, sobre todo, por la música que los convirtió en leyendas vivas del rock.
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