Prechavismo y chavismo solapado: la estrategia del uribismo de cara al 2022

Prechavismo y chavismo solapado: la estrategia del uribismo de cara al 2022

¿Volverá a ser decisivo el tema de Venezuela en las próximas elecciones? Parece que para Uribe sí, de hecho, ya está dando pasos en ese sentido

Por: Fredy Alexánder Chaverra Colorado
julio 07, 2020
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Prechavismo y chavismo solapado: la estrategia del uribismo de cara al 2022
Foto: Facebook @AlvaroUribeVel

En la narrativa fantasiosa del uribismo el castrochavismo resulta siendo una categoría decisiva. A partir de la apertura del proceso de paz en La Habana, la condición de Venezuela como garante en la negociación (con Chile y Noruega) y la cercanía ideológica de la entonces guerrilla de las Farc-ep con la revolución bolivariana; se tejió una atmósfera de confusión y desinformación en torno a dos supuestos: la entrega del país a las Farc y un complot entre Santos, Castro y Maduro para arrasar con la democracia y replicar el modelo venezolano. Aunque parezca extraordinario esa extraña teoría movilizó a millones de colombianos que salieron a votar “verracos” en el plebiscito y que también fueron decisivos para cimentar el retorno del uribismo al poder en 2018. Al igual que proponía Goebbels en la Alemania Nazi, el uribismo repitió una mentira tantas veces, con el altavoz de algunos medios de comunicación, que cientos de miles o millones de colombianos votaron por Duque para evitar que el “país se convirtiera en otra Venezuela” y detener la entrega del país a las Farc.

A dos años de esas elecciones presidenciales el castrochavismo se convirtió en una categoría en desusó y progresivamente dejó de ser utilizada como el principal catalizador en la estrategia de desinformación del uribismo. Al parecer, el temor a convertirse en “otra Venezuela” pasó a un segundo plano y ya forma parte de un pasado de cuño santista. No cabe duda que la confusa y absurda narrativa del castrochavismo fue tan solo una estrategia de engaño para generar una superficial indignación ciudadana entre los sectores menos educados y así profundizar con fines electorales la polarización en la cual quedó el país en medio del proceso de paz. En términos de comunicación política resultó efectiva porque las encuestas de percepción de la época daban cuenta de que una parte de los colombianos realmente creían en la supuesta entrega de país a las Farc vía Santos y Castro. Así los académicos se burlarán de semejante insensatez, para millones de colombianos de a pie era una realidad a la vuelta de la esquina.

Comprendiendo la debilidad en la cual se encuentra de cara al 2022, sacudido por la impopularidad del gobierno Duque, el bajón en las encuentas (claves en su concepción de estado de opinión) y los múltiples escándalos que han salpicado la campaña del 2018, Uribe busca reeditar la atmósfera de desinformación y polarización que le permitió emplazar en la Presidencia a un desconocido que se prestó a su estrategia de engaño y confusión. Porque Duque era de los pocos uribistas de primer nivel que no hablaba abiertamente del castrochavismo y hasta llegó a afirmar en una entrevista con El País de España que no usaba esa expresión, pero “respetaba a quienes la utilizaban”. El mismo Duque sabía que el castrochavismo no era más que un cascarón vació muy efectivo porque movilizaba a millones de incautos. Ahora, en su estrategia para reeditar el país político de 2018, Uribe ha empezado a hablar del chavismo solapado y prechavismo ¿eso qué significa? Nada, tan solo es una conversión del castrochavismo y la forma como busca generar confusión en su pretensión de continuar en el poder.

Utilizar la crisis humanitaria de millones de venezolanos e instrumentalizar la profunda tensión social y económica del vecino país podría volver a aflorar con fuerza en las elecciones de 2022. Queda claro que el uribismo no tuvo la capacidad de derrocar a Maduro así haya contado con el respaldo de Trump en su mayor apogeo (cuya reelección se ve amenazada en las elecciones de noviembre). Duque ha fracasado en su estrategia con Venezuela y cada vez se va quedando más solo en su patético apoyo a Guaidó. Sin embargo, si la elección se polariza y abre espacio a la desinformación, generar temor con el tema venezolano le resultaría efectivo a la derecha y todo parece indicar, tras los recientes movimientos de Federico Gutiérrez (al alfil de la derecha conservadora) y Petro (con su ataque al centro y los verdes), que la elección de 2022 se podría polarizar y reducirse a una decisión entre extremos. ¿Volverá a ser decisivo el tema Venezuela? Para Uribe sí y ya está dando pasos en ese sentido.

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