La hipócrita libertad de expresión en Francia

La hipócrita libertad de expresión en Francia

Sarkozy habría exigido despedir a los periodistas que lo incomodaran

Por: Santiago Ospina
agosto 03, 2015
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La hipócrita libertad de expresión en Francia
Foto: tomada de publimetro.com.mx

El hecho de que más de tres millones de franceses salieran en enero pasado a las calles a gritar Je suis Charlie no significa que en Francia se respete la libertad de expresión. Aunque no se puede negar que Francia fue la nación inspiradora de los derechos humanos. y que aún muchísimos ciudadanos franceses luchan por mantener y respetar esos derechos en su territorio y en el mundo, el lema Liberté, Egalité et Fratérnité parece que, para muchos, ya forma parte del pasado.
En lo que concierne a la libertad de expresión, numerosos son los ejemplos de periodistas o medios incómodos que han sido acallados por diferentes vías. Para citar solo dos ejemplos tenemos a Daniel Mermet y su programa Là-bas si j’y suis en una de las principales emisoras públicas del país, France Inter. Mermet es un periodista de la vieja guardia con décadas en las ondas radiales; su programa llevaba más de 20 años en las antenas, pero el año pasado lo echaron como un perro a pesar de que la audiencia no paraba de aumentar. ¿La razón? Era un incómodo periodista de izquierda que trataba temas que los demás pasaban por alto y que le abría los micrófonos a personas indeseables para el poder económico y político (Noam Chomsky, Howard Zinn, Jean Ziegler, Frédéric Lordon, etc.), tener un periodista de ese calibre en una radio pública no era nada ideal para Mathieu Gallet, el recién llegado director de la popular estación.
El programa de Mermet ya había sufrido ataques en años anteriores cuando le cambiaron el horario pasándolo de las 5 p.m. a las 3 p.m. Con esto se quería que perdiera audiencia, lo cual no ocurrió; luego, lo sacaron del aire los viernes y, por ende, durante los últimos años el programa solo se transmitió de lunes a jueves durante una hora, en teoría, ya que a Là-bas si j’y suis no paraban de comérsele minutos y al final ya iba en unos 54 en lugar de 60. En 2014, Daniel Mermet y todo su equipo salieron por la puerta de atrás de France inter y la mejor respuesta que el patrón de esa estación tuvo para justificar su despido fue: C’est la vie. Empero, los periodistas no se rindieron y crearon un sitio al que más de diez mil personas se suscribieron en pocos meses. Hoy el programa sigue vivo en internet gracias a las suscripciones de los oyentes.
Otro ejemplo de censura disimulada en Francia está ocurriendo actualmente en el poderoso Canal+. A partir de septiembre, las reconocidas marionetas del programa satírico Les Guignols de l’info no serán las mismas de antes; este programa llevaba más de 25 años al aire y era una referencia en la televisión y en la cultura francesas. Se decía que toda persona importante en ese país tenía su marioneta en Les Guignols. En dicho programa, parodia de un noticiero y que duraba unos nueve minutos, se trataba diariamente la actualidad local y mundial con mucha sátira y humor negro. Aunque los autores tenían convicciones políticas bien definidas, en general no eran condescendientes ni parciales con nadie, sin importar quien fuera o el partido político que representara; le daban duro tanto a Obama como a Bush, a Merkel como a Rajoy, a Sarkozy como a Holande, a Rusia como a China, al Papa como a Osama Bin Laden, a Michael Jackson como a Zinedine Zidane.
En los últimos 12 años Nicolas Sarkozy ha sido un polémico protagonista de la política francesa y europea, y, por dicha razón, su marioneta había estado muy presente en Les Guignols; en todos esos años prácticamente no hubo un día sin una sátira sobre él. Dado que el exmandatario actualmente está en campaña para volver a la presidencia de la República, se dice que habría utilizado sus influencias en las altas esferas para hacerles mochar las cabezas a las marionetas y a los que estaban detrás de ellas. También se dice que el millonario Vincent Bolloré, accionista principal de Canal+, detesta Les Guignols. Además, se dijo que los salarios de los creadores eran demasiado altos. Así, en junio hubo gran revuelo cuando se anunció la desaparición pure et simple del programa. Miles de personas firmaron peticiones para que no terminaran con él; frente a tal respuesta de la gente, los patrones de Canal+ tuvieron que replantear la decisión y lo que sacaron al final no fue mejor: cambiaron el horario del programa (de 7:50 p.m a 8:50 p.m), lo cerraron al público (antes se podía ver sin ser suscriptor de Canal+) y, lo peor, echaron a piezas claves del programa. Eso sí, las marionetas podrán ser vistas todos los días en la plataforma Dailymotion y los domingos se presentará el resumen por televisión.
Así pues, como pasó con el programa de Daniel Mermet, este parece ser otro ajuste de cuentas contra los medios y periodistas que incomodan en Francia, donde muchos de los que gritaron hipócritamente Je suis Charlie acallan cada año, sin sangre, afortunadamente, la voz de los que piensan diferente.

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