Desde la otra esquina dicen que a los colombianos no les gusta escuchar las alocuciones del presidente de la República, que les molesta que interrumpan la programación de televisión. Quienes opinan así están en su derecho cuando en nuestro país hay libertad de pensamiento. A nadie se le puede obligar que escuche lo que no quiere. Pero teniendo en cuenta la sentencia de la Corte Constitucional 1172 de 200, establece el derecho a la información en doble connotación.
Por una parte, se encuentra el derecho a comunicar y por el otro lado a recibirla, es decir, al derecho a la información. El mandatario de los colombianos tiene derecho a informar sobre las acciones que se vienen adelantando, resultado de un plan de gobierno. Y no hay razón para que el Consejo de Estado que le exige ejercer control previo sobre las alocuciones, bajo el argumento que solo se amerita que hable el presidente cuando haya algo de urgencia que informar, teniendo en cuenta que todos los temas que aborda el presidente son de mucho interés para la comunidad.
Esto es mucha coincidencia que haya tantas formas de obstaculizar la agenda presidencial. Esto tiene un sesgo político que se oculta desde las Cortes, el Congreso o el Consejo Nacional Electoral. En todos estos organismos está metida la extrema derecha que se ha especializado en golpes blandos. Es mucho descaro que le nieguen la personería jurídica al partido del presidente. Eso es temerario. La derecha extrema quiere recuperar el poder a como dé lugar, no importa los mecanismos, es por ello que le han puesto tantas talanqueras a la consulta popular.
Ahora, el presidente de Estados Unidos anuncia que le retirará la ayuda a Colombia del programa antinarcóticos. Y la verdad es que la ayuda se había venido reduciendo, y el aporte de Estados Unidos en esta materia ha sido muy bajo. Por lo tanto, no hay por qué preocuparse. Lo que sí debe tenerse cuidado es que el ataque es político: como lo dijimos antes, la derecha busca recuperar el poder a cualquier precio, y, en consecuencia, lo que están haciendo es saboteo de las consultas populares y escogencia de candidatos presidenciales. De ahí que Trump, quien no es nada reflexivo, acusa a Petro de ser el líder del narcotráfico en Colombia.
A decir verdad, la izquierda está más fuerte en Colombia, y tiene muy buenos cuadros, como Iván Cepeda y Carolina Corcho; cualquiera de los dos es garantía de darle continuidad a la política del presidente Petro y de continuar con las reformas que no se alcanzaron a hacer en el presente Gobierno; pero, sobre todo, el tema medular es la reforma a la salud. Un sector que ha resultado maltrecho con todos los casos de corrupción y la ineficiencia de un servicio vital.
Es lamentable que se produzcan estas tensiones, no es bueno para el país. El tono agresivo de Donald Trump conlleva distanciamiento de Bogotá y Washington, cuando estamos ad portas de una eventual intervención militar en Venezuela. Colombia necesita aliados estratégicos que conlleven el crecimiento de la economía, y no podemos desconocer que EE. UU. es uno de los mayores importadores de flores, frutas, café, esmeraldas, petróleo, oro, entre otros. Pero tampoco es que tengamos que agachar la cabeza a los pronunciamientos peyorativos de Trump en contra de nuestro presidente. El ministro de Defensa, Pedro Sánchez, en un acto coherente, salió a defender al presidente Petro pidiéndole respeto al presidente Trump, ya que Petro representa a Colombia y es elegido democráticamente.
Es el momento de sentar posición en contra de la amenaza de intervenir a Venezuela. Los gringos no vienen por la cabeza de Nicolás Maduro, vienen por el petróleo; siendo Venezuela el país con mayores reservas en el mundo.
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