El desayunadero más antiguo de Latinoamérica está en Bogotá

El desayunadero más antiguo de Latinoamérica está en Bogotá

Hace más de doscientos años arrancó un negocio que empezó vendiendo aguapanela. Mantiene la tradición y ahora ofrece los desayunos típicos del Distrito Capital

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julio 08, 2023
El desayunadero más antiguo de Latinoamérica está en Bogotá

El 16 de julio de 1816, Santa Fé de Bogotá, comparado con Lima y Quito, las joyas del Virreinato, era una provincia en la Nueva Granada. Su vida social y comercial giraba en torno a la iglesia que tenía una puerta falsa por el costado norte de la entonces plaza de mercado. En el templo, los niños aprendían latín y catequesis con la rigidez de un sacerdote y los viernes se vendía de todo con tal de que Dios no se diera cuenta de las mezquindades de los mortales.

Por ese costado norte, frente a la que hoy es la Catedral Primada de Bogotá, estaba la casa de los Sabogal que hace doscientos años era un caserón de 15 habitaciones y caballerizas. En esa época, los niños cansados de las clases, en los frugales descansos, se iban a reaprovisionar energía a punta de agua de panela y dulces de leche.

En 1846, donde se hacía el mercado, se levantó la actual y céntrica Plaza de Bolívar de Bogotá y la casa fue testigo del paso de los hombres, el asesinato de Rafael Uribe Uribe a machetazos a unos cuantos metros, la destrucción de Bogotá en la locura furiosa que desató el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán o el incendio del Palacio de Justicia.

El caserón apenas ha sufrido modificaciones. El mezanin fue construido en 1948, pocos meses después del Bogotazo. Desde ese año, los Sabogal incluyeron en su oferta gastronómica tamales, almojábanas, quesos, chocolates, longaniza, salchichas, ajiaco, changua y los desayunos más famosos y legendarios de Bogotá sin perder la esencia que los hizo famosos en toda la ciudad: sus dulces. Actualmente, venden quince clases que conservan la tradición y todos están hechos a base de leche.

En esa época, Carlos Eduardo Sabogal Rubio era un adolescente. Hoy, a sus 87 años, tiene la fortaleza suficiente para, junto con su hermana Gabriela, llevar el negocio que inició su tatarabuela. La última prueba de resistencia en este negocio centenario llamado desde siempre la Puerta Falsa llegó por cuenta de las restricciones derivadas de la pandemia, pero la sobrevivieron.

Tuvimos el privilegio de hablar con don Carlos Eduardo Sabogal Rubio, quien conserva en sus venas la historia viva de Bogotá.

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