El domingo primero de diciembre del año de gracia del 2024, cuando se abran las puertas de la iglesia principal del municipio de Venecia, una típica, pintoresca y apacible población ubicada en el suroeste antioqueño, distante hora y media de Medellín, la feligresía escuchará el mensaje de la Palabra de Dios que dirá algo así como: «Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria».-
Pero la mayoría de ellos dirá que eso no es con ellos y entonces las miradas de todos se concentrarán en algo que hace 20 años se empezó a construir en la nave derecha de la iglesia y que reconstruye la historia de los últimos dos mil años del catolicismo, sobre todo para quienes creemos que Dios se hizo hombre cuando su hijo amado nació en un humilde pesebre en Belén, siendo sus padres José y María, quienes tuvieron la compañía de un burro, un buey, unas ovejas y unos pastores que dieron la buena nueva al mundo cuando nació aquella noche que celebramos todos los 24 de diciembre.-
Esa población tiene la dicha de saber que en esas breñas nació un personaje que hoy es uno de los más admirados y queridos por todos ellos, gracias a que se entregó por completo a la tarea de darle cada año, sin esperar recompensa monetaria alguna, un regalo que para el mes de diciembre concentra la atención de todos, tanto para extraños y visitantes, como dice la publicidad: un pesebre a su leal saber y entender.- Lo que pasó es que él, sin que nadie se lo exigiera, se dedicó a reconstruir lo que pasó esa noche eterna cuando el Rey de los reyes vino al mundo en una morada que a todos se nos ha dicho que nació en un humilde portal.- Dice que todo comenzó cuando en su infancia, como nos pasó alguna vez a todos, construyó un pesebre como lo hizo san Francisco de Asís, a quien la historia le concedió el primer puesto como inspirador para recordarnos que el hijo de María y José nació en un establo, bajo la custodia de un buey, una burra, los pastores y los cánticos celestiales de los ángeles del cielo.-
Su nombre es Luis Fernando Betancur Merino, arquitecto de profesión, quien recordó hace poco que cuando se graduó hizo la promesa con su compañero de academia que jamás se irían de Venecia, juramento que nunca supo honrar su amigo Mauro Bolívar, quien se fue de viaje y cada vez que visita Venecia lo hace en calidad de parrandero.- Se sabe entonces que desde su infancia, cuando se le dio el afán de construir un pesebre en la casa, con las figuras que todos conocemos, no se imaginó que aquello se convertiría en algo así como una obsesión y una idea fija que lo perseguiría por siempre, como aquellos amores testarudos que jamás se nos salen de la mente: ni más ni menos.-
De aquella obsesión nació construir un pesebre para exhibirlo en la iglesia con algunas pocas figuras, sin saber que hoy, veinte años después, lo componen 2.950 figuras dispuestas en 40 metros cuadrados, todos ellos inspirados en antioqueños de ruana y carriel, hechos a imagen y semejanza en plastilina color piel, tallados en madera y con sombreros, ruanas y carrieles, que los hacen aún más autóctonos y que se han ganado un espacio propio en la iglesia, puesto que cuando comenzó en los años 80 ocuparon un pequeño espacio y hoy es toda la nave, desde la entrada hasta el altar.- Pero, dueño de una imaginación de niño, este año los visitantes podrán observar los detalles de relatos bíblicos, la Torre de Babel, Sodoma y Gomorra con la mujer de Lot convertida en estatua de sal, el Arca de Noé, el Bautismo del Niño, pero también apartes de Pinocho, la Caperucita Roja, Ricitos de Oro, Don Quijote de la Mancha y sus molinos de viento, Romeo y Julieta; aparte de eso pudimos ver una plaza de mercado, la salida de misa un domingo cualquiera y hasta el fotógrafo que capta la imagen de la pareja recién casada.- Mejor dicho, todo un reto a la imaginación.-
Es más, le alcanzó para tener un colegio, el hospital, el monasterio, la cárcel, un muerto llevado a hombros que en medio de la construcción del pesebre fue “robado” porque los autores del caso querían verle la cara al muerto y luego lo devolvieron.- Está, además, el paso del mar Rojo cuando los israelitas, guiados por Moisés, salieron de su esclavitud, y en fin, toda una puesta en escena que dice mucho de la gran imaginación de su autor y de su aliado Oscar Andrés Sánchez Álvarez, el ex alcalde de Venecia que lo acolita en esas aventuras por el bien de su municipio.-
Hacer todo aquello no es fácil, si tenemos en cuenta que la última etapa tarda un mes completo, con un horario que va de las 7 de la mañana hasta las 5 de la tarde, lo cual parece fuera de tono si tenemos en cuenta que su autor es Curador de oficio y debe conseguir el pan de cada día desde su oficina, pero qué va, el está 24/7 siempre con su pesebre y cuando usted lo vea que saca un lápiz y escribe algo, no lo dude, está con una nueva idea para aplicarla en el próximo pesebre.- Lo de este 2024 está compuesto por 400 edificios, 2 kilómetros de cables, 2 mil metros lineales de madera, 200 mil tejitas, incluso las que parecen dañadas en la escena de Sodoma y Gomorra, 100 mil ladrillos y otras tantas cosas allí dispuestas que a uno solo le queda decir: Niño Dios, muchas gracias por tener personas como el arquitecto Luis Fernando que siempre sueña con pesebres.- Vayan a Venecia y verán que es una experiencia que vale la pena conocer.-