Opinión

Colombia educa y resiste: lo que revelan los nuevos informes de la OCDE

Los datos de la OCDE muestran que, con todos los tropiezos, Colombia avanza y que la educación sigue siendo el mayor acto de esperanza colectiva de este país.

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octubre 13, 2025
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En medio del ruido político preelectoral y la polarización que tanto agotan, hay noticias que invitan a respirar y mirar más allá del conflicto cotidiano.

Colombia, con todos sus líos y contradicciones, avanza. Lo muestran los más recientes informes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) sobre nuestro sistema educativo, Education at a Glance 2025 (Septiembre 2025) y TALIS 2024 (Octubre 2025).

Desde 2020, cuando Colombia se convirtió en miembro pleno de la OCDE, entramos a jugar en la liga de los países que se comparan con los mejores. No para competir, como para aprender de buenas prácticas. En este caso, los datos de la OCDE nos permiten apreciar un país que —pese a la gritería ensordecedora de la política— ha hecho de la educación un espacio de progreso silencioso. Colombia avanza: es el resultado acumulado de décadas de esfuerzos sostenidos.

Los maestros, un orgullo nacional

El informe TALIS 2024, basado en encuestas a docentes y directivos, retrata a un cuerpo docente comprometido, resiliente y, sorprendentemente, optimista.

El 97 % de los maestros colombianos afirma estar satisfecho con su trabajo, frente al 89% promedio de la OCDE.

El 54 % cree que la sociedad valora su labor, mientras en la mayoría de los países esa cifra no supera el 22 %.

El 92 % se siente capaz de trasmitir habilidades socioemocionales como la empatía o de enseñar el manejo de emociones, claves en una sociedad fragmentada como la nuestra. Desconocemos el rol de los docentes en zonas de orden público deteriorado, tanto con estudiantes como con sus familias.

En un país en el que tantos debates se agotan en la política, opino que estos datos son alentadores y podrían, también, contribuir a romper prejuicios sobre los docentes.

Innovación en las aulas: IA presente

Colombia aparece, además, como uno de los países en el que más docentes utilizan inteligencia artificial en su práctica educativa (53 %, frente al 36% promedio OCDE).

Usan la IA para crear planes de clase, sintetizar información y acompañar a los estudiantes en sus procesos de indagación y aprendizaje.

Muchos docentes colombianos usan la inteligencia artificial no por tendencia o curiosidad tecnológica, sino como una herramienta práctica para compensar limitaciones materiales y estructurales en el sistema educativo.

Con anterioridad a la pandemia y durante ella,  el ingenio de los maestros y de líderes comunitarios en el uso de las tecnologías de la información ha sido asombroso, pese a la deficiencia de factores habilitantes como la conectividad y el acceso a dispositivos. Las experiencias documentadas en lugares como Belén de los Andaquíes (Caquetá) o Contratación (Santander), en contextos de precariedad, son admirables (véase estudio CEPAL).

Dado que  la infraestructura escolar está distribuida de manera muy desigual, la creatividad tecnológica de los maestros contribuye a cerrar brechas de forma silenciosa, distancias que la política y la corrupción no han permitido superar.

Educación superior: logros y heridas abiertas

El informe Education at a Glance 2025 muestra avances sostenidos, aunque también desafíos preocupantes.

Un logro indudable de movilidad educativa: la proporción de adultos jóvenes (25 a 34 años) sin educación secundaria cayó de 27% a 17% entre 2019 y 2024. Crédito a varios gobiernos.

Sin embargo, apenas 44% de los estudiantes completa su carrera universitaria dentro de los tres años posteriores al tiempo teórico, muy por debajo del promedio OCDE (70%).

Y hay una paradoja preocupante que consta a todos: el desempleo no baja de forma clara con mayor nivel educativo, contrario a  la narrativa que empuja a invertir a los hogares en la educación superior de sus hijos, con inmensos sacrificios. Entre los jóvenes con título universitario, la tasa de desempleo (11.2%) es casi igual a la de quienes no terminaron la secundaria (10.3%).

El mensaje es claro: formamos más, pero no siempre mejor.

Falta conectar la educación con el mercado laboral y construir un sistema técnico y profesional que responda al país productivo que podríamos ser.

Un país que avanza, incluso cuando parece que no

En el fragor del debate político, muchas veces olvidamos que hay un país real que no se detiene: el país de los maestros que siguen enseñando, los jóvenes que siguen estudiando y las familias que siguen soñando con mejorar sus condiciones de vida a través del conocimiento.

Los datos de la OCDE nos muestran que, con todos los tropiezos, Colombia avanza:

La educación, al final, sigue siendo el mayor acto de esperanza colectiva de este país.

Del mismo autor: El espejo de los aduladores: cuando los líderes necesitan ser celebrados

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