¿Bolívar y Muhamad se le voltearon a Petro?

Las tensiones entre Petro, Bolívar y Muhamad exponen las fracturas del Pacto Histórico y el pulso interno por el poder rumbo a la sucesión

Por: Juan Pablo Serpa
octubre 08, 2025
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.
¿Bolívar y Muhamad se le voltearon a Petro?

En la política colombiana nada es tan frágil como las lealtades. Lo que comienza como un proyecto colectivo suele transformarse en un escenario de intereses encontrados, y lo que alguna vez se presentó como unidad se resquebraja en luchas internas. La fractura que atraviesa al Pacto Histórico, dada por los constantes ataques de los precandidatos Gustavo Bolívar y Susana Muhamad, ha generado que la coalición que llegó al poder con la promesa de gobernar diferente entre en conflictos cada vez más profundos.

El apoyo presidencial a Quintero no ha pasado desapercibido. En un movimiento que se ha caracterizado por la pluralidad de voces y liderazgos, la inclinación de Petro hacia un sucesor evidente ha generado incomodidad. Para las bases, se trata de un gesto de continuidad; para otros dirigentes, es un intento de imponer un nombre sin dejar que la democracia interna decida.

La fractura con Petro, sin embargo, no surgió por el tema Quintero. El episodio que marcó la distancia se ubica en el Consejo de Ministros, que terminó siendo recordado como “la encerrona”. A raíz del escándalo de Armando Benedetti, Petro fue confrontado en su propio gabinete por figuras que hasta entonces se consideraban leales. Bolívar y Muhamad fueron dos de los más críticos, cuestionando abiertamente las decisiones presidenciales y dejando entrever que su confianza en el mandatario iba en declive.

Desde ese momento, la relación con el presidente entró en un terreno de sospecha y recelo. El presidente, acostumbrado a liderar con autoridad, se encontró con el desafío de ver a sus antiguos aliados convertirse en opositores internos.

Bolívar y Muhamad son la paradoja de quienes construyen su capital político al abrigo de un liderazgo, pero deciden marcar distancia cuando consideran que ese liderazgo se convierte en un obstáculo para sus aspiraciones personales. El primero, con su experiencia como escritor y figura mediática, ha sabido capitalizar el descontento con una narrativa crítica; la segunda, con su perfil ambientalista y técnico, se ha posicionado como una voz que cuestiona el rumbo del gobierno. Ambos comparten un discurso de defensa de la democracia interna y de rechazo al caudillismo, pero en la práctica su estrategia apunta a debilitar la influencia de Petro en la definición de la sucesión.

La consulta interna, concebida como un mecanismo de participación, ha terminado convertida en un símbolo de la disputa por el poder dentro del Pacto Histórico. Para Petro, es la oportunidad de consolidar un sucesor bajo el aval de las bases, un heredero político que pueda garantizar la continuidad de su proyecto. Para Quintero, es la posibilidad de legitimar su candidatura con el respaldo directo de la militancia y con la bendición presidencial. Para Bolívar y Muhamad, es un escenario a evitar, pues en él solo se confirmaría lo que ya consideran un hecho consumado: el predominio de Quintero como favorito del presidente.

Las acciones de Bolívar y Muhamad en los últimos meses han estado marcadas por ese tono de oposición interna. Lejos de respaldar las iniciativas del presidente, han preferido subrayar las contradicciones, cuestionar las decisiones y sembrar dudas sobre el rumbo del gobierno. Lo que para ellos es un ejercicio legítimo de crítica, para las bases populares del Pacto Histórico se ha convertido en un sabotaje sistemático. La percepción de que ambos se han dedicado más a jugar en contra que a construir se ha instalado en el debate político y ha acentuado la distancia con el jefe de Estado.

El costo de esta estrategia no es menor. Enfrentarse a Petro implica desafiar a un líder que concentra un capital político enorme y que sigue siendo la figura central de la izquierda en Colombia. Sin embargo, Bolívar y Muhamad parecen haber calculado que el desgaste natural del gobierno y las dificultades de gobernar abrirán pronto un espacio para nuevas voces.

La figura de Quintero se ha convertido en el catalizador de estas tensiones. Su ascenso con el respaldo presidencial simboliza la continuidad de un proyecto, pero también despierta los temores de quienes sienten que quedarían relegados. El exalcalde paisa no es, en sí mismo, responsable de la fractura, pero su presencia en la contienda ha servido para evidenciar las divisiones internas del Pacto Histórico.

La historia política del país ha demostrado que los movimientos que alcanzan el poder suelen fracturarse desde adentro. La diversidad que antes representaba una fortaleza se convierte en debilidad cuando los intereses empiezan a chocar. El Pacto Histórico no escapa a esa regla. Lo que alguna vez fue una coalición amplia y cohesionada se enfrenta ahora al riesgo de convertirse en un mosaico de facciones enfrentadas, incapaz de sostener un proyecto común.

También le puede interesar:

Anuncios.

Anuncios.

0
Nota Ciudadana
La farsa de enseñar en tiempos de IA donde los alumnos son clientes de una fábrica de diplomas

La farsa de enseñar en tiempos de IA donde los alumnos son clientes de una fábrica de diplomas

Nota Ciudadana
El pueblo del Tolima que agoniza entre balaceras, mientras el gobierno mira para otro lado

El pueblo del Tolima que agoniza entre balaceras, mientras el gobierno mira para otro lado

Los comentarios son realizados por los usuarios del portal y no representan la opinión ni el pensamiento de Las2Orillas.CO
Lo invitamos a leer y a debatir de forma respetuosa.
-
comments powered by Disqus