Alejandro Ordóñez, Viviane Morales y Carlos Alonso Lucio nos quieren devolver a la Edad Media

Alejandro Ordóñez, Viviane Morales y Carlos Alonso Lucio nos quieren devolver a la Edad Media

"Nos quemarían no por delincuentes, sino por pecadores"

Por: Orlando Gaviria Giraldo
mayo 16, 2017
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Alejandro Ordóñez, Viviane Morales y Carlos Alonso Lucio nos quieren devolver a la Edad Media

Para las próximas elecciones presidenciales visualizo tres escenarios de hecatombes: las Farc se toman el poder, gana el Castro-Chavismo; triunfa el Uribismo y la corrupción incrementa a niveles estratosféricos; y Alejandro Ordóñez gana la presidencia y su vicepresidenta es Viviane Morales.

En el segundo, el proceso de paz estalla en mil pedazos. Las Farc vuelven al monte y para tratar de vencerlas —tratar, no derrotarlas, porque sin Farc no hay Uribismo—, la presidenta Paloma Valencia, la señora mechuda y gritona adoradora de un cuadro de Uribe, propone cambiar la Constitución y nombrar emperador eterno a su ídolo, para que salve la patria.

En el tercero, ocurriría la verdadera hecatombe, pues señores, este escenario es el peor de todos los posibles. Estaríamos a cargo de los siguientes personajes:

Alejandro Ordóñez, el que se ufana de luchar dizque contra la corrupción, pero que en la boda de su hija se rodeó de los corruptos más desalmados del país para tomar whisky y hablar caca; aquel que cuando mozo quemaba libros “pornográficos”; el que dijo alguna vez, como traicionado por el subconsciente: “nos lo quieren meter con vaselina”.

Viviane Morales. Sí, esa misma, la señora que es mamá de una hija perteneciente a la comunidad LGTBI y que promueve un referendo para negarle la posibilidad a personas como su hija de adoptar. ¿Podrá haber una madre más desalmada que la que legisla para negarle derechos a sus propios hijos?. Ella, la esposa un tal Carlos Alonso Lucio. Sí, el que fue guerrillero, asesor de Carlos Castaño, el que fue condenado por la Corte Suprema de Justicia; el que siempre ha querido ser presidente y está saboreando ahora el papayazo que le están brindando los “cristianos”.

Un gobierno de Ordóñez, Morales y Lucio sería lo peor que le podría pasar a Colombia. Sería el retorno a la Edad Media, época en la cual miles de inocentes fueron quemados vivos por fanáticos religiosos. En la nueva Edad Media seríamos millones de colombianos los que arderíamos en las palanganas a las cuales nos mandarían nuestros faros “morales”. Nos quemarían no por delincuentes, sino por pecadores, que no es lo mismo. Así que, para iros preparando, con gusto os doy algunas instrucciones para que seáis buenos cristianos.

Un buen cristiano es heterosexual; no visita páginas porno, y mucho menos lee revistas como SoHo, en las cuales aparecen bizcochitos mostrándolo todo; no fornica, copula con su pareja para procrear y propagar la especie (así que nada de cunnilingus ni chiquilay); no lee basura calumniosa como El Código da Vinci, Caballo de Troya o La Puta de Babilonia, solo lee la Biblia.

Un buen cristiano no viola niños (los sacerdotes que caigan en tentación deberán arrepentirse de corazón y no volver a hacerlo); da limosna o diezmo; si es hombre, se viste como tal: no se pone areticos, balacas y demás maricaditas, no usa ropa de color rosado ni se deja el pelo largo; tampoco, escucha música de Miguel Bosé, Juan Gabriel o Michael Jackson.

Una buena cristiana no hace arepas con sus amigas, no se pone pantalones, y mucho menos se deja el cabello corto; tampoco pronuncia palabras soeces ni se empelota ni lo da por dinero; mucho menos sale con traquetos ni les recibe regalos; no usa tanguitas ni hilo dental ni cacheteros. Una buena cristiana no aborta así haya sido violada por un drogadicto sifiloso. En fin.

Si Jesús, quien nació, vivió y murió profesando la religión judía volviera a la Tierra y viniera a Colombia, repetiría su hermoso mensaje: “Amaos los unos a los otros como yo os he amado”, y se rodearía de pobres, pescadores, homosexuales, prostitutas, drogadictos, miserables y gente sin esperanza; por lo que los fanáticos Ordóñez, Morales y Lucio lo condenarían a morir, por falso profeta, comunista, promotor de la “ideología de género” y demás estupideces.

Colombianos, en 2018 tendremos la opción de elegir: seguimos avanzando o retrocedemos a la Edad Media, al mismísimo infierno.

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