Antioquia nunca dejará de sorprender a quienes se atreven a recorrer sus mágicos destinos. Entre montañas, ríos y paisajes imponentes, surgen municipios que reflejan la esencia de este departamento. Uno de ellos es Abejorral, un pueblo de Antioquia con un nombre tan peculiar como encantador, que merece ser reconocido por su historia y belleza. Basta con emprender el viaje hasta este rincón antioqueño para descubrir sus múltiples atractivos. Lo mejor de todo: está muy cerca de Medellín, lo que lo convierte en una escapada perfecta de fin de semana.
La ruta para llegar a Abejorral y conocer sus encantos
Si la idea es llegar a Abejorral desde Medellín, la ruta más rápida es por Altos del Poblado y la Avenida Las Palmas. Luego de atravesar Las Palmas, se toma el camino hacia La Fé; más adelante se pasa por El Retiro, hasta conectar con la vía Don Diego–La Ceja. Finalmente, desde La Ceja se emprende el tramo final hacia Abejorral.
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Son alrededor de 85 kilómetros de recorrido, unas dos horas aproximadamente, y cada minuto del trayecto vale la pena al llegar a este hermoso pueblo antioqueño.
Si el viaje parte desde Bogotá, la ruta cambia: se toma el mismo camino hacia Medellín, pero al pasar Marinilla hay que desviarse hacia Rionegro, luego a La Ceja, y de allí continuar hacia Abejorral.
Todo lo que debe saber sobre este encantador pueblo de Antioquia
Quien tiene la dicha de recorrer las calles de Abejorral se encuentra con un pueblo encantador y muy bien conservado. Su parque principal mantiene una arquitectura colonial marcada, y sus calles empedradas transportan a otra época. A su alrededor, las montañas parecen custodiar este pequeño pero acogedor municipio.

Diversos portales de turismo destacan a Abejorral como un lugar ideal para practicar senderismo, gracias a su exuberante fauna y flora. Uno de sus atractivos naturales es el Cerro San Vicente, desde donde se obtiene una vista privilegiada del paisaje.
También sobresale por su riqueza hídrica, con lugares como el Salto de Aures o la reserva natural Salto del Buey. Y, por si fuera poco, se encuentra allí la famosa Casa en el Aire, un aero hostal suspendido sobre un cañón que se ha convertido en un símbolo de aventura y libertad.
Para completar la experiencia, los visitantes pueden disfrutar de la gastronomía típica antioqueña, probando una bandeja paisa o un postre de la región, como los pasteles de arequipe o las tradicionales obleas, todo acompañado de un buen café.
Un destino que invita a quedarse y disfrutar de la esencia más pura de Antioquia.
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