"¿Y quién es Sergio Jaramillo?"

"¿Y quién es Sergio Jaramillo?"

A pesar del esfuerzo por lograr que los colombianos entiendan el proceso de paz, cunde el desinterés. El periodista Pacho Escobar asistió al taller de la U. del Cauca

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mayo 27, 2015

— ¿Verdad? ¿Vas a estar en Popayán?. Mira, entonces el jueves 21 de mayo pásate por la Universidad del Cauca que hay un evento para jóvenes hecho por la Oficina del Alto Comisionado de Paz y el PNUD. —Me dijo una amiga por chat.

— ¿Y de qué se trata? —Indagué.

— Tengo entendido que es para contarle a los estudiantes universitarios todo lo que está sucediendo en La Habana frente al Proceso de paz. —Puntualizó la chica.

Teniendo en cuenta que para los periodistas el proceso ha sido tan hermético y se ha convertido hasta una falta de respeto preguntar lo qué está pasando, me interesé de inmediato. En efecto le pregunté otro par de datos para no perderme en las más de seis sedes que tiene el Alma Mater. Después de las dos de la tarde llegué a la Facultad de Humanidades en pleno centro histórico. En la entrada me encontré con un stand que figuraba con el nombre de 'HAGAMOS LAS PACES / Festival'. Tres voluntarios sentados en un viejo escritorio, embestidos con camisetas amarillas me entregaron cuatro folletos: La programación del evento; otro titulado, 10 ideas para entender el Proceso de Paz; también un formulario para el envío de propuestas y comentarios a la mesa de conversaciones en La Habana; y finalmente, el 'Acuerdo General de la Terminación del Conflicto y la Construcción de una paz estable y duradera'.

Enseguida me informaron que en el salón Gabriel García Márquez ya iba a empezar una actividad llamada: “Conversatorio acerca del Proceso de paz”. Esperaban no más de veinte personas. El primero en intervenir fue Mario Puerta en nombre de la Oficina del Alto Comisionado de Paz. Saludó amablemente, levantó su mano derecha y mostrando aquel folleto blanco que lleva las firmas de guerrilla y gobierno, preguntó:

— ¿Quiénes han leído o conocen el 'Acuerdo General de la Terminación del Conflicto y la Construcción de una paz estable y duradera'?

Nadie levantó la mano. Es más, debo ser sincero, ni yo que soy periodista y trabajo en uno de los medios que más publica asuntos sobre el proceso y que, incluso, tiene al experimentado periodista Jorge Enrique Botero de tiempo completo tratando de contar todo lo que se escucha de puertas para afuera del Hotel Palco de La Habana, me he tomado el tiempo de leer y digerir las ocho hojas que resumen los cuatro aspectos acordados entre gobierno y Farc, y que, además, informa a grandes rasgos los seis puntos que se vienen discutiendo desde hace tres años: Política de desarrollo agrario integral, Participación política, Fin del conflicto, Solución al problema de las drogas ilícitas, Víctimas, y la Implementación, verificación y refrendación de los acuerdos.

Frente a un salón que guarda silencio, Mario Puerta empieza a explicar las tres etapas en las que ha sido sustentado el proceso: empieza por desglosar el documento que surgió de la 'fase exploratoria', que es aquel 'Acuerdo General' que tiene en la mano, donde enfatiza: “Estas ocho hojas son la ruta del proceso y todos los colombianos lo deben conocer”. La segunda fase es en la que se encuentra el estado actual de los diálogos; se han acordado seis puntos entre los que están Desarrollo grario integral, Drogas ilícitas y Participación política, los cuales están consignados en 67 páginas que son públicas. Puerta busca cercanía con su audiencia aplicando frases frescas y un discurso 'apaisado'. Una tarea para nada fácil.

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Finalmente 29 personas siguieron su intervención. Se abre el debate y ahí el joven Mario Puerta pasa a convertirse en un torero que capotea los lances de tres estudiantes y dos profesores. Mario defiende el proceso, los estudiantes cuestionan. El estudiante de filosofía, Javier Adolf lanza la primer pregunta con una suspicacia que provoca un murmullo en el auditorio: “Compañero ¿con ustedes viene algún delegado de las Farc?”. Puerta responde como repitiendo un libreto: “Por ahora no. Quizá cuando avance más el proceso se realizarán este tipo de eventos de manera conjunta”. Respuesta memorizada que se le había escuchado días antes en Bucaramanga, cuando titubeo ante la pregunta de un joven estudiante de 17 años:

—¿Ustedes también están haciendo este tipo de charlas pedagógicas con los jóvenes guerrilleros de base, esos guerrilleros que tienen nuestra misma edad? —le preguntó.

La respuesta de Puerta fue confusa y explicó inseguro que los guerrilleros habían decidido tomar otro camino en sus vidas (situación obvia), y que por tanto su presencia no estaban contemplado en este tipo de eventos organizados por la Oficina del Alto Comisionado para la Paz: “Por el momento son ejercicios con la ciudadanía”, respondió.

—¿Y es que los guerrilleros no son ciudadanos colombianos?, refutó la joven bumanguesa.

Aquella vez en Bucaramanga, otra de las invitadas externas, fue beligerante con Puerta por no haber respondido con elocuencia. Puerta es paciente y se ha ido preparando para afrontar ambientes ásperos. Popayán no fue la excepción, resueltas algunas inquietudes otro de los asistentes, esta vez un profesor, lo interpeló: “Lo que usted viene a traernos acá es pura ¡gramática!, ¡retórica!, y ¡dialéctica!. La gramática que viene en esos papeles que reparten, letra muerta. La retórica de tratar de convencernos que en La Habana todo va bien. Mentira. Y una dialéctica estéril porque lo que digamos los colombianos no se está teniendo en cuenta allá”. Como era de esperarse, con gran diplomacia, Puerta esquivó estos y otra docena de cornadas directas al corazón.

Sin embargo, y a pesar de su esfuerzo muchos de los asistentes salen con las mismas inquietudes con las que entraron. En la mayoría de los espacios se repiten  las mismas preguntas que miles de colombianos quieren despejar, incluso los que hacemos parte de los medios de comunicación. Sin otra alternativa Puerta, la voz de la oficina del Alto Comisionado reitera: “Ese punto no se ha resuelto, está en discusión. Solo puedo hablarles de lo que está escrito. Hice parte de la comisión que ayudó a redactar el acuerdo de Participación Política y si quieren hablemos de esa parte, por ejemplo”. Pero no, las inquietudes de los participantes  son otras:

“¿Los comandantes de las Farc pagarán cárcel por las atrocidades que realizaron en todos estos años?”.

“¿Qué van a poner a hacer a todos los guerrilleros cuando firmen la paz?”.

“¿Las Farc entregará las armas, las destruirán o las guardarán?”.

“¿Los guerrilleros devolverán todas las tierras despojadas en estos años? ¿Cómo?”

“¿Las Farc entregarán todos los territorios que sembraron con coca, amapola y marihuana? ¿Cómo?”.

“¿Las Farc cómo van a resarcir a sus víctimas? ¿con dinero?, ¿de dónde va salir ese dinero?”.

“¿Cuánto le ha costado al gobierno hasta el momento este proceso que ya lleva tres años de diálogos?”.

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Quizá la estrategia de los talleres está bien diseñada, teniendo en cuenta que estas incomodas preguntas de las cuales los funcionarios no tienen permiso de contestar y mucho menos saben sus respuestas, están al final de las actividades. De suerte que en un pase de verónica como en la mejor corrida, a los toros se les cierra la puerta de las dudas con un: “Se ha acabado el tiempo y necesitan este salón para una actividad lúdica que se llama 'El Proceso del Pan', los invitamos a que se integren y hagan parte de este juego de roles”.

El debate se traslada a los pasillos en medio del refrigerio que trata de enfriar los ánimos. Andrea, la única estudiante de Derecho que asistió esa tarde sale con más preguntas que respuestas. Se me acerca y como si yo fuera su salvador por ser periodista rompe el caudal de sus dudas que incrementan las mías:

“¿Cuántos jóvenes hay en Colombia?”.

“¿Cuántos estudiantes universitarios existen hoy en Colombia?”.

“¿A cuántas universidades han ido a compartir esta información?”.

“¿Cuántas personas en promedio asisten a HAGAMOS LAS PACES?”.

“¿Por qué realizan estas actividades con tanto branding para tan poquitos asistentes?”

“Cuántas personas de la Oficina del alto comisionado de paz están llevando a cabo este trabajo de socializar el proceso con las universidades?”.

“¿Cuál es la meta cuantitativa?”

“¿Si esta información ya está en los sitios web del gobierno, para qué volverla a repetir en estos escenarios?”.

“¿A la guerrillerada les están ofreciendo este mismo tipo de charlas y de espacios?”.

“Qué tiene que ver un grupo musical como Pasabordo para cerrar este tipo de eventos críticos?”

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No tengo en ese momento las respuestas a la media docena de preguntas, porque igual que ella me enteré por el voz a voz. Según el portal colombiajoven.gov.co, el país hoy tiene un promedio de más de 12 millones de jóvenes entre los 14 y 28 años de edad, de estos 3.5 millones son universitarios.

El programa Hagamos las paces,/Festival, ha llegado a  Cartagena, Medellín, Bucaramanga y Popayán, con una asistencia, según la oficina del Alto Comisionado de tres mil jóvenes que no parece reflejarse en las fotos de los eventos.

Son seis los funcionarios, apoyados por diez personas de  Naciones Unidas y algunos  voluntarios los  responsables de este ejercicio de divulgación. Prefieren según dicen, lugares pequeños para posibilitar el debate entre grupos de 50 estudiantes. De hecho, para Mario Puerta lo más satisfactorio de este primer ciclo de socialización del festival ha sido la participación voluntaria, que en Popayán, por ejemplo, fue de veinte jóvenes. Aspiran, como un gran propósito que el 10% de los jóvenes del país se conviertan en multiplicadores de los acuerdos.

El festival en Popayán se cierra con un concierto, en este caso, realizado por el grupo de tropipop, Pasabordo. Curiosamente, el concierto reúne más gente que la que asistió a los debates en toda la jornada. El baile parece interesar más a los muchachos que un tema tan alejado de sus vidas diarias como es el fin de la guerra entre Farc y Estado. En medio del baile le pregunto a Enrique, estudiante de séptimo semestre de Ingeniería Civil, que cómo ve el trabajo de Sergio Jaramillo en lo concerniente al proceso de paz y su respuesta me deja sin respiro y con ganas de huir: ¿Y quién es Sergio Jaramillo?

Twitter autor: @PachoEscobar

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