Entre lo policial y lo penal: Bogotá
Opinión

Entre lo policial y lo penal: Bogotá

Y así, el país

Por:
mayo 21, 2015
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Parece que la estabilidad institucional está en vilo[1]; se encuentra engavetada su acción y, por supuesto, reina y, de qué manera, la inseguridad, lo que lleva a que la tranquilidad ciudadana se menoscabe.

El desprecio por lo que sucede en nuestra capital, que ya aparece y parece sin doliente, es una catástrofe; además, puede ser nacional.

Mientras que las autoridades públicas de todo nivel se están apostrofando, gracias a las gracias que se hacen en las propuestas y, las desavenencias en todo tema, especialmente, en lo que tiene interés de Estado, la sociedad se debate en el problema de fondo: ¿‘puedo yo salir y volver a casa?’. Ese es el interrogante.

Miren ustedes y, no se aterren: cómo es posible que lo que antes era una solución al transporte masivo, se haya convertido de un momento a otro en una cueva, con toda clase de posibles despropósitos, desde los de la mera cultura ciudadana —colarse en el transporte sin pagar—, hasta, sí señoras y señores, el lugar donde se viola, roba, atraca a mano armada, pasando por un mercado persa, como se dice…. Y, fuera de la nota de prensa nada diferente pasa, pero eso sí con una estadística más para poder hacer el siguiente análisis que, por supuesto, ya ha sido objeto de otro estudio, igualmente costoso; ya se saben los resultados. Y, la autoridad de policía —alcalde— y la policía misma, afirman —horror, para el público— que no existe denuncia, que no se puede judicializar tal comportamiento “pues falta colaboración ciudadana”….; igual sucede con los innumerables atracos a residencias y a locales de comercio: la respuesta es la misma. ¡Qué tal! Así, así, la situación en un todo queda en los anaqueles y, los ‘buenos’ propósitos de las autoridades.

Se queda el oyente perplejo ante tal operación de hipnosis colectiva que oye a diario, no solo por los atentados, sino por las respuestas oficiales. Causa grima pensar que los medios de policía estén tan lejos de ciudadano; solo cuando el ministro de Defensa, con su comparsa va al Transmilenio o pasea por la ciudad se ven los efectivos, desde patrulleros bachilleres —que poseen poco entrenamiento y nada de dotación para repeler el ataque—, hasta carros blindados, con todo los elementos propios de la protección a las más ‘altas’ autoridades… nos preguntamos: ¿y el ciudadano?

Se recordará que los medios de policía son eminentemente preventivos, es decir, ofrecer seguridad, tranquilidad y salubridad públicas de primera mano, cuando aún no se han perpetrado los casos concretos de violación o, cuando se trata de buscar que tales acciones de vulneración, no se presenten, pues el acompañamiento oficial las debe evitar; para ello no se requiere sino voluntad política, menos hablar y más actuar; ¿de dónde sacan hoy que se requiere una denuncia? Ella se requiere entre otras razones, cuando se ha presentado la infracción, pero  si la prevención sirviese a ella no habría que acudir. ¿Qué pasa con la prevención? Los medios de policía están a disposición del Ejecutivo de todo orden, hasta el más inferior de los agentes del orden.

Nos preguntamos, ¿para qué se acude al derecho penal directamente cuando la prevención es primero? Cuando sobreviene la vulneración, tampoco se requiere la denuncia —escrita o formal—, para la entidad de investigación penal, pues con los llamados de auxilio, con las noticias de prensa, en casos de flagrancia se puede judicializar; además, a la mano se cuenta con un arsenal de fuentes probatorias, no solo testimoniales, sino tecnológicas de apoyo; echar la responsabilidad de la inseguridad al sistema penal, es tanto como achacar la caída del precio del dólar a las catástrofes de imprevisión que padecimos por estos días: un despropósito.

Digamos en verdad: ¿o, no se quiere actuar porque se debe hacer oposición al alcalde no querido por su origen ideológico o, en verdad, no se quiere actuar para así agravar la situación y salir entonces a solicitar una supuesta ‘mano dura’ que beneficia a algún iniciado en artes marciales de adanismo? ¿Qué otra razón hay?

Lo policial y lo penal poseen, así, un rol diferente; su confusión agobia aquí, en Bogotá, pero también en el país.

[1]vilo. en ~. 1. loc. adv. Suspendido, sin el fundamento o apoyo necesario; sin estabilidad. 2. loc. adv. Con indecisión, inquietud y zozobra. R. A. E. derechos reservados. http://lema.rae.es/drae/?val=vilo.

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