Los tres hermanos Chehebar que revolucionaron la venta de juguetes con Pepe Ganga

Los tres hermanos Chehebar que revolucionaron la venta de juguetes con Pepe Ganga

Roberto quien acaba de fallecer, junto con Simón y Moisés heredaron de su padre un negocio que inició hace 80 años y hoy vende $400 mil millones al año

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noviembre 14, 2023
Los tres hermanos Chehebar que revolucionaron la venta de juguetes con Pepe Ganga

Desde enero de 1933, cuando contra todo pronóstico Adolf Hitler, un cabo del ejército alemán que había perdido la Primera Guerra Mundial, los judíos sabían que otra vez la Historia cocinaba algo contra ellos. Muchos se dieron cuenta antes que perdieran cualquier tipo de derechos civiles, cuando les cosieron una estrella de David en la ropa para marcarlos, cuando los encerraron en Guettos y después en inmensos campos de concentración que se transformaron en fábricas de muerte. Muchos salieron de Europa inmediatamente, sabiendo que el irredentismo de los nazis los llevaría a querer recuperar los territorios que alguna vez pertenecieron a los germanos, no había un país en ese continente en donde su pueblo pudiera estar seguro.

Abraham Chehebar y su familia tomaron la decisión muy tarde. En 1942 la guerra ya estaba muy avanzada. Alemania había conquistado el corazón europeo e incluso se había arriesgado a abrir un segundo frente al invadir a la Unión Soviética. En 1942 ya funcionaban campos de concentración como Auschwitz o Treblinka en donde Hitler aplicaba lo que se conocería como la Solución Final en su afán por acabar de un solo tajo con el último judío en Europa. Así que, como pudieron, los Chehebar terminaron dejando todo y se vinieron a Colombia.

En 1942 Alfonso López Pumarejo cumplía el segundo periodo presidencial que tuvo. Era un progresista que hizo una reforma constitucional en 1936 que le dio a la propiedad privada una función social y a su gobierno se le conoció como La revolución en marcha.

Los Chehebar llegaron al barrio Restrepo al sur de la capital. Era una zona en plena expansión. Las fábricas caseras eran una constante en ese barrio. Almacenes, zapaterías, telares. Uno de esos telares era de los Chehebar. Los hijos de Abraham fueron sus principales ayudantes, Moisés, Simón y Roberto. La fábrica empezó a llenarse de telas arrumadas en cada rincón y para sacar el máximo provecho empezaron a venderla. Al primer almacén de la familia lo llamaron Remates.

Uribe, siendo presidente, condecora a Simón Chehebar.

Entre 1945 y 1975 se fueron extendiendo. Pusieron varias sucursales de su almacén por toda la ciudad. La gran oportunidad vino en 1976. Ese año Bogotá dejó de ser una capital triste entre las montañas para transformarse en una urbe, en una moderna metrópolis. Esa entrada a la modernidad la tuvieron gracias al anuncio de que en el norte de la ciudad se construiría, en plena carrera 15 con 127, el primer Centro Comercial de Bogotá. Se llamaba Unicentro y la idea fue del urbanista, fallecido en el 2023, Pedro Gómez. La idea de la familia judía fue poner una sucursal de Remates allí pero no fue aceptado. Unicentro fue concebido como un Centro Comercial sofisticado en donde los almacenes deberían tener un nivel de elegancia que, en ese momento, Remates, empezando por su nombre, no lo tenía. Así que dieron el volantazo que cambiaría su destino.

Toma forma una idea brillante: Pepe Ganga

Decidieron apostarle a abrir un almacén con artículos importados para el hogar. Vendieron los almacenes de retazos de telas y emprendieron un viaje al exterior para hacer contactos y traer la mercancía. A este almacén le pusieron el nombre de Máximo. Compraron un local de 3.000 metros cuadrados y allí vendían, además de las telas, cosméticos y lencería para mujeres. En la navidad de 1978 se les ocurrió probar con juguetes. Fue un exitazo. Pistas de carreras eléctricas, autos a control remoto e incluso los primeros video juegos, como el Atari, llegaron primero al almacén de los Chehebar.  

Unicentro, a finales de los setenta, fue inaugurado y se convirtió en el primer gran Centro comercial del país.

Habían detalles que anclaban a la gente. Entre sus primeros clientes recuerdan que a la salida del amplio local que estaba en una esquina del Centro Comercial pusieron unos helados llamados Helados Holanda, una marca mexicana que tuvo en Colombia sus primeras pruebas justo en Máximo. Quince años después vendría una nueva oportunidad para la familia judía de seguir creciendo y aunque los riesgos eran enormes no lo desaprovecharon. Cuando César Gaviria Trujillo se posesionó como presidente el 7 de agosto de 1990 dijo una frase que salió en los titulares de los grandes periódicos al otro día: Bienvenidos al futuro. El futuro era la apertura económica que le bajaba los aranceles a los productos importados y que sus críticos le achacan porque fracturaría para siempre la pequeña y mediana empresa. Ante los nuevos vientos los hermanos Moisés, Simón y Roberto quemaron las naves y fueron tras el vellocino de oro.

En 1993 emprenden una gira por países como China buscando productos muy baratos. Se ubicaron en las inmediaciones del parque de la 93 cuando en ese momento era un terreno baldío, oscuro y medio peligroso. Ellos fueron de los primeros que le apostaron a ese sitio que hoy en día es conocido como uno de los lugares más chick de Bogotá. El nombre con el que abrieron su tienda fue el de Pepeganga.

Mientras cerraban almacenes Máximo, abrían más Pepe Ganga por todo el país. Los niños pasaron a ser sus principales clientes y los juguetes a ser productos más vendidos. Cada año están cerrando las registradoras con 400 mil millones de pesos, que gran parte se los ponen aquellos pequeñitos que siempre salen de las tiendas amarillas con su juguete preferido en la mano y una gigante sonrisa en el rostro, como si la tarea y la aburrida visita al centro comercial hubiese valido la pena.

¿Cómo sortearon la gran crisis de finales de los noventa?

Después del Proceso 8000 y la descertificación del gobierno Samper el dólar se disparó y gran parte de la deuda que tenían los Chehebar con sus clientes era en esa moneda. En ese momento pensaban expandirse aún más con sus almacenes Baby Ganga, destinadas para ropa de recién nacidos. Se apretaron duro el cinturón durante un par de años hasta que en el 2000 empiezan a abrir tiendas en otras ciudades del país como Bucaramanga, Medellín y Cali. Ahora están en 16 ciudades del país y facturan 400 mil millones de pesos al año.

La odisea del patriarca Abraham que arrancó huyendo de Hitler, puesta en manos de sus tres hijos Simón, Moises y Roberto, que acaba de fallecer en Miami, valió la pena. Pepeganga cuenta en Colombia con 45 super tiendas distribuidas en 16 ciudades.

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