Las lecciones del éxito

Las lecciones del éxito

Por: Jorge Alonso Cárdenas León
junio 03, 2014
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Las lecciones del éxito

Hoy los colombianos nos sentimos más orgullosos y más unidos que nunca, gracias a la fenomenal actuación de Nairo Quintana en el Giro de Italia. Por supuesto, gracias también a las actuaciones de Rigoberto Urán, Julián Arredondo y todos los compatriotas que nos representaron en éste evento. Pero veo en éste triunfo –destello de alegría en medio de la tragedia- algunas lecciones importantes que no quisiera dejar pasar por alto. Para el bien de nuestra identidad como nación, ojalá que la euforia del éxito no nos nuble la razón.

Más allá del triunfo, Nairo brilla por su sencillez y honestidad a flor de labios. Esto es importante porque en éste país de godos y manzanillos, la honestidad es un valor extraño. No porque no se mencione el término, sino porqué se menciona demasiado, pero no se ve. En Colombia todo el mundo (políticos, jueces, administrativos, entre muchos otros) habla de honestidad, pero a nadie le luce esta palabra tan real y tan autentica, como a Nairo Quintana cuando ríe. Ni que decir de la humildad. Desde la escuela se nos enseña que el orgullo es un mal consejero. Claro, a menos que usted sea paisa, en cuyo caso es una virtud. Buen momento para reflexionar sobre cuál de estos dos sentimientos define mejor nuestra colombianeidad: ¿el orgullo…? o ¿la humildad…?

Nairo se destaca también por sus rasgos marcadamente indígenas y el indígena, es en nuestro medio, el paria de la sociedad. “Indio” es en nuestro medio una persona incivilizada y un término utilizado para significar grosería, brusquedad o salvajismo. Pero Nairo es todo lo contrario, pese a sus facciones. Entonces, ¿qué debiésemos tener en cuenta a la hora de definir nuestra identidad, la evidencia…? ¿O los prejuicios…?

Suerte para el fortalecimiento de nuestra identidad como colombianos, que en éste Giro de Italia Nairo fue el primero y Rigoberto fue el segundo. En ese orden. Porque si hubiese sido en el orden contrario, prevalecería el orgullo sobre la humildad y se ajuiciarían aún más, los regionalismos que los realities criollos se empeñan en exaltar.

Suerte para nuestra identidad como colombianos y para los indígenas latinoamericanos, que el campeón del Giro fue Nairo Quintana. Suerte porque también allá en Europa se tejen prejuicios sobre la honestidad de nuestra nación y sobre el verdadero valor de nuestros ancestros indígenas. Según estos prejuicios, el ciclista francés Laurent Fignon, en 1987, quiso justificar su derrota frente a Lucho Herrera, en la Vuelta a España, afirmando, veinte años después, que su equipo había sido sobornado para dejarle ganar la vuelta a Lucho Herrera. Por esos mismos tiempos, otros ciclistas y entrenadores europeos afirmaban que los colombianos no podían ganar una vuelta importante en Europa, porque según ellos, los colombianos no tenían el biotipo necesario para ganar una competencia importante: Entiéndase, 1,80 m de estatura, contextura europea, cabellos rubios y ojos azules… ¡Justo el perfil de Nairo…!

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