Las bondades del licor y la destrucción social

Las bondades del licor y la destrucción social

"Cuántas familias destruidas ha dejado y cuántas historias se han contado por los efectos de esta bebida"

Por: Francisco Alberto Bejarano Moreno
mayo 13, 2016
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Las bondades del licor y la destrucción social

El licor es procesado por las licoreras departamentales. De esas empresas sale el aguardiente, el ron y muchas otras bebidas que sirven para fortalecer las arcas de las gobernaciones, para producir empleo y muchos otros beneficios en un sinnúmero de empresas que aumentan sus ganancias con la venta de ese producto, tan maravilloso para muchos.

También existen los licores clandestinos como el chirrinche, el guarapo, la chicha y otros revueltos que llaman ilegales pero existen y muchos los consumen. Y los licores que entran de contrabando.

Con la venta legal de licor se mantienen muchas organizaciones que hacen parte de la sociedad como clubes sociales, discotecas, distribuidoras nacionales e internacionales, tiendas de barrio, grandes supermercados. Distribuidores a mano en fiestas de pueblo y de barrio y, en fin, los que el pueblo conoce; mercadear licor es un extraordinario negocio y deja buenos beneficios económicos.

Con la publicidad viven periodistas, periódicos, revistas, litografías, emisoras, televisión, la iglesia incluye el vino que también lleva alcohol, las licoreras reparten con lindas chicas, ojala en tanguitas, que incitan al que quiera a recibir un traguito gratis, en las fiestas populares.

El licor deja grandes cantidades de dinero para la salud, y de esas utilidades reciben los hospitales, y muchos enfermos se curan con las drogas que reciben producto de los impuestos para la salud.

El licor es utilizado por los políticos para invitar a los electores a votar por ellos, muchos empleados públicos elegidos por elección popular han invitado a festivales, reuniones, a personas que disfrutan las parrandas y gritan vivas y ganan elecciones.

Por el licor viven las funerarias, las ambulancias, la policía, los bomberos, la defensa civil, el ejército, los funcionarios de la fiscalía, procuraduría, juzgados, y muchos funcionarios que terminan incluidos en las oficinas de investigadores y cuantas personas debe pagar el estado para cuidar a los ebrios y desadaptados.

La destrucción social

Existen organizaciones que miden el grado de perjuicio social generado por la producción de bebidas alcohólicas, pero no se sabe en que terminan sus criticas Y reclamos. El resultado equivocado es la pelea, el asesinato, el enfrentamiento. Un vicioso no mide las consecuencias del consumo y quienes celebran en fiestas, en muchas ocasiones terminan enfrentados por efecto del licor. Nadie es capaz de controlarse cuando la borrachera genera que se tome más.

El licor hace su trabajo; acaba con matrimonios, con amistades, con empresas, con la libertad de muchos que bajo el efecto del licor van a parar a la cárcel o han dejado a familias destrozadas y bienes acabados por la falta de control.

El borracho no mide y busca cualquier arma como el machete, el cuchillo, el revólver, etc., para agredir a quien declaro su enemigo en la borrachera.

La enorme cantidad de enfermos que produce el licor no es vista por los gobernantes que solo ven el dinero que produce esta maravillosa bebida. Y algunos procuran echarle la culpa del desorden social a otro tipo de circunstancias.

Cuántas familias destruidas ha dejado el licor y cuántas historias han contado los escritores con el ánimo de que quienes lean sus libros y las tramas de la vida real procuren no beber más. O la televisión, noticieros de radio, periódicos diarios. La gran mayoría de asesinatos absurdos, se cometen cuando las personas están alicoradas y descontroladas.

Después de todo lo comentado y lo que se olvidó, empiezan los psicólogos del gobierno a llamar a la cordura con campañas que fallan porque nuestros pueblos manejan mucho la fiesta, la emoción, la felicidad se encuentra en el festejo, en las fiestas de los pueblos en donde el licor manda y no perdona; así las cosas, como vamos a cambiar la pérdida de valores cuando el mismo estado, sus gobernantes, líderes que buscan votos, y cargos públicos, no ven que ellos están produciendo el mal y el desequilibrio social.

Sigamos emborrachándonos, enriqueciendo las productoras de licor, a los políticos que las manejan, y enterrando a nuestros hermanos, mujeres, niños que caen por la irresponsabilidad del borracho que mata y es absuelto, del delincuente que roba para comprar licor y drogas, de los que venden adulterados y vuelven ciegos a los que consumen. Que viva la fiesta y el disfrute mientras otros están enterrando un cadáver por la irresponsabilidad de un ciudadano ebrio.

Corregir un problema de la cultura popular, acostumbrada a celebrar de todo con licor, es bien difícil. Serán quienes producen este producto los llamados a responder a la sociedad, pues indirectamente se generó un problema social por buscar recursos para la salud y sostener algunos vicios burocráticos.

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