La 'divina providencia' del exprocurador Alejandro Ordoñez no acaba con su destitución

La 'divina providencia' del exprocurador Alejandro Ordoñez no acaba con su destitución

"El Consejo de Estado nos pudo dejar sin Ordóñez pero no puede evitar que su aureola brille para los colombianos perdidos en la oscuridad"

Por: Yeison Gualdrón
septiembre 08, 2016
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La 'divina providencia' del exprocurador Alejandro Ordoñez no acaba con su destitución
Foto: rcnradio.com

Al hombre de los tirantes, al de la palabra pulida –obra de Dios–, al “verbo hecho carne”, mucha carne, no le taparán la boca. El estertor de la voz del procurador Alejandro Ordóñez Maldonado, que siempre será el ‘Procurador’, perdurará en el tiempo, se mantendrá impoluta ante los desmanes venideros que empiezan por la "miseria e injusticia" que traería consigo la paz.

Será la voz, a la vez gangosa e iluminada, de la conciencia. La moral y los valores, que tanto faltan en el país, están resguardados en su lengua, un látigo divino que, aún en el desempleo, se levantará ante los políticos de turno y sus abominables actos que perturban los designios de la Providencia.

La historia de Colombia, si se le puede llamar historia a dos siglos de machete ‘ventiao’, campesinos desplazados y soldados sin extremidades, no ha tenido fecha más triste: el 7 de septiembre del 2016 quedará marcado en el corazón de los homofóbicos, de los que se oponen al aborto, de los que van a las iglesias y dicen ayudar, amar y perdonar al prójimo pero que, justificadamente, prefieren décadas de guerra e infinidad de muertos a un apretón de manos con un guerrillero.

Qué cuentos de 20 de julio, 7 de agosto, 26 de septiembre (día de la firma del blasfemo Acuerdo de Paz con las Farc) o 25 de diciembre. Se le acabó el reinado a Cristo, primogénito del Señor, es el turno para menor de sus vástagos. De hoy en adelante los historiadores deberán usar, para diferenciar la época referida, las siglas a.P. (antes del Procurador) y a.P. (después del Procurador).

Sin embargo, llegado el caso de que Ordóñez fuera el sucesor del hereje Juan Manuel Santos, se usarán las mismas siglas pero se cambiará el sustantivo por “Presidente”. Será lo que Dios pinte y para Ordóñez, según él, se deslizaron pinceladas indefectibles.

Él se expondrá ante las cámaras y grabadoras de periodistas que entre “porro y porro, y pase y pase” lo acusarán como los fariseos acusaron a su hermano el carpintero. Su primera labor, la más urgente: lograr que gane el “No” en el plebiscito del próximo 2 de octubre.

Si lo consigue el mundo verá un nuevo pasaje bíblico en realidad aumentada, algo así como cuando Josué le pidió a Dios detener el sol para manchar el desierto con sangre de los amorreos “hasta que la nación se vengó de sus enemigos” (Josué 10), pero está vez con atención mediática.

De encontrarse con la derrota –que ya conoce por casos como los de Gustavo Petro, Piedad Córdoba y Alonso Salazar– tendrá la posibilidad de dirigir los hilos de la Nación o al menos de ser el presidente de un partido político que acoja sus parábolas como estatutos sagrados para enfrentar la tiranía de las libertades.

Que el futuro Congreso de la República, que además de parapolíticos tendrá en sus sillas a los jefes de las Farc, vaya alistando una carta al Vaticano para iniciar con la beatificación y posterior santificación de Alejandro Ordóñez Maldonado, quien al lado de otro profeta, Álvaro Uribe Vélez, retomarán el curso del navío que se extravió por vientos que ofrecían paz pero que son, para ellos que todo lo saben y todo lo ven, aires calientes que partieron de los mismos infiernos.

El Consejo de Estado nos pudo dejar sin Procurador, sí, mas no puede evitar que su aureola, que iluminó con empleos a familiares de magistrados de la Corte Suprema de Justicia que lo reeligieron, también brille para el resto de los colombianos que están perdidos en este tiempo de oscuridad.

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