De triunfalismos baratos, malos perdedores y culturas inmaduras

De triunfalismos baratos, malos perdedores y culturas inmaduras

A propósito del comportamiento de algunos latinoamericanos en el Mundial de Rusia 2018

Por: fabian andres fonseca castillo
junio 29, 2018
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De triunfalismos baratos, malos perdedores y culturas inmaduras

Cabe aclarar que este texto de opinión no tiene como propósito generalizar, sino más bien dar unos pequeños ejemplos, desde la crítica y el discernimiento, y así evitar llegar a que otros en verdad sí nos metan a todos en un solo costal y nos juzguen con una misma vara.

Durante estos días he venido escuchando, viendo y leyendo en diversos medios de comunicación y sobre todo en las redes sociales sobre la tajante indignación frente una serie de sucesos derivados y ambientados por algunos latinoamericanos (colombianos, argentinos y mexicanos) en el tan aclamado y visto Mundial de Rusia 2018.

Tales sucesos que han llevado a la indignación, al rechazo y a la sanción moral y social han estado a la orden de actos como la quema de una bandera y arengas racistas por parte de hinchas de la selección mexicana a la selección alemana, enfrentamientos violentos por parte de hinchas de la selección argentina con hinchas de la selección de Croacia, y las colombianadas de unos hinchas de esta selección, entrando licor prohibido en el estadio en unos binoculares y el video de unos hombres enseñando malas palabras y tratando mal a dos hinchas de la selección de Japón.

Partiendo de estos ejemplos, y más allá de lo reprochable de estos actos, hechos al fin y al cabo por latinoamericanos, me hace poner a discusión esta pregunta: ¿tales actos son muestra y ejemplo de la cultura y sociedad latina? Partiendo de este interrogante, trataré de responder diciendo que para mí sí lo es, aunque nuevamente poniendo de aclaración que mi posición no es igual a generalización.

Para mí el sí es la afirmación de que como latinoamericanos que somos no debemos desconocer nuestra realidad, y sobre todo lo que podemos y debemos reconocer. Los actos nombrados y sabidos por todos son precisamente esa muestra que debe generar más allá de indignación o doble moral una reflexión y un discernimiento como pueblo y sociedad latinoamericana, ya que más allá de lo cómico, irreverente o "normal" que pueda ser lo sucedido en Rusia, cabe un momento de catarsis en un pueblo que hoy necesita mejores ejemplos y sobre todo un reconocimiento mundial, no por sus actos "normales" sino por sus buenos actos. Cuando hablo de buenos actos, estoy haciendo hincapié en aquellos que generan riqueza de la cultura, identidad a un pueblo, reconocimiento por logros, mérito por la lucha, competencia leal, resiliencia y sobre todo aquello que llaman buen ejemplo.

Cabe decir que las actuaciones de aquellos latinos no son la muestra innata de esta rica región, ya que es por simple obviedad que los latinoamericanos somos personas amantes de mostrar la vecindad, la amistad, la pasión, la diversidad. Sin embargo, no es bueno ser poco realista, ya que lo que merecemos como sociedad es una autocrítica y una reflexión de nuestros actos, y más cuando estos están en contravía con el ser del desarrollo, lo ético y lo que en verdad se debería reflejar.

Es por ello que los actos que encarnan una pasión por el fútbol y que muy bien mostraron unos latinoamericanos son la muestra de eso que hoy por hoy no podemos ocultar, y que está lamentablemente derivado de una cultura que apenas, parafraseando a Eduardo Galeano, está buscando su propia e innata identidad. Por lo tanto no es lógico ocultar que las malas actuaciones de unos mexicanos, argentinos y colombianos son la muestra tácita, sin generalizar, de un pueblo latinoamericano que hoy en día evidencia su pasado de víctima; que considera que todo el mundo está en contra de él; que piensa que los pocos triunfos que se tienen deben estar bajo la luz de la humillación del otro o de su rival; que piensa que la malicia violenta es la muestra de la superioridad y de la grandeza; que cree que la inmadurez, la trampa y el pensamiento burlesco y chabacano es la base del triunfo. Allí está el pensamiento del latino, de ese latino que puede mostrar su mejor cara ante los demás, pero que de una u otra forma todavía tiene vestigios de la incultura, del subdesarrollo inmoral, de las prácticas rudimentarias, del fin justifica los medios y sobre todo, de la cultura del todo vale.

Finalmente, y a modo de conclusión, deseo que esta reflexión como latinoamericanos no quede sosegada a una mera actuación de hinchas que mal o bien representan quienes podemos ser. No esperemos a que un pitazo y un mundial en la quinta porra nos haga reflexionar.

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