La lucha por un salario justo en Colombia

La lucha por un salario justo en Colombia

"El minúsculo aumento del salario mínimo es síntoma de una misma enfermedad: una clase política ineficiente y clientelista que le da miedo gobernar"

Por: Cristian Ortega
enero 13, 2016
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La lucha por un salario justo en Colombia

Todos los años, las centrales obreras y los gremios empresariales se reúnen para llegar a un acuerdo sobre el aumento del salario mínimo. En los últimos años este aumento tuvo que ser decretado por el Gobierno Nacional. Al ser los gremios empresariales los que financian las campañas electorales de dicho Gobierno, no es de extrañar que el aumento estuviese más del lado de los empresarios.

La propuesta de los empresarios fue de 6,7% y la de los trabajadores de 12%. ¡Vaya descarados agalludos los obreros! como siempre queriendo empobrecer al gran empresario que les da trabajo y no deja que se mueran de hambre como el 9,1% de personas que viven con ingresos que los sitúan en la indigencia. El 98% de las empresas en Colombia son PYMES y no son culpables sino victimas de las mismas políticas económicas fracasadas. El aumento final fue de 7% con un aumento real de 0,23% lo que significa al mes 1.583 pesos. La situación se agrava si consideramos que el aumento de la inflación en los sectores más bajos de la sociedad fue de 7,26% , es decir, le están robando el 0,26% del salario a 1,7 millones de afortunados que viven con el salario mínimo y digo afortunados por que el 42% de los colombianos recibe menos de un salario mínimo, los podemos ver en todas las ciudades del país, son a los que llamamos luchadores o independientes.

Estas son las cifras de lo que sube con el salario mínimo:

Crédito: http://www.datosmacro.com/ipc-paises/colombia

Crédito: http://www.datosmacro.com/ipc-paises/colombia

Es por ello que estamos al borde de otro paro, de más manifestaciones, de un nuevo estallido social. No es de extrañar en un país que vive de crisis en crisis, de la educación superior, de la salud, de la magistratura, del campo, de la gasolina. Todos son síntomas de una misma enfermedad, una clase política ineficiente, clientelista y una oposición sin vocación de poder que le da miedo gobernar. Cuando digo oposición no me refiero al Centro Democrático, representante del mismo modelo económico extractivista y depredador de la naturaleza. En términos simples debe quedar claro que en lo económico, el Centro Democrático es el mismo perro pero con moño.

Tenemos en Colombia la realidad invertida: en vez de pagar salarios a la gente para que pueda consumir o salir adelante, el sector privado, por culpa de las malas políticas económicas del Gobierno, está pagando salarios de miseria que solo alcanzan para sobrevivir, nunca para ahorrar, nunca para consumir, nunca para invertir pero siempre obligando al asalariado a buscarse una manera ingeniosa para llegar a fin de mes.

El modelo extractivista y depredador fracasó y esto tiene que quedar claro. La intención del Gobierno-- al ubicarse como un gran exportador de materias primas dejando a un lado la industria nacional, el campo y el mercado interno-- lo único que hará es mantener a Colombia en el subdesarrollo. Como dijo el gran caudillo Jorge Eliecer Gaitán hace ya 67 años "Yo sé cuál es el lenguaje de los oligarcas, ¡Yo sé cuál es!, yo sé que ellos no conciben sino una manera de unión nacional. La perpetuación del estado de injusticia presente" 

Cifras de exportaciones e importaciones de nuestro país. Crecimos en plátanos:

Crédito: http://interwp.cepal.org/cepalstat/Perfil_Nacional_Economico.html?pais=COL&idioma=spanish

Crédito: http://interwp.cepal.org/cepalstat/Perfil_Nacional_Economico.html?pais=COL&idioma=spanish

El salario mínimo debe estar por encima de las cifras de inflación y debería reconocer la productividad-- más parte del crecimiento económico del país-- con el fin de que el crecimiento económico sea de carácter distributivo y no solo se quede en las clases más altas. Lo último es opinión personal. La CUT añade a la inflación una pérdida de 4,7% de poder adquisitivo del salario por cuenta de estos aumentos miserables en los últimos 15 años. Ahí encontramos el sentido a la cifra del 12%  que proponen las centrales obreras; en realidad es matemática de coquito: 7% de inflación más 4,7% de pérdida de poder adquisitivo en los últimos 15 años por cuenta de estos aumentos y un 0,3% de aumento a la productividad. Se puede concluir que un aumento del 12% no es exorbitante; es una propuesta de justicia elemental con esos 1.7 millones de colombianos que sabemos que sobreviven con el salario mínimo y con el 42% de los otros colombianos que no sabemos cómo sobreviven con menos de 689.954 pesos.

El 42% de colombianos, junto con los 1.7 millones que viven del salario mínimo, aumentará su indignación si les siguen quitando el ya ínfimo nivel de ingreso que tienen. Esto puede resultar en un estallido  grande de los sectores sociales afectados o frustrados con anteriores paros. La mera movilización no será suficiente para cambiar el nivel de injusticia presente de forma radical. Hace falta además de movilización esporádica y reaccionaria, un movimiento político, un movimiento ciudadano, una disputa electoral que en últimas es la disputa por el poder. Menos tamales y mas cultura política: que la apuesta sea el ciudadano educado.

Por último un fragmento de un economista muy brillante al que muchos aluden cuando les conviene defender el libre mercado.

 

 *[...] ¿Esta mejora en las condiciones de las clases inferiores del pueblo debe considerarse ventajosa o perjudicial para la sociedad? La respuesta a primera vista parece muy sencilla. Los criados, los trabajadores y los operarios de todas las categorías constituyen la mayoría en toda sociedad política de importancia. En consecuencia, no puede ser perjudicial para el todo social lo que aprovecha a la mayor parte de sus componentes. Ninguna sociedad puede ser floreciente y feliz si la mayor parte de sus miembros son pobres y miserables. Es, por añadidura, equitativo que quienes alimentan, visten y albergan al pueblo entero participen de tal modo en el producto de su propia labor que ellos también se encuentren razonablemente alimentados, vestidos y alojados.

*Fragmento de la riqueza de las naciones de Adam Smith

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