Los cuatro errores que arrastran a Petro a un colapso electoral

Los cuatro errores que arrastran a Petro a un colapso electoral

La última medición del Centro de Consultoría muestra que Petro tiene 17 % de intención de voto. Es decir, ha perdido un 30 % de su potencial electoral. ¿Por qué?

Por: Édgar Giraldo Alzate
septiembre 24, 2021
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Los cuatro errores que arrastran a Petro a un colapso electoral
Foto: Leonel Cordero

#1 Hacer una campaña demasiada larga

Una cosa es mantener el debate encendido durante dos o tres años y otra muy distinta aplastar el acelerador a fondo durante todo el tiempo y haciendo virajes bruscos y reversazos en las curvas cerradas. Los teóricos y estrategas políticos aconsejan gastar toda la pólvora en los últimos meses. Un político curtido conoce de sobra que las campañas se ganan en los 90 días finales, con un mensaje muy claro.

Una campaña larga y en solitario es una estrategia muy costosa que ocasiona un desgaste innecesario, pues el fuego de las palabras se apaga muy rápido. Esto obliga al candidato a prometer el oro y el moro, a criticar todo y alcanzar la tierra prometida, al estilo de los predicadores cristianos. A la larga este error lo llevó a crear un mensaje muy simplista, pero peligroso, para mantener la llama encendida y caer en la siguiente trampa:

#2 Estimular la polarización, en vez de alejarse de ella

Hay que considerar que el petrismo y el uribismo se necesitan mutuamente, puesto que el odio del uno genera el crecimiento del otro.  Hasta las últimas elecciones presidenciales, la polarización política era del 50/50; sin embargo, las encuestas más recientes demuestran que se ha estado formado un centro ideológico vacío, con los desencantados de los partidos tradicionales, que se ha ido fortaleciendo a costa de los extremos.

El petrismo dejó de crecer y el uribismo empezó a reducirse, lo cual indica que para la época preelectoral tendremos tres franjas electorales, cada una con un tercio de los votantes.

Uribe, un zorro viejo, fue el primero en darle una lectura adecuada a este tema de la centralidad política, para llamarla de alguna manera, y hábilmente se corrió a un lado. Él fue el primero en olfatear esa arena movediza y hábilmente la cruzó por la orilla y tomó algunas medidas muy astutas. En ese orden de ideas, efectuó las siguientes movidas:

Lanzó a Duque en brazos de Gaviria y de paso le dio un respiro a su maltrecha presidencia, y según sus propias palabras, no está interesado en colocar a ningún candidato y su único interés es velar por la transparencia del proceso. Al hacerse a un lado, desarmó a Petro, quien ya no tuvo a quién lanzarle sus guijarros. Para rematar su estrategia ajedrecística propuso una amnistía general, que nadie esperaba.

Alejandro Gaviria, un zorro con crespos y liberal hegeliano, también se inspiró en este centro político y ahora intenta demostrar que no es liberal, aunque el expresidente Gaviria ya lo bendijo y Vargas Lleras probablemente hará lo mismo. (Por supuesto que ninguno de los dos esperan nada a cambio).

Él en el fondo de su corazón espera que todo el partido lo apoye, y no sea que lo dejen con los crespos hechos; quiere aparecer como un outsider alejado de la derecha y se declaró independiente, abjuró de los partidos tradicionales y destapó su ateísmo.

Este ateísmo ocasionó de carambola que Petro para neutralizarlo proclamara en Barranquilla que era tan católico como el cura Hoyos. De paso cayó en un hoyo negro ideológico del cual no podrá salir tan fácil: ¿cómo explicar ahora su apoyo a los LGTB, al aborto, a la expropiación? ¿O será que está jugando al todo vale?

Como vemos, Petro, el más calvo de los tres zorros, tiene la peor lectura del “centro” y le dio una interpretación meramente estadística. Como el mapa de posicionamiento mostraba un hueco en dónde meterse, sin ninguna consideración ideológica se refugió en esa cueva de arena movediza sin medir las consecuencias. Entonces por huir de los osos cayó en el siguiente error:

#3 Rodearse de amigos indeseables

Petro sabe muy bien que una izquierda recalcitrante nunca ganará una presidencia, no solo por lo difícil que es juntar tantas facciones irreconciliables, sino también porque el electorado está cansado del mensaje guerrerista como lucha política, como lo ha demostrado en su rechazo a las Farc y al vandalismo de la recientes marchas.

El actual lío judicial de Gustavo Bolívar, tan mal manejado por el implicado, lo convierte en una mala compañía y con él completa su tripleta de “amigos indeseables” al lado Benedetti y Barrera. Asociarse a estos dos personajes fue una jugada bastante riesgosa que lo llevó a traicionar su cacareada bandera contra la corrupción.

Bolívar trata de vender una imagen de revolucionario cristiano que no combina con la realidad. De hecho, él es un millonario que trata de dirigir la sedición desde su palacio en Miami. El hecho de ser un fanático religioso y anarquista, que se autoproclamó líder de la primera línea, lo hace más parecido a Trump que a cualquier socialista. Para terminar de desdibujar su imagen, ahora aparece el video de Bruno Díaz, en el cual lo acusa de haber robado 200 millones a su hijo, que se ha hecho viral en las redes sociales.

Esto de posar como centrista y “creyente católico” es un fardo muy pesado y difícil de ocultar. Además, para el votante mayor de 50 años es muy duro de aceptar que los dedos que antes brillaban una AK47 ahora aparezcan acariciando un rosario. Por una razón similar, los católicos aún recuerdan que Mockus cometió la payasada de casarse en un circo y ahora el inocente exmonaguillo carga su INRI de “ateo de por vida”, razón por tal razón perdió la elección frente a JM Santos, pues en un país de católicos con la religión no es prudente jugar.

El hecho de que haya sido amnistiado solo significa que la justicia sufre de alzhéimer, pero esto no implica que los votantes también.

Recuérdese que tan pronto se inició del gobierno de Duque, Petro anunció que a partir del día siguiente habría manifestaciones diarias, como en efecto ocurrió. Luego, cuando las movilizaciones se salieron de control y habían incendiado las ciudades, el candidato dio marcha atrás y negó su liderazgo en ellas.

#4 Creerse ganador haciendo cuentas alegres

Si Petro se tomara el trabajo de analizar en su calculadora, los ocho millones de votos que clama como votos para su movimiento, y les resta las alianzas con Claudia y Antanas, notará con horror que quedó en los meros rines. Y si además mira con detenimientos los videos de las marchas recientes, descubrirá que la bulla, los retenes y los bloqueos fueron efectuados por niños menores de 15 años e indígenas, ninguno de ellos con potencial electoral. También descubrirá que la costa atlántica, otro de sus supuestos fortines, estuvo notablemente apática durante el paro nacional, del cual ahora reniega.

La última medición del Centro Nacional de Consultoría, en el ámbito nacional, efectuada entre el 3 y el 8 de este mes de septiembre, para las elecciones de 2022, muestra que Petro cuenta con un 17 % de intención de voto; luego de tener el 25 % en mayo y el 21 % en junio. Es decir, ha perdido un 30 % de su potencial electoral, según la misma fuente.

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