Durante la campaña presidencial de Donald Trump a la Presidencia de los Estados Unidos, se difundió ampliamente un video, en el que por entonces candidato criticaba severamente a la administración de Joe Biden. Trump afirmaba que al término de su primer mandato Venezuela se hallaba al borde del colapso, “nos hubiéramos apoderado de ella, nos hubiéramos quedado con todo ese petróleo. Y ahora… compramos ese petróleo a Venezuela”.
De acuerdo con Trump, los demócratas lo habían echado todo a perder. Semejante confesión no dejó duda alguna sobre sus intenciones en caso de que llegara a ganar la presidencia de los Estados Unidos. Venezuela tendría que caer bajo su poder, ser tomada, como lo expresó Teodoro Roosevelt con relación a Panamá en 1903, cuando los Estados Unidos le arrebataron a Colombia no sólo el futuro canal sino un departamento entero.
Lo que no pueden perdonarle a la revolución bolivariana es el hecho de haber modificado las reglas de juego en materia de repartición de los beneficios derivados de la explotación petrolera. Antes, sobre todo tras la nacionalización del hidrocarburo cumplida por Carlos Andrés Pérez, las compañías norteamericanas, pese a la mencionada nacionalización, se quedaban con el 82 por ciento. Con Chávez la proporción cambió, sesenta por ciento para Venezuela.
De remate, en Venezuela fue descubierta, en la llamada franja del Orinoco, la mayor reserva petrolera del mundo, calculada en 300.000 millones de barriles, una cifra que, ante la certeza de que el petróleo se agotará en unas décadas, representa una garantía invalorable de muchos años para quien se de el lujo de poseerla. Así que el trasfondo de las sanciones, bloqueo y conspiración contra Maduro es más transparente que el agua de un manantial.
Los Estados Unidos lo han intentado todo, desde el golpe frustrado contra el presidente legítimo Hugo Rafael Chávez Frías aquel 11 de abril de 2002, hasta la actual flota naval y aérea en el Caribe bajo el pretexto de combatir el narcotráfico proveniente de Venezuela. Por cierto, desde aquel intento de golpe, que costó la vida a centenares de venezolanos, ya María Corina Machado apareció firmando la declaración de reconocimiento al presidente espurio Rafael Carmona Estanga.
Es decir, la por entonces diputada de la Asamblea Nacional, ya conspiraba contra la nueva Constitución y el gobierno elegido legítimamente, sin importarle que para conseguir sus propósitos coincidentes plenamente con los del gobierno de George Bush, la violencia y el crimen fueran desatados contra el pueblo de su propio país. Vale la pena tener presente esta conducta, repetida en adelante en cada una de las maniobras para derrocar la revolución chavista.
La señora María Corina Machado, convertida por la ultraderecha norteamericana, latinoamericana y europea en un adalid de la lucha por los derechos humanos y la democracia en su país, es en realidad una aliada incondicional de Washington en todos y cada uno de sus planes por apoderarse del petróleo y las demás riquezas minerales de Venezuela, que son muchas. El gigantesco aparato de propaganda occidental, en manos sionistas, además, juega su rol en eso.
El diario La Jornada, de México, recuerda que, en 2014, junto a Leopoldo López y Antonio Ledezma, Machado planificó y promovió las movilizaciones violentas que buscaban hacer caer el gobierno de Maduro mediante quemas en calles, de instituciones, asesinato de personas y ataques a regimientos militares. El saldo de este episodio fue de 43 venezolanos asesinados y cientos de heridos. ¿Alguien así puede ser premiado con un Nobel de Paz?
La trama fue repetida en 2017, bajo el impulso de Machado y aliados con saldo de 150 muertos y miles de heridos. En octubre de 2018, la dirigente invocó a la comunidad internacional para que aplicara en Venezuela la figura de la Responsabilidad de Proteger, un principio de doctrina que se traduce en la intervención militar extranjera de un país, petición que se actualizó en 2019 en medio del Plan Guaidó. Sus declaraciones y hechos no han sido secretos.
Machado ha aplaudido las sanciones económicas y el bloqueo decretado contra su país por los Estados Unidos
Son públicos, como su carta a Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel en 2018, suplicándole que su país, al igual que la Argentina de Macri, intervinieran militarmente contra el gobierno de Venezuela. De la misma manera, la Machado ha aplaudido las sanciones económicas y el bloqueo decretado contra su país por los Estados Unidos desde 2015, pese a sus consecuencias han sido desastrosas para el pueblo venezolano, condenado a la escasez y el hambre.
Son esas sanciones ilegales las responsables además de la migración masiva de venezolanos, envenenados por la propaganda contra el gobierno de Nicolás Maduro. Los Estados Unidos, que la promovieron, ahora deportan, considerándolos alimañas, a los pobres venezolanos. La Corina le dedicó su premio a Trump. El presidente que militarizó el Caribe y amenaza con invadir a su país. Se trata de una vergüenza mundial, sin importar que la aplaudan los que sabemos.
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