El Hotel Mamá
Opinión

El Hotel Mamá

Por:
agosto 30, 2013
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.

Dos huevos fritos blanditos, una arepa de las de queso mozzarella por dentro, untada de mantequilla con sal y dos o tres lonjas de queso cuajada de ese que viene en el empaque que tiene la vaquita azul;  jugo de naranja, café con leche  —más leche que café—, papaya, piña y fresas. Todo organizado a manera de Tetris en una bandeja y puesto en frente del televisor. Mágicamente una vez terminado el desayuno, el cuarto y la cama están ya organizados y limpios, la ropa que la noche anterior quedó en el piso, ahora no está y tres días después reaparece en el closet doblada impecablemente. Antes de las diez de la mañana se puede escoger el almuerzo que se desee, casi que a la carta. Pollo, carne o pescado, en salsa bechamel con champiñones, salsa agridulce o cualquiera de las infinitas combinaciones que la nevera te puede dar. Arrocito pegotudo, papas fritas o papa criolla, papa de paseo, papa rellena, sea como sea, la nevera del Hotel Mamá no sabe de paros campesinos ni se ve afectada por las protestas de los paperos, siempre está llena de todos los productos agrícolas habidos y por haber.

En el Hotel Mamá no hay horarios de atención, ni horarios de comidas, tranquilamente se puede desayunar a las dos de la tarde y almorzar a las seis, no hay problema. Si se trasnocha y desea entrar a su habitación, no se preocupe, la puerta de este hospedaje nunca se cierra, el tapete de bienvenido siempre está puesto. Y si se tiene alguna duda o inquietud, queja o reclamo, mejor resérvesela, no vaya a ser que a los dueños de este lujoso albergue les dé por desalojarlo.

Si se hospeda más de lo recomendado en este hotel, se corre el riesgo de ser apodado con varios sobrenombres que pueden perdurar  para siempre y arruinar  tus posibilidades de éxito con las mujeres (para las mujeres no aplica tanto pues los hombres no son tan selectivos, con tal de que el cuarto de la niña se encuentre retirado del de los papás, no hay ningún problema): Bon-Bril, mantenido, hijo de papi, vago, perezoso, inútil, niño grande, etc., etc. Estos seguirán como grilletes hasta que se libere por fin del yugo del Hotel Mamá. Sin embargo, hay quienes prefieren aguantar el peso de los apodos y continuar viviendo como príncipes o princesas en un reino hecho a su medida. Las comodidades son infinitas, las atenciones nunca faltan y todo en la vida resulta más fácil y llevadero. ¿Arriendo? ¿Administración? ¿Servicios? Los huéspedes de este hotel no conocen qué es pagar una cuenta o qué es pelear con el administrador para que le dé unos diítas más, nunca les han cortado la luz ni el agua y no saben qué es bañarse con agua fría porque la factura roja del gas nunca se pagó. De vez en cuando se les exige que saquen a pasear al perro, que tiendan la cama los domingos o laven la loza por la noche, pero esas son las únicas responsabilidades y compromisos que conocen los huéspedes de este mágico hotel.

Pero no se confíen, no todo es color de rosa ni huele a Glade de fruticas. Este Hotel tiene la facultad de arruinarte la existencia y malacostumbrarte a una vida fácil y tranquila. Primero, los inquilinos que permanezcan en este hotel por más de la edad esperada por sus dueños, tendrán que lidiar con ser el intermediario de peleas, discusiones y alegatos que surgen de la nada, tendrán que escoger entre encerrarse en su habitación o ser el psicólogo de la familia. Si no resuelve nada, tranquilo que igual eso al otro día ya es caso olvidado, son solo puestas a prueba de la integridad física y moral que se requiere para permanecer ocupando con tu perezoso trasero  esa habitación que bien podría ser un gimnasio, un cuarto de billar o una man-cave para el dueño y señor de la guarida. Segundo, y como ya lo mencioné previamente y que vale la pena resaltar, serás el hazmerreír de los amigos “independientes” que por envidia recelan tu condición. Para siempre serás tildado como el perrito faldero de tu madre, el baby, y te pellizcarán los cachetes en tono de burla y harán de tu vida una tortura constante. Además, tu mojo bajará unos cuantos puntos cuando entres a escondidas a la hembrita que te levantaste en el bar y se dé cuenta que está caminando en puntillas para no despertar a tus padres. A veces el cuarto de la empleada es la mejor y la peor opción que tienes para consolidar la vuelta. Procura dejar tendido todo de nuevo y cerrar la puerta principal de la forma más silenciosa posible, y dale mínimo veinte mil pesos para el taxi para que no se queje y haga bulla y porque las llaves del carro están en la inalcanzable mesa de noche de tu madre.

En este hotel, como el Hotel California, si permaneces mucho tiempo hospedado, nunca podrás salir. Aunque no tengas ninguna necesidad, aunque no te sean relegadas responsabilidades, y aunque tengas comida y cama 24/7, ese estilo de vida terminará por consumir todas tus ganas de progresar, de buscar un rumbo propio y te convertirá de una vez por todas en el inútil de los apodos. Así que alquila un apartamento lo más cerca posible al Hotel Mamá y continúa disfrutando de los beneficios que este te trae, sin la presión y el estigma social que te acosa día a día.

Sigue a Las2orillas.co en Google News
-.
0

Aquí y ahora

Jo Jo ¡Jodidos!

Los comentarios son realizados por los usuarios del portal y no representan la opinión ni el pensamiento de Las2Orillas.CO
Lo invitamos a leer y a debatir de forma respetuosa.
-
comments powered by Disqus
--Publicidad--