Bogotá cerró 2025 con una de las decisiones más determinantes para su hoja de ruta en infraestructura: la aprobación del presupuesto distrital para 2026. El Concejo de la ciudad dio luz verde, con una amplia mayoría, a un paquete de recursos que asciende a 40,4 billones de pesos y que marca el ritmo de las obras que la capital espera ver concluidas y puestas en funcionamiento el próximo año. En ese mapa de prioridades, la movilidad y la salud se quedaron con la mayor tajada, una señal clara de hacia dónde apunta la administración distrital en un momento en el que la ciudad sigue enfrentando cuellos de botella históricos en su red vial.
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El sector movilidad concentrará 9,2 billones de pesos, de los cuales una porción clave, 2,4 billones, se destinará directamente a infraestructura. Allí entra en juego el Instituto de Desarrollo Urbano, la entidad encargada de ejecutar buena parte de las obras que hoy están en marcha y que, si los cronogramas se cumplen, deberán ser entregadas a lo largo de 2026. El plan contempla la intervención de más de 80 proyectos en distintos puntos de la ciudad, con impactos que van más allá del tráfico y alcanzan la seguridad vial, el espacio público y la calidad de vida en barrios que han convivido durante años con frentes de obra abiertos.
Dentro de ese universo de intervenciones, hay 17 proyectos que ya están en ejecución y que el Distrito espera culminar el próximo año. Son obras de distinta escala, algunas de ellas largamente esperadas por comunidades que han visto pasar administraciones sin soluciones definitivas. Entre las más emblemáticas está el TransMiCable de San Cristóbal, una infraestructura que busca transformar la movilidad en una de las localidades con mayores dificultades de acceso y que promete reducir tiempos de desplazamiento para miles de personas que hoy dependen de trayectos largos y fragmentados.
A ese proyecto se suma el puente bicipeatonal de la avenida Boyacá con el canal Salitre, una obra pensada para integrar la movilidad no motorizada en un corredor clave del occidente de la ciudad. También figura el puente vehicular de la calle 153 con autopista Norte, una intervención estratégica para aliviar uno de los puntos más congestionados del norte de Bogotá, donde confluyen tráfico local, intermunicipal y de carga.
El paquete de entregas incluye, además, varios tramos de la avenida Ciudad de Cali, específicamente los tramos 1, 3 y 4, una vía que ha sido intervenida por etapas y que resulta fundamental para mejorar la conectividad en el suroccidente de la capital. En la zona industrial de Puente Aranda, los grupos 3 y 4 de obras avanzan con el objetivo de optimizar la circulación en un sector clave para la actividad productiva y logística de la ciudad.
En el oriente, la renovación de la calle 85 entre las carreras 7 y 11 apunta a ordenar el tráfico y el espacio público en una de las zonas con mayor actividad comercial y de servicios. Algo similar ocurre con la calle 73, entre la carrera 7 y la avenida Caracas, donde la intervención busca mejorar la movilidad y la seguridad vial en un corredor de alta demanda.
Otras obras incluidas en la lista de entregas para 2026 son la calle 79B entre las carreras 5 y 7, la avenida Laureano Gómez entre las calles 170 y 193 y un conjunto de ampliaciones y adecuaciones en estaciones del sistema vial del norte de la ciudad. Entre ellas están el grupo 5 de estaciones, la estación 187 en el costado oriental de la autopista Norte y la terminal norte en su costado occidental, intervenciones que buscan responder al crecimiento sostenido del tráfico en ese sector.
Un capítulo aparte lo ocupan las obras de la avenida carrera 68, uno de los corredores más intervenidos en los últimos años. Allí se espera entregar varios grupos de obra, entre ellos los grupos 2, 3, 4, 6 y 9, que en conjunto representan una transformación profunda de esta vía, clave para la movilidad transversal de la ciudad y para la articulación con otros grandes proyectos de transporte.
La apuesta de la administración distrital no se limita a cerrar obras heredadas o en curso. Paralelamente, se avanzará en estudios y diseños de nuevos proyectos que sentarán las bases de futuras intervenciones. Entre ellos están el puente vehicular de Tibanica, en la localidad de Bosa, la avenida Las Villas en Suba y las avenidas Santa Bárbara y Contador en Usaquén. Estos proyectos responden a necesidades detectadas en distintas zonas de la ciudad, donde el crecimiento urbano ha superado la capacidad de la infraestructura existente.
Con la entrega de estas 17 obras en 2026, el Distrito completaría un total de 32 proyectos de infraestructura culminados y puestos en funcionamiento durante los dos primeros años del gobierno actual, si se suman las 15 iniciativas que ya fueron entregadas en 2025. La cifra refleja un esfuerzo por acelerar la ejecución y cerrar frentes que durante años fueron sinónimo de retrasos, incomodidades y sobrecostos.
Desde la Alcaldía se reconoce que, pese a los avances, Bogotá sigue enfrentando problemas serios de movilidad en varios corredores. Las afectaciones al tráfico han sido evidentes en distintas zonas, producto tanto de las obras como de la presión constante de una ciudad que crece en número de habitantes y vehículos. La estrategia ha sido acelerar los ritmos de construcción, incluso duplicando la velocidad de ejecución en algunos frentes, para reducir los tiempos de afectación y cumplir con los cronogramas establecidos.
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